jueves, 6 de junio de 2019

Don Acuña y los médicos chinos

Apuntes de sachasofía: Don Acuña y los médicos chinos
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Anastasio Acuña nació en 1901 en Loreto, Santiago del Estero. Tras la gran inundación del año 07, cuando al Misky Mayu se le dió por crecer, emigró al campo tucumano, al sur de la zona de Leales.

Campesino, sachásofo y curandero, afirma su documento que murió a los 98 años pero su familia diz que a los 106.

Jamás pisó una escuela, mucho menos un instituto de Medicina Tradicional China.

Curaba el dolor de muelas apretando enérgicamente el punto Hé Gū ("Valle de unión"), extremadamente importante en la práctica de la acupuntura. Este punto queda en la unión entre los dedos índice y pulgar, y una de sus indicaciones más famosas es la de aliviar dolores de muelas y otros trastornos en la zona de la cara y cabeza.

"Una corriente eléctrica subía por el brazo hasta la mandíbula. El dolor desaparecía inmediatamente". "También me curó la culebrilla con las hojas de una planta en solo dos aplicaciones. En los alrededores de donde él vivía era  famoso por sus curaciones.", me cuenta su nieto don Manuel, peluquero y misionero católico que esta mañana tocó las palmas junto a un compañero acá en la mística región montañesa de El Siambón.

Mateamos más de dos horas. "Venimos de parte de los monjes, queríamos conocerlo".

Conversamos entre otras cosas de lo que cada cual considera el concepto "dios", del silencio, de la oración/meditación, del nazareno curador, y del desconcierto de no poder anotar en su planilla "qué soy", puesto que les aclaré ante su pregunta que no soy católico.

Reconocimos a los santos y santas de los cerros; sachásofos, depositarios de la sabiduría del monte, dedicados al bien del prójimo y fundidos con las Fuerzas de la naturaleza, con el Newén que vibra en quien está abierto y  tiene silencio interno para oír qué es lo que dios dice, más que andar de pedigüeño crónico y parlanchín.

Coincidimos en que cuanto más atrás se va, cuanto más se acerca a la naturaleza un saber, la  Pura Verdad se manifiesta con mayores similitudes en su expresión.

Don Anastasio Acuña, curandero loretano y tucumano por adopción, sachásofo consumado, y los médicos clásicos taoístas de la antigua China cultivan y practican las mismas artes de sanación y longevidad.

Jbv

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