Traducción Karin Usach.
Ablución
Lavarse al amanecer:
Enjuaga los sueños.
Protege los dioses adentro,
Y clarifica el espíritu interior.
La purificación comienza toda
práctica. Primero viene la limpieza del cuerpo, no para negar el cuerpo, sino para
que sea refinado. Una vez limpio, puede ayudarnos a sentir lo divino.
Enjuagar los sueños es una forma
de decir que debemos disipar no sólo las ilusiones y ansiedades de nuestros momentos
durmiendo sino también las de cuando estamos despiertos. Toda vida es un
sueño, no porque no esté allí, sino porque todos proyectamos diferentes
significados sobre ella. Debemos depurar este hábito.
Mientras limpiamos, naturalmente
miramos dentro. Se cree que hay 36.000 dioses y diosas en el cuerpo. Si
continuamente ingerimos malas comidas, nos intoxicamos, dejamos que la mugre se acumule
en cualquier parte fuera y dentro nuestro, esos dioses nos abandonan disgustados.
Si embargo en última instancia
nuestra preocupación debe ir más allá de esas deidades en los templos de
nuestros cuerpos, hacia el Uno universal.
Después de quitar las oscurecedoras capas de
suciedad, de problemas corporales y de falsas ilusiones, debemos estar
preparados para incluso quitar a los dioses mismos para poder alcanzar el Uno interior.
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