lunes, 27 de abril de 2015

Cuentos "Taoíslas": Causa y Consecuencia

El río, en su naturaleza y esencia es amable con las costas. Sube y baja suavemente, acariciándolas, depositando sedimentos fértiles y llevándose otros, y así las islas crecen y todos se benefician de su incesante y sereno correr.



El mismo río, empujado por la furia de las lanchas, se vuelve violento e invasivo, y a las costas que en su naturaleza está fertilizar, las desmorona, desgasta y voltea sus árboles.

Originalmente bueno, empujado artificialmente por las lanchas, se hace malo bajo esas circunstancias.



Lo mismo ocurre al hombre que olvida su esencia y se deja arrastrar por las artificiosas circunstancias”, dijo el junquero Esteban Alonso metido en el barro de las playas de los Bajos del Temor a su hijo mayor.

Lo mismo que es bueno en su esencia natural, se hace malo cuando la artificiosidad lo gana.

El tonto se enojará con las olas y disparará su escopeta contra ellas porque horadan su terreno. Lo mismo hará el que intente corregir el mal mirando el síntoma y no la causa de la enfermedad. Cuando el sabio apunta a la Luna, el tonto se quedará mirando el dedo.


Si su tristeza lo abruma m`hijo, no podrá encontrar el alivio construyendo en el exterior. Nada de lo que está fuera es su causa. Su verdad está adentro, tapada de cosas artificiosas.

¡Tome la escoba y barra! ¡Abajo está el piso de preciosa madera!

Luego cargaron los mazos de junco en la canoa, y al atardecer volvieron al rancho.


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