jueves, 6 de junio de 2019

Mas apuntes para animalizarse

(Largo de domingo)

Continuando con más apuntes para animalizarse=curarse
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Hay cosas que creemos haber dejado para siempre allá en las cavernas. Actuamos como si no nos pertenecieran.

Pero están, viven adentro nuestro como demonios y dragones dormidos en las sombras y subsuelos del inconsciente y en nuestros genes biológicos. Y simplemente no podemos deshacernos de ellos.

Las cavernas siguen llamando. Y la insatisfacción civilizatoria es muestra cabal de que algo no está bien con querer apagar esas fogatas ancestrales.

Todo aquello que de las cavernas quiera ser suprimido o reprimido resurge en nosotros como malestar, enfermedad, crisis psíquica y espiritual.

Allí permanecen:

- La natural agresividad que nos galopa en la sangre por ser animales predadores y clánicos.

- La natural alimentación de nuestra especie.

- El intenso movimiento físico.

- La conciencia de pertenecer a la naturaleza y la espiritualidad terrena.

Nada de esto ha quedado en las cavernas, sus fuegos refulgen y llaman a una integración saludable. Todo late aún en nuestros genes y en nuestro inconsciente colectivo ancestral, y cuanto más lo rechacemos, más honda será la sombra y más grave la insatisfacción de la civilización actual.

Carl Jung lo explica mucho mejor en sus "Recuerdos, sueños y pensamientos":

"Tanto nuestra alma como nuestro cuerpo se componen de elementos que todos estuvieron ya presentes en la serie de antepasados. Lo "Nuevo" en el alma individual es la recombinación variada hasta el infinito de los ancestrales componentes, cuerpo y alma tienen por ello un carácter eminentemente histórico y no hallan en lo nuevo, en lo recién nacido la adecuada morada, es decir, los rasgos ancestrales se encuentran en el propio hogar sólo en parte.

 Nosotros no hemos terminado todavía con el medioevo, la antigüedad y el primitivismo tal como nuestra psique exige.

En lugar de ello somos lanzados a la catarata del progreso que cuanto más nos impulsa con más salvaje ímpetu hacia el futuro, tanto más nos arranca de nuestras raíces.

Pero es precisamente esta pérdida de vinculación, este desarraigo, lo que provoca una especie de "insatisfacción de la cultura" y una  prisa tal que se vive más del futuro y de sus promesas quiméricas de una era dorada, que en el presente, en el cual todo nuestro trasfondo histórico-evolutivo ni siquiera se ha alcanzado todavía.

Desenfrenadamente se arroja uno a lo nuevo llevado por un creciente sentimiento de insatisfacción, descontento y desasosiego. No se vive ya de lo que se posee, sino de promesas, no a la luz del presente día, sino en las tinieblas del futuro en que se aguarda el auténtico amanecer.

Cuanto menos comprendamos lo que buscaron nuestros ancestros, tanto menos nos comprendemos a nosotros mismos, y contribuimos con todas nuestras fuerzas a acrecentar la carencia de arraigo e instintos del individuo de tal modo que sigue a "la fuerza de la gravedad" como una particula física.

Mejoras progresivas, resultan a primera vista verdaderamente convincentes, pero dudosas en cuanto duración y en todo caso se pagan muy caras. En ningún caso incrementan el bienestar, la satisfacción o la felicidad. Representan modos pasajeros de endulzar la existencia, como por ejemplo, las medidas de acortamiento del tiempo que aceleran enojosamente el "tempo" y de este modo nos dejan menos tiempo que antes. "Toda prisa proviene del diablo" solían decir los antiguos maestros.

Mejoras que se basen en el pasado son generalmente menos costosas y mas duraderas, pues se resumen a los caminos más sencillos y seguros del pasado."

Siempre en la naturaleza están las respuestas. Están allí esperando, en las cavernas. Sus fuegos aún arden adentro.

Jbv

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