martes, 12 de mayo de 2015

Cuentos "Taoíslas": Don Antonio Sosa, wu wei, y la longevidad.

Pocos creen cuando conocen que don Antonio Sosa, del arroyo Largo, tiene 102 años. Lo  ven jovial, fuerte, ágil y sonriente en el corredor de su casa mirando el agua pasar.

Sus perros y gatos yacen a su lado sin estorbar la paz del islero que toma mate sin que los mosquitos lo piquen.



-Nunca me he esforzado, ni he forzado nada,- repite don Antonio cuando se le pide la receta de su longevidad.

-¿Cómo no?, pregunta atónito el curioso, -si siempre lo vemos hachando, cortando junco, podando, pelando mimbre, tejiendo, construyendo, trabajando duro?

-Yo aprendí del río, de las plantas y los animales, esa fue mi escuela. Ellos nunca se esfuerzan porque hacen sólo cuando es el momento preciso. La naturaleza tiene su ritmo y las mudanzas su vaivén. Los bichos y las plantas “cabalgan” sobre esa “corriente”, y fluyen sin esfuerzo y todo lo resuelven sin hacer nada. Así cumplen con su ciclo vital natural, y no entorpecen el original desempeño del Tao.

Yo trabajo todo el día y sin embargo no hago nada. Yo resuelvo sin intervenir, y las cosas se arreglan solas. El junco se corta con agua baja, y se tiende a secar en el verano para que el sol haga todo el asunto. El que lo realice distinto sólo se cansará y arruinará su labor.

Se podan las plantas en invierno porque ellas entonces duermen y para tener leña seca en el siguiente año. Mi rancho es de sauce cortado en luna menguante, y hace tiempo que no he de apuntalarlo.

Todo lo que se ha hundido se saca en la bajante, y la canoa sale del agua para reparación el día de marea sin ningún esfuerzo.

Los brotes de mimbre se cortan al año en invierno  y se los vuelve a clavar hasta que la primavera les da su flexibilidad para pelarlo fácil. Tejer el junco seco es romperlo, se acomoda dócil ante mis manos si está humedecido para tal fin.

Si hay agua alta no se hace un muelle ese día, ni se  clava un piso de tablas bajo la lluvia porque se arruinará. Conviene no imponerse y esperar. Más bien cocinar conservas ese día en casa.

El tonto que quiere resultados, no cesa de intervenir con su ego, inventando para sí y los demás, apuros y razones, rompiendo la armonía natural que existe por sí misma en las cosas.

Yo no busco resultados, sino que ellos son el fruto que cae maduro ante mi por saber ser oportuno junto al Tao y no hacer nada. Mi no hacer nada es dejar que las cosas corran a su tiempo sin pretender imponerme, sino ir, y solo tomarlas en el momento indicado. Parece un gran esfuerzo, pero lo cierto es que mi único trabajo ha sido el de observar, entender, eliminar mi torpe ego que se sueña importante, necesario y sabio, y pasar a ser sólo una nota musical más en el concierto de la vida isleña que me rodea por todas partes y en cada momento de la vida.





miércoles, 6 de mayo de 2015

Chuang Tzu, los libros, las palabras y lo que no puede decirse.

El Tao estimado del mundo está en los libros. Los libros no son más que palabras, y las palabras tienen algo por lo que se las puede estimar. Lo estimable en las palabras es la idea. Las ideas tienen un objeto, pero el objeto de las ideas no se puede expresar con palabras. Mas como el mundo estima las palabras, las transmite por medio de los libros. Aunque estimados éstos por el mundo, no los tengo yo por dignos de estima. Pues lo que se estima no es lo verdaderamente estimable. Al igual que lo que se puede ver son las formas y colores, y lo que se puede oír son los nombres y sonidos. ¡Lástima! Imagina el mundo que por las formas y colores, por los nombres y sonidos, es posible conocer la realidad de las cosas. Pero la verdad es que por las formas y colores, por los nombres y los sonidos, no es posible conocer la realidad de las cosas, y por eso el que sabe no habla, y el que habla es que no sabe.



Hallábase el duque Huan leyendo en el piso de arriba de su residencia, mientras debajo el carretero Bian labraba una rueda. Dejó éste el martillo y el escoplo, subió al piso de arriba y preguntó al duque Huan: "Osaría preguntar al duque qué se dice en lo que está leyendo."

-Son dichos de hombres sabios- respondió el duque.

-¿viven aún esos sabios?-preguntó el carretero.

-¡Están todos muertos!- exclamó el duque.

-Pues entonces, lo que lee el señor son los posos de los antiguos hombres.

-Cuando mi persona lee-dijo el dique Huan-, ¿Cómo osa un carretero opinar a su antojo? Si eres capaz de darme razón de tus palabras, pase, que como no puedas, he de ordenar tu muerte.

-Vuestro siervo-dijo el carretero- ve las cosas desde la experiencia de su oficio. Cuando labra una rueda, si la hace holgada, entra suave pero no queda bien sujeta; y si estrecha, queda dura y no entra. Ni holguras ni estrecheces, sino lo que conviene a la mano y responde a la mente. La boca no puede declarar ese arte misterioso que hay entre los dos extremos. Vuestro siervo no ha podido comunicárselo a su hijo, ni el hijo de vuestro siervo ha podido comunicárselo a su hijo, ni el hijo de vuestro siervo aprenderlo de su padre. Por eso a los setenta años sigue vuestro siervo labrando ruedas. Cuanto los antiguos hombres no pudieron transmitir ¡está tan muerto como ellos! De modo que lo que lee el señor son los posos de los antiguos.

Del libro de Chuang Tzu, libro XIII "El Tao del cielo".


martes, 5 de mayo de 2015

365 Meditaciones Taoístas. Nº 10: Desastre

Un pensamiento para cada día, del libro "365 Meditaciones Taoístas", de Deng Ming Dao.

Traducción, Karin Usach. 

X
Desastre
Noche negra y muda,
Fuego repentino.
Destrucción.



El desastre golpea en su propio momento. Es tan aplastante que no podemos hacer otra cosa que aceptarlo. Altera el curso de nuestros días, nuestro trabajo, nuestro pensamiento mismo. Aunque es tentador resentir el desastre, no es muy útil hacerlo.

No podemos decir que el desastre actuó con malicia contra nosotros, aunque pueda haber sido mortal, y es difícil decir que ha “arruinado” nuestros planes: De un golpe cambia las bases mismas del día.

El desastre es natural. No es la maldición de los dioses, no es un castigo. El desastre resulta de la interacción de fuerzas: el terremoto de las presiones en la tierra, el huracán del viento y la lluvia, incluso el fuego accidental producido por una chispa. Nos urge preguntar “¿Por Qué?” en la estela de un gran desastre, pero no debemos dejar que la superstición interfiera con la aceptación desapasionada. No hay ningún dios enviándonos destrucción.

Los desastres pueden cambiarnos profundamente, pero pasarán. Debemos ser fieles a nuestras más profundas convicciones y recordar nuestras metas. El que permanezcamos cenizas o nos convirtamos en el fénix depende de nosotros.


lunes, 4 de mayo de 2015

Las islas nacen del río y vuelven a él a su debido tiempo

Toda la isla posee imponente belleza y exuberancia. Todo crece, cambia y muere, sin que nada permanezca jamás sin mudanzas.

El río no se jacta jamás de su creación, a pesar de que hasta la más pequeña criatura isleña le debe a él su existencia. Todo lo ha traído el río, a todos nutre y alimenta, y nunca hace alarde de eso. Por el contrario, siempre elije el lugar más bajo para ir silencioso por él.



Todos en la isla, bichos, plantas y hombres viven y mueren y son contenidos por el agua.

El río nos abraza y nos transforma, como el Tao, sin forma ni rigidez las islas salen de él y vuelven a él. Nosotros en ellas dormimos, y no podemos darnos cuenta de esto. Solo al Despertar, cuando logramos percibir sin palabras la fuerza espiritual del ciclo natural de las islas, entendemos que somos una ínfima partícula de todo ese imponente concierto verde.



sábado, 2 de mayo de 2015

Decrecimiento: Entrevista al profesor Carlos Taibo

No podemos seguir produciendo a costa de los recursos limitados del planeta, de los ciudadanos del Tercer Mundo o incrementando el cambio climático. Decrecer es necesario y supone un cambio de valores, como desarrolla Carlos Taibo en su libro 'En defensa del decrecimiento'.

El decrecimiento es el futuro. Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política en la UAM. La crisis existente se centra en la economía, pero no es la más importante a la que asistimos.

 Por Marta Iglesias para Revista Fusión.





-¿Qué hay más allá del descalabro financiero?

-Creo que hay como poco otras tres crisis importantes. La primera se llama cambio climático, que es un proceso ya activo que no tiene ninguna consecuencia saludable. La segunda es el encarecimiento inevitable en el corto y medio plazo de la mayoría de las materias primas energéticas que empleamos y la tercera y ultima, por dejar las cosas ahí, es la sobrepoblación que afecta a buena parte del planeta. La crisis financiera es la única que interesa a nuestros medios de comunicación y a nuestros gobernantes y creo que se ha traducido en un retroceso visible en el tratamiento de las otras tres. Algo que me aconseja concluir que el escenario es realmente muy delicado.

-¿Por qué afirma que “desde la economía oficial se confunden interesadamente crecimiento y bienestar” y por qué considera falsa esa afirmación?

-Uno de los grandes mitos de la economía oficial es el del crecimiento. La economía oficial dice que el crecimiento genera cohesión social, que facilita el asentamiento de los servicios públicos y que dificulta el crecimiento del desempleo y de la desigualdad. A mí me parece que sobran las razones para cuestionar todo esto. El crecimiento económico no provoca necesariamente cohesión social, y se traduce a menudo en agresiones medioambientales literalmente irreversibles, facilita el agotamiento de recursos escasos que no van a estar a disposición de las generaciones venideras y nos sitúa en un marco de un modo de vida esclavo que nos aconseja concluir que seremos más felices cuantos más bienes acertemos a consumir. Todas estas “verdades” merecen ser cuestionadas hipercríticamente.



-¿Qué efectos negativos planetarios ha tenido el crecimiento del mundo occidental?

-El crecimiento del mundo occidental se ha traducido en dos circunstancias importantes que tienen que ver, no ya con el crecimiento, sino con el propio capitalismo. La primera nos habla de un sistema incapaz de resolver los problemas vitales de la mayoría de los habitantes del planeta. Y la segunda se refiere al despliegue de procedimientos de agresión contra la naturaleza que ponen en peligro la vida de la especie humana y de las demás especies. Con ello no estoy afirmando que en todo momento el crecimiento haya sido un factor negativo.

-Asegura que “el crecimiento en los países del Norte propicia el asentamiento de un modo de vida esclavo”, ¿por qué?

-Porque nos invita a concluir que vamos a ser más felices cuantas más horas trabajemos, más dinero ganemos y más bienes acertemos a consumir. En el libro me refiero a los tres pilares de esta sinrazón: el primero es la publicidad que nos obliga a comprar lo que no necesitamos, el segundo es el crédito que nos permite conseguir los recursos aún cuando carezcamos formalmente de ellos, y el tercero y último es la caducidad, los bienes están programados para que dejen de servir en un periodo de tiempo muy breve y nos veamos en la obligación de adquirir otros nuevos.


-Entonces, ¿el decrecimiento trae consigo un modo de vida más libre, basada en el principio de “Trabajar menos para trabajar todos”?

-Al menos puede traerlo. Nos invita a liberarnos de determinadas ataduras y a ser más conscientes de lo que hacemos. La apuesta de quienes defendemos el decrecimiento es generar un escenario en el que trabajando menos, consumiendo menos, y dedicando más tiempo a la vida social, la calidad de nuestra vida se acreciente sensiblemente. Acrecentaría el tiempo dedicado a la vida social, en detrimento del consumo, la producción o la competición. El decrecimiento implicaría la gestación de fórmulas de ocio creativo, acarrearía el reparto del trabajo -que es una vieja demanda sindical que ha ido cayendo en el olvido-, nos obligaría a reducir el tamaño de mastodónticas infraestructuras de transporte y de comunicación, permitiría un vuelco sobre lo local en vez de sobre lo global y reclamaría una relación de simplicidad voluntaria y de sobriedad que creo que cada vez falta más entre nosotros. Lo que tenemos que hacer desde el principio es preguntarnos si la vida que llevamos en sociedades marcadas por el trabajo y por el consumo es realmente la vida que nos gusta.

-Eso supone un importante cambio de mentalidad...

-Claro. Más que dificultades técnicas o tecnológicas en el decrecimiento -que no las aprecio, y en cualquier caso serían menores que las vinculadas con los proyectos de crecimiento-, creo que lo que implicaría sería un cambio de chip mental que tendría que ser radical. Aprender a relacionarnos con los restantes seres humanos y con la naturaleza de manera diferente.



-Pero, ¿cree que las empresas dejarían de producir por sí mismas, a menos que los ciudadanos dejemos de consumir?

-Creo que deberíamos dejar de consumir por un lado, y por otro ejercer presión para que aquellas empresas que se dedican a producir bienes lesivos para la naturaleza dejen de hacerlo. En cualquier caso nuestra apuesta tiene que ser por cerrar parte de la actividad en industrias como la automovilística, la militar, la de la aviación, la de la construcción o la de la publicidad, por proponer cinco ejemplos. Alguien se preguntará, ¿qué hacemos con los millones de trabajadores que en la UE quedarían en desempleo de resultas de lo anterior? Pues por un lado colocarlos en una economía social y medioambiental que tiene que crecer y por el otro repartir el trabajo en los sectores económicos que permanecerían sobre el terreno.

-¿El dinero tiene que volver a tomar cariz humano, social y medioambiental?

-Supongo que a la larga nuestro propósito sería abolir el dinero, pero si en sociedades complejas tenemos que seguir utilizando estos instrumentos, en efecto, habría que dedicar no ya al dinero, sino al conjunto de las actividades económicas, una dimensión social y medioambiental mucho más grande de la que tienen hoy.

-Afirma que hay un tiempo para cambiar, que “si no decrecemos voluntariamente y racionalmente tendremos que hacerlo obligados por las circunstancias de carestía de la energía y el cambio climático”. ¿Qué supone hacerlo en uno u otro caso?

-Es claramente preferible -ya que tenemos que decrecer porque el planeta tiene sus límites-, hacerlo de manera consciente, racional, solidaria, social y ecológica, y no aguardar a que el capitalismo global que padecemos se desfonde y genere un caos de escala planetaria El decrecimiento es el futuro. Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política en la UAMque por fuerza llevará aparejado un sufrimiento ingente para la mayoría de los habitantes del planeta. Creo que al final ese es el mensaje central, que empleo en el libro.

-Ante la crisis, ¿cuáles son los posibles escenarios futuros?

-Yo manejo dos escenarios distintos. Uno nos habla de un renacimiento de los movimientos de contestación, que probablemente van a ver cómo muchos de los mensajes aparentemente radicales que emitían, van a encontrar un mayor caldo de cultivo. El otro escenario lo llamo darwinismo social militarizado, y son fórmulas que recuerdan poderosamente a muchas de las políticas que abrazaron los nazis alemanes ochenta años atrás. Implican que desde algunos de los principales estamentos del poder político y económico -conscientes de la escasez general que se avecina-, se decida preservar esos recursos escasos en provecho de una escueta minoría de la población planetaria, de la mano de proyectos por fuerza violentos.

-¿De qué dependerá que se viva una u otra opción?

-En buena medida de nosotros, de nuestra lucidez a la hora de ser capaces de modificar las reglas del juego, de plantear en serio a los dirigentes políticos horizontes distintos de los que ellos mismos están defendiendo ahora. Eso sería ahora que tenemos tiempo, aunque empieza a faltarnos. De cualquier manera hay algunos datos incipientes que demuestran que los ciudadanos de a pie empiezan a percatarse de la sinrazón de nuestra actual forma de vida.

-Centrémonos en el segundo escenario. ¿Son posibles las revueltas de una sociedad descontenta, que quiere mantener sus privilegios y estado económico y expulsa a los más pobres e indefensos?

-Creo que es perfectamente creíble que en ese escenario de darwinismo social militarizado se produzca lo que tú estás sugiriendo, y en realidad sospecho que muchas de las políticas que empiezan a emerger en los países ricos hunden sus raíces en proyectos de esa naturaleza. No es estrictamente preciso hablar de revueltas. Si uno presta atención a las nuevas leyes sobre inmigración que está aprobando la aparentemente civilizada UE, estará obligado a concluir que algo de esto se está cociendo.

-¿Por qué estamos tan convencidos de que no se repetirán las soluciones tomadas por el nazismo, donde una parte escogida de los ciudadanos se alzaron con los recursos, privando a otros de ellos?

-No estamos tan convencidos, porque el riesgo de retornos autoritarios está presente en nuestras sociedades y que ese riesgo se acrecienta en escenarios de crisis. Los políticos y medios de comunicación quieren que creamos que el fin de la crisis está cerca, pero es un procedimiento de manipulación que se encamina a conseguir que los ciudadanos no se hagan las preguntas de fondo. El procedimiento acabará por chocar con la realidad. Tenemos que empezar a cuestionar la idea de que nos hallamos ante un capitalismo que registra crisis cíclicas. Sospecho que no va a haber ninguna etapa de bonanza en el futuro, a menos que cambien drásticamente las reglas del juego, algo que no aprecio en ninguna de las medidas contra la crisis que abrazan nuestros gobernantes.

-El miedo de los propios ciudadanos alemanes les convirtió en seres entregados y obedientes. Fue un miedo creado artificialmente por Hitler y afines. ¿En qué puede desembocar unos ciudadanos con miedo a que los inmigrantes les quiten el trabajo, a no tener qué comer, a perder su bienestar...?

-En primer lugar en actitudes visiblemente hostiles y castigadoras frente a las minorías foráneas que están presentes en nuestros países. Creo que este es un dato fundamental. Has mencionado una palabra decisiva: miedo. Lo que creo que va a ocurrir es que nuestros gobernantes van a intentar amedrentar a la ciudadanía de la mano de mensajes del tipo “si quieren ustedes conservar una parte de sus privilegios,El decrecimiento es el futuro. Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política en la UAM acepten sin rechistar el conjunto de restricciones de derechos que vamos a intentar desplegar los gobernantes”.

-¿Podríamos incluso asistir a la extinción democrática?

-Es uno de los riesgos que está en el horizonte, o en su defecto una reducción dramática de nuestros derechos justificada legalmente sobre la base de procedimientos aparentemente democráticos. Creo que este es un horizonte perfectamente creíble en los países democráticos

-¿Cuál es su propuesta alternativa? ¿Necesitamos volver a una conducta colectiva, creando un movimiento en favor del decrecimiento?

-Tenemos necesidad de hacerlo, pero tenemos también la obligación de modificar nuestros hábitos cotidianos. Creo que una de las ideas del pasado que conviene cuestionar es la de que sólo vamos a transformar esto si actuamos de manera colectiva. Tenemos que actuar colectivamente, pero difícilmente vamos a modificar las cosas si en nuestra vida cotidiana no somos capaces de introducir esos valores que reivindicamos para el futuro.


lunes, 27 de abril de 2015

Cuentos "Taoíslas": Causa y Consecuencia

El río, en su naturaleza y esencia es amable con las costas. Sube y baja suavemente, acariciándolas, depositando sedimentos fértiles y llevándose otros, y así las islas crecen y todos se benefician de su incesante y sereno correr.



El mismo río, empujado por la furia de las lanchas, se vuelve violento e invasivo, y a las costas que en su naturaleza está fertilizar, las desmorona, desgasta y voltea sus árboles.

Originalmente bueno, empujado artificialmente por las lanchas, se hace malo bajo esas circunstancias.



Lo mismo ocurre al hombre que olvida su esencia y se deja arrastrar por las artificiosas circunstancias”, dijo el junquero Esteban Alonso metido en el barro de las playas de los Bajos del Temor a su hijo mayor.

Lo mismo que es bueno en su esencia natural, se hace malo cuando la artificiosidad lo gana.

El tonto se enojará con las olas y disparará su escopeta contra ellas porque horadan su terreno. Lo mismo hará el que intente corregir el mal mirando el síntoma y no la causa de la enfermedad. Cuando el sabio apunta a la Luna, el tonto se quedará mirando el dedo.


Si su tristeza lo abruma m`hijo, no podrá encontrar el alivio construyendo en el exterior. Nada de lo que está fuera es su causa. Su verdad está adentro, tapada de cosas artificiosas.

¡Tome la escoba y barra! ¡Abajo está el piso de preciosa madera!

Luego cargaron los mazos de junco en la canoa, y al atardecer volvieron al rancho.


365 Meditaciones Taoístas. Nº9 : "Optimismo"

Un pensamiento para cada día, del libro "365 Meditaciones Taoístas", de Deng Ming Dao.

Traducción Karin Usach.

IX
Optimismo

Cielo azul clareando,
Una promesa en ramas desnudas.
En invierno, hay días soleados.
Siendo adultos, la niñez puede volver.





En invierno todas las cosas parecen muertas o dormidas. La lluvia y la nieve parecen incesantes, las noches largas. Entonces un día, el cielo aclara a azul brillante. El aire se entibia. Un vaho se levanta de la tierra y el perfume del agua, la arcilla y el musgo se dispersa por el aire. Se ven jardineros preparando nuevos cultivos, aunque sean sólo ramas desnudas y una raíz gris. La gente está optimista: saben que el frío acabará.

Como adultos frecuentemente vemos las responsabilidades como algo atroz. ¿Por qué habríamos de cavar la tierra cuando el clima es desagradable? Vemos las actividades sólo como obligaciones, y tratamos de librarnos de nuestra suerte. Pero hay alegría al trabajar en justa armonía con el momento. Cuando hacemos algo en el momento preciso y después esos esfuerzos rinden frutos, la gratificación es tremenda. 

Había una vez un viejo que comenzó un huerto cuando se jubiló. Todos se rieron de él. ¿Por qué plantar árboles? Le dijeron que nunca viviría para ver una cosecha madura. Impertérrito, los plantó de todos modos, y los ha visto florecer y ha comido sus frutos. Todos necesitamos de ese tipo de optimismo. Esa es la inocencia y la esperanza de la niñez.



domingo, 26 de abril de 2015

365 Meditaciones Taoístas. Nº 8: "Trabajo".

Un pensamiento para cada día, del libro "365 Meditaciones Taoístas", de Deng Ming Dao.

Traducción Karin Usach.

VIII

Trabajo

El leñador
Trabaja en todas las estaciones.
Partir madera es ambos
Acción e inacción.

Incluso cuando está nevando, el leñador debe partir madera. A menos que lo haga, él y su familia pasarán frío, y quienes dependen de él no sobrevivirán. Pero el leñador no trabaja de manera poco sistemática. Trabaja en concierto con las estaciones: trabajó duro para almacenar madera antes de los primeros fríos y así poder darse ahora el lujo de meramente partir leña para encender. Su trabajo parece ligero en una estación, porque fue industrioso en la previa.



Para partir madera, él debe colocar el leño en el bloque y levantar su hacha. Pero debe golpear la madera a favor de la veta, y debe dejar que el hacha caiga con su propio peso. Si tratara de cortar a través de la veta, su esfuerzo sería desperdiciado. Si tratara de agregar fuerza al giro del hacha, no ganaría nada.

Como el leñador, todos nos podemos beneficiar al trabajar acorde a las circunstancias estacionales. Ya sea el momento o el método, el verdadero trabajo es mitad iniciativa y mitad saber cuándo dejar que las cosas sigan su curso.




Frase

"Sigue las huellas del Dao,
Él es el Camino que te conecta con la Naturaleza.
Transítalo aceptando la realidad que es cambio constante,
Toma conciencia de la verdad del presente e intenta ser flexible como el bambú.
Adáptate a las constantes transformaciones y déjate fluir en equilibrio, no pierdas tu centro.

Así podrás transitar sereno hacia la auténtica experiencia de la felicidad".

Leído por ahí.

sábado, 25 de abril de 2015

365 Meditaciones taoístas. Nº 7: "Tolerancia"

Un pensamiento para cada día, del libro "365 Meditaciones Taoístas", de Deng Ming Dao.

Traducción Karin Usach


VII
Tolerancia
El aliento ártico enrosca las montañas,
Haciendo castañetear los huesos del bosque.
Las gotas se aferran de las ramas:
Adornos enjoyados arrojados a la tierra.




Los árboles pierden sus hojas en invierno. Algunos árboles pueden incluso caer durante las tormentas, pero la mayoría resiste pacientemente y aguanta su suerte.

Soportan la lluvia, la nieve, el viento y el frío. Resisten sin preocuparse el adorno de gotas de lluvia como glicerina, trémulos carámbanos de hielo, o coronas de nieve. No les importa cuando tal lustroso esplendor es estrellado contra el suelo. Resisten y esperan, el poder de su crecimiento aparentemente dormido. Pero por dentro, un florecimiento se construye imperceptiblemente.

Suya es la tolerancia de ser fieles a su naturaleza interna. Es con ese poder que resisten tanto las vicisitudes como los adornos de la vida, porque ni la mala fortuna ni la buena suerte alterarán lo que son.

Nosotros deberíamos ser del mismo modo. Puede que tengamos una gran fortuna o mala suerte, pero deberíamos cargar con ambas pacientemente. Sin importar qué suceda, siempre debemos ser fieles a nuestro yo interior.



miércoles, 22 de abril de 2015

La práctica real del Camino del Tao. Por Karma Yeshe Yiatso

Por Karma Yeshe Yiatso

La práctica rigurosa y la aplicación del Taoísmo a nuestra vida cotidiana requiere de la clara comprensión de una serie de principios y actitudes clave.

En primer lugar tenemos que saber lo que es el mismo Tao, como Principio Absoluto que todo lo abarca y todo lo impregna.



El Tao es eterno e infinito, y por tanto, no podemos limitarlo a definiciones o a meras explicaciones humanas.

Al igual que para los cristianos su meta es la unión con Dios, y para los budistas el logro de la Perfecta Iluminación, para el Taoísta el logro supremo del espíritu es la fusión con el Tao, la unificación mística con el Misterio Ultimo, que a veces es llamada “el retorno
a la Fuente”.

Definiremos lo mejor posible el Tao, sabiendo de antemano que ninguna palabra puede reflejar la experiencia interna de nuestra unión armoniosa con él.

Los taoístas amamos el Tao en sus dos vertientes o manifestaciones: la invisible y la visible. Cada fenómeno y cada ser tienen su Tao, su poder inherente y una cualidad sagrada que por lo general, pasa desapercibida a los ojos del profano. Y detrás de lo visible está el Tao silencioso, el Misterio indescifrable, lo que es verdaderamente eterno detrás de los cambios aparentes.

Este Tao invisible no puede vivirse ni realizarse con los estudios o los discursos; sólo puede revelarse al corazón en el silencio de la meditación y en la serena contemplación de la naturaleza pura.

Esta es la práctica real del camino del Tao.

El del Tao es un camino muy sutil, no es algo que se pueda entender con la lógica de los conceptos. La senda del Tao es un camino oculto, es la práctica real de una vida profunda.

Comprender vivencialmente lo que es el Tao, es la primera puerta para entrar en el Camino.



Estar armonizado con el Tao no es más que comprender tu propia vida.

El Tao tiene todas las formas y no tiene ninguna, contiene a todos los objetos por igual, y en su regazo está la esencia latente de todo lo que tiene que venir a la existencia.

Sólo cuando uno está en contacto con el misterioso Tao, que está más allá de toda cosa existente, puede uno comprender cómo vivir su propia vida. Si uno está en armonía con el fluir del Tao, todas nuestras preguntas tendrán sus precisas respuestas cuando llegue el momento.

Y aunque el Tao no puede ser comunicado, aún así se comunica El mismo a su manera.

Cuando llega el momento adecuado, incluso alguien aparentemente ignorante despierta milagrosamente a la verdadera sabiduría.

El placer y la ira, la tristeza y la alegría, las esperanzas y los arrepentimientos, el cambio y la estabilidad, la debilidad y la decisión, la impaciencia y la pereza de nuestras vidas humanas, son todos sonidos de la misma flauta, todos son como setas de la misma
Madre Húmeda. Pero... ¿cómo podemos comprender qué es lo que produce todo esto?

Que actúe un poder como el del Tao, es algo en lo que yo creo con una fe absoluta, pero no puedo ver su forma, pues él actúa, pero no tiene forma ¡Contiene todas las formas! 

El ser humano nace en el Tao, y si la humanidad nacida en el Tao se hunde en la profunda sombra de la quietud, para olvidar la agresión y las preocupaciones, no le falta de nada, su vida es segura.

Por ello, todo lo que necesita el sabio es perderse en el Tao. Curiosamente, el Tao está en todas las cosas, y su conocimiento está envuelto en espíritu. El Tao se hace Grande e Infinito, abriendo un Gran Corazón para todas las cosas y para todos los seres. El Tao es un refugio para el mundo.

El que capta la verdad, irá como el Tao: sin ser visto, se moverá como la propia vida, sin nombre ni hogar. El que vive el Tao es una persona simple, sin distinciones. Por su apariencia, el sabio es un tonto; sus pasos no dejan huellas, no tiene poder alguno, no logra nada, carece de reputación, y dado que no juzga a nadie, nadie le juzga a él. Así es el hombre perfecto que practica el Tao: está como vacío.

Toda la práctica gira en torno a la vivencia del Tao. Es algo muy parecido a la devoción de un cristiano a Dios, y al respeto reverencial de un budista al Buda. 

Debemos saber y recordar que el Tao es anterior al Cielo y a la Tierra. El Tao inexplicable, lo que no tiene nombre (WU-MING), es el principio de todos los seres.

El Tao permanente y eterno nunca puede ser expresado por palabras, pero el hombre sabio, aún conociendo la cualidad misteriosa y oculta del Tao, se conecta con El, lo ama y lo adivina al contemplar las cosas y los seres.

Más allá de nuestra mente crítica que juzga a unos y a otros, podemos ver al Tao actuando en cada persona que miremos en nuestra vida cotidiana. Realizar el Tao es amar y sentir el Misterio, pero sin apartarse de la vida y de las pequeñas cosas, que son emanaciones de ese mismo Tao.

Practicamos el Camino del Tao cuando aceptamos todos sus ciclos, cuando confiamos en todos sus cambios y al reconocer que a la larga, todo acaba desembocado en el equilibrio universal.

Todo lo que no admitimos o rechazamos en la realidad de nuestra vida, proviene del hombre ordinario, de la personalidad del ego que se deja llevar por los gustos y los disgustos.

Si confiamos en los flujos del Tao, sabremos que incluso en los peores momentos, el Gran Tao nos está guiando, protegiendo y enseñando lecciones necesarias.

Cuando menos lo esperamos, nuestra situación Yin se convierte en Yang, y vuelve a relucir nuestro equilibrio y nuestro buen ánimo. Esto se comprende amando al Tao y a sus ciclos, confiando en sus movimientos.

Para conectarnos con el Tao, podemos meditar con los ojos abiertos contemplando un bello paisaje natural, o podemos practicar técnicas concretas de visualización, como por ejemplo, sentarse con las piernas cruzadas, e imaginar que la energía del Tao entra por
nuestra coronilla al inspirar suavemente el aire, y procurando quedarnos vacíos de pensamientos en la exhalación. Estas sencillas técnicas son modos excelentes de vivenciar el Tao en nuestro espíritu, siempre y cuando las practiquemos con constancia y durante el tiempo suficiente.

Así los antiguos taoístas se recogían en la unión íntima con el Tao realizando profundas meditaciones.

Desde tiempos antiguos, los seguidores del Tao realizaban ayunos, purificaciones y ofrendas para llevar a cabo sus rituales y ceremonias de unión con el Tao, lo que implicaba siempre una armonización entre el macrocosmos y el microcosmos del ser humano.

El Principio Absoluto del Tao se vive, por consiguiente, en la unión del pensamiento, de la emoción y de las actitudes del cuerpo con la totalidad del acontecer universal.








365 Meditaciones Taoístas: Nº 6: "Emerger"

Un pensamiento para cada día, del libro "365 Meditaciones Taoístas", de Deng Ming Dao.
Traducción Karin Usach.

VI
Emerger
Truenos y lluvia por la noche.
El crecimiento viene con conmoción.
La expresión y la duración
Aparecen en el primer momento.


Las cosas no pueden permanecer en calma por siempre. Puede que las tormentas invernales destruyan algunas cosas, pero también preparan el camino para la vida.

Si hay cosas que son arrasadas, es apropiado. Tiene que haber una oportunidad para las nuevas cosas vivas de emerger y comenzar su propio ciclo.

Todo crecimiento viene con una conmoción. Cuando un brote quiebra su envoltura y fuerza su camino hacia la superficie de la tierra, es el clímax de una larga y profunda acumulación de fuerza vital. Podemos pensar que pasó súbitamente, pero en realidad, emergió como producto de ciclos sutiles y ocultos.



Cuando aparece el brote, lleva en sí el patrón completo para su crecimiento, quizás incluso el potencial de un árbol enorme. Aunque sea necesario tiempo y las condiciones correctas, ninguno de estos factores agrega nada a la naturaleza inherente del brote. Él encarna completamente su destino. Por lo tanto, el crecimiento y el carácter de la planta –y su vida misma- están del todo presentes
al momento del emerger. 



martes, 21 de abril de 2015

365 Meditaciones Taoístas. Nº 5: "Sonido"

Un pensamiento para cada día, del libro "365 meditaciones taoístas", de Deng Ming Dao.
Traducción Karin Usach.


Sonido

Viento en la cueva:
Movimiento en la quietud.
Poder en el silencio.

En una cueva, todos los sonidos externos son suavizados por la roca y la tierra, pero esto hace que los sonidos del latir del propio corazón y la respiración sean audibles. De la misma manera, la quietud contemplativa nos aleja del clamor cotidiano pero nos permite oír lo sutil en nuestras propias vidas.

Al escuchar no con el oído sino con el espíritu, se puede percibir el sonido sutil.

Al entrar en ese sonido, entramos en la suprema pureza. Es por eso que tantas religiones tradicionales rezan, cantan o salmodian como preludio al silencio.

Entienden que la repetición y la absorción del sonido los lleva a lo sagrado.

El sonido más profundo es el silencio. Esto puede parecer paradójico sólo si consideramos el silencio como una ausencia de vida y vibración. Pero para un meditador, el silencio es el sonido unificado con todos sus opuestos. Es tanto sonido como ausencia de sonido, y es en esta confluencia que emerge el poder de la
meditación.



viernes, 17 de abril de 2015

La mente como un espejo




"Rechaza la idea de ganar fama. Rechaza la inteligencia que imagina trazas. Rechaza el obrar por determinación arbitraria. Rechaza la primacía del hábil conocimiento. Penetra en lo que no tiene límites y lleva tu mente al estado de quietud, acepta los dones recibidos del Cielo, y no hagas alarde de haberlos ganado tu. Entonces tu mente habrá alcanzado el estado de Luminosa Vacuidad. La mente del hombre perfecto es como un espejo: deja que las cosas vengan y vayan sin acogerlas ni despedirlas, responde a los demás sin esconder nada. De ahí que esté sobre las cosas, sin que de ellas reciba tuerto."


Del Chuang Tzu, libro VII.

365 Meditaciones Taoístas. Nº 4: "Reflejo".

Un pensamiento para cada día, del libro "365 meditaciones taoístas", de Deng Ming Dao.
Traducción Karin Usach.





Reflejo
Luna sobre agua.
Siéntate en soledad.


Si las aguas son plácidas, la luna será reflejada perfectamente. Si nos aquietamos, podemos reflejar perfectamente lo divino. Pero si nos involucramos sólo en las actividades frenéticas en las que participamos cotidianamente, si buscamos imponer nuestros propios esquemas sobre el orden natural, y si nos permitimos estar absortos en opiniones egocéntricas, la superficie de nuestras aguas se volverán turbulentas. Entonces no podemos ser receptivos al Tao.

No hay esfuerzo que podamos hacer para aquietarnos. La verdadera quietud viene naturalmente de momentos de soledad en que dejamos que nuestra mente se asiente.

Tal como el agua busca su propio nivel, la mente gravitará hacia lo sagrado. El agua turbia se volverá clara si se le permite quedarse tranquila, y así también se aclarará la mente si se le permite estar en calma.

Ni el agua ni la luna hacen ningún esfuerzo por lograr un reflejo. De la misma manera, la meditación será natural e inmediata.





jueves, 16 de abril de 2015

365 Meditaciones taoístas: Nº3: "Devoción".

Un pensamiento para cada día, del libro "365 meditaciones taoístas", de Deng Ming Dao.

Traducción Karin Usach





III
Devoción
Enderezar lo torcido,
Hacer fluir lo recto.
Reunir agua, fuego y luz.
Traer el mundo a un solo punto.

Si tenemos devoción, fe total y dedicación a nuestro sendero espiritual, nuestra determinación naturalmente construirá momentum. Se nos presentarán menos y menos obstáculos. Nuestro sendero se vuelve como uno torcido hecho recto. No importa qué
trate de alejarnos de nuestro propósito, no seremos desalentados.

La adecuada devoción no se halla simplemente en seguir de cabeza un curso. También requiere fortaleza. Nuestros cuerpos, nuestros corazones y nuestros espíritus deben estar totalmente concentrados en lo que queremos. Sólo uniendo todos nuestros elementos internos podemos tener devoción plena.

Si vemos nuestro sendero con claridad y nuestra personalidad está completamente unificada, no hay distinción entre el mundo externo y el interno. Ya nada es remoto, nada está no abierto a nosotros.

Por eso se dice que el mundo es como un solo punto: Tan fuerte es la devoción que no hay nada que no sea parte de él.



miércoles, 15 de abril de 2015

Cuentos "Taoíslas": El nombre del arroyo.





¿Qué se nombra cuando se le pone nombre a un arroyo?
Si las aguas que corren nunca son las mismas.
¿A sus costas?
Si el barro es llevado día a día por la corriente, y ella, a su paso deposita nuevos sedimentos traídos de lejanas montañas.
¿A sus bichos?
Ellos migran cada estación, y no hay pez que nade en la misma agua ni pájaro que vuele en el mismo cielo.
¿A sus plantas?
Su corteza muda año a año y sus hojas mueren cada otoño y renacen en cada primavera.
¿A sus hombres?
¿Qué hombre es el mismo de ayer?
El Tao que puede ser nombrado no es el Tao eterno. Lo que tiene nombre es sólo una parte del todo, no es lo perpetuo. Lo nombrable no es más que la manifestación aparente de lo real.

¿Qué se nombra entonces, cuando se pone nombre a un arroyo?





365 Meditaciones Taoístas. Nº2: "Ablución"

Un pensamiento para cada día, del libro "365 Meditaciones Taoístas", de Deng Ming Dao. 
Traducción Karin Usach.




Ablución

Lavarse al amanecer:
Enjuaga los sueños.
Protege los dioses adentro,

Y clarifica el espíritu interior.

La purificación comienza toda práctica. Primero viene la limpieza del cuerpo, –no para negar el cuerpo, sino para que sea refinado. Una vez limpio, puede ayudarnos a sentir lo divino.

Enjuagar los sueños es una forma de decir que debemos disipar no sólo las ilusiones y ansiedades de nuestros momentos durmiendo sino también las de cuando estamos despiertos. Toda vida es un sueño, no porque no esté allí, sino porque todos proyectamos diferentes significados sobre ella. Debemos depurar este hábito.

Mientras limpiamos, naturalmente miramos dentro. Se cree que hay 36.000 dioses y diosas en el cuerpo. Si continuamente ingerimos malas comidas, nos intoxicamos, dejamos que la mugre se acumule en cualquier parte fuera y dentro nuestro, esos dioses nos abandonan disgustados.

Si embargo en última instancia nuestra preocupación debe ir más allá de esas deidades en los templos de nuestros cuerpos, hacia el Uno universal. 

Después de quitar las oscurecedoras capas de suciedad, de problemas corporales y de falsas ilusiones, debemos estar preparados para incluso quitar a los dioses mismos para poder alcanzar el Uno interior.



martes, 14 de abril de 2015

365 Meditaciones Taoístas. Nº1: Comienzo

Un pensamiento para cada día, del libro "365 meditaciones taoístas" de Deng Ming Dao. 
Traducción de Karin Usach.




1 Comienzo
Este es el momento de embarcarse.
Todos los signos auspiciosos están en su lugar.

Al comienzo, todas las cosas son esperanzadoras. Nos preparamos para comenzar de nuevo. Aunque nuestra atención pueda estar en el magnífico viaje que se avecina, todo está contenido en ese primer momento: nuestro optimismo, nuestra fe, nuestra resolución, nuestra inocencia.

Para comenzar, debemos tomar una decisión. Esa decisión es el compromiso con el diario auto cultivo. Debemos hacer una fuerte conexión con nuestro yo interior. Los asuntos externos son superfluos. Solos y desnudos, negociamos todas las tribulaciones de la vida. Por lo tanto, nosotros solos debemos hacer algo de nosotros mismos, transformándonos en instrumentos para experimentar la más profunda esencia espiritual de la vida.

Una vez que tomamos nuestra decisión, todo vendrá a nosotros. Los signos auspiciosos no son una superstición, sino una confirmación. Son una respuesta. Se dice que si uno elige rezarle a una roca con suficiente devoción, incluso esa roca vendrá a la vida. Del mismo modo, una vez que elegimos comprometernos con la práctica espiritual, incluso las montañas y los valles reverberarán al sonido de nuestro propósito.


Serge Latouche: "La gente feliz no suele consumir"

Serge Latouche es un economista francés, y uno de los principales impulsores de la teoría o propuesta económica llamada "Decrecimiento". Aquí una breve nota para conocer este movimiento que impulsa una economía cuyo foco sea el ser humano, su felicidad, y la armonía entre producción de autoabastecimiento y naturaleza.



Propone vivir mejor con menos. Profesor emérito de Economía en la Universidad París-Sud, es una de las voces mundiales del llamado movimiento por el decrecimiento.

Nacido en Vannes (Francia) hace 70 años, ante un público que le escuchaba sentado hasta en los pasillos de acceso al salón de actos del Colegio Mayor Larraona de Pamplona, subrayaba ayer noche que el actual ritmo de crecimiento económico mundial es tan insostenible como el deterioro y la falta de recursos en el planeta.

Invitado por el colectivo Dale Vuelta-Bira Beste Aldera, y bajo el título de su conferencia El decrecimiento, ¿una alternativa al capitalismo , reclamó que la sociedad establezca una autolimitación de su consumo y de la explotación medioambiental. Desde su punto de vista no se trata de plantear una involución sino acoplar la velocidad de gasto de los recursos naturales con su regeneración.

Especialista en relaciones económicas Norte / Sur, premio europeo Amalfi de sociología y ciencias sociales, su movimiento decrecentista, nacido en los años 70 y extendido en Francia, defiende la sobriedad en la vida y la preservación de los recursos naturales antes de su agotamiento. A su juicio, si el decrecimiento no es controlado "el decrecimiento que ya estamos experimentando" será consecuencia del hundimiento de una forma de capitalismo insostenible, y además será desmesurado y traumático.

Una bomba semántica. Afirma Serge Latouche que el término decrecimiento es un eslogan, "una bomba semántica provocada para contrarrestar la intoxicación del llamado desarrollo sostenible", una forma de pensamiento, la sostenibilidad, extendida por el economicismo liberal de los años ochenta, y que propicia pagar por todo, "por ejemplo, en el caso del trigo, obliga a pagar por los excedentes, por su almacenamiento y también hay que pagar por destruir los sobrantes". "Deberíamos hablar de A-crecimiento", dijo como una invitación hacia la reflexión sobre nuestro estilo de vida, incluso sobre la exhibición de los superfluo y el enriquecimiento desmesurado.

Desde su punto de vista "vivimos fagotizados por la economía de la acumulación que conlleva a la frustración y a querer lo que no tenemos y ni necesitamos", lo cual, afirma, conduce a estados de infelicidad. "Hemos detectado un aumento de suicidios en Francia en niños", agregó, para aludir más adelante a la concesión por parte de los bancos de créditos al consumo a personas sin sueldo y patrimonio como sucedió en Estados Unidos en el inicio de la crisis económica mundial. Para el profesor Latouche, "la gente feliz no suele consumir".

Sus números como economista aseguran que le dan la razón: cada año hay más habitantes en el planeta a la vez que disminuyen los recursos, sin olvidar que consumir significa producir residuos y que el impacto ambiental de un español equivale a 2,2 hectáreas, y que cada año se consumen 15 millones de hectáreas de bosque "esenciales para la vida". "Y si vivimos a este ritmo es porque África lo permite", subrayó. Para el profesor Latouche, cual cualquier tipo de escasez, alimentaria o de petróleo, conducirá a la pobreza de la mayoría y al mayor enriquecimiento de las minorías representadas en la grandes compañías petroleras o agroalimentarias.



Trabajar menos y producir de forma inteligente. Tachado por sus detractores de ingenuo, postuló trabajar menos y repartir el empleo, pero trabajar menos para vivir y cultivar más la vida, insistió. Desde un proyecto que calificó como "ecosocialista", además de consumir menos, la sociedad debería consumir mejor, para lo cual propuso producir cerca de donde se vive y de forma ecológica para evitar que por cualquier puesto fronterizo entre España y Francia circulen hasta 4.000 camiones a la semana "con tomates de Andalucía cruzándose con tomates holandeses". Finalizó con una alabanza al estoicismo representado en España por Séneca: "No se obtiene la felicidad si no podemos limitar nuestros deseos y necesidades".