jueves, 6 de junio de 2019

Despertar



Despertar

Los campanazos benedictinos compiten con los gallos llamando al día y a la actividad.

Las últimas estrellas se van apagando a medida que el humito de tusca, cebil o siempre verde empieza a trepar al cielo desde los techos de los ranchos salpicados sobre el monte y las cuestas.

El río sigue desde siempre, desde que hay memoria, con su permanente decir adiós entre las piedras.

Olor de mate amargo en mi ermita. Tras la meditación la hora de estudio y el garabateo de palabras que buscan fatigosas el texto, el espontáneo poema.

Un chancho de doña Rosalía se enoja a los lejos.

A algún paisano sus abuelos indios le recuerdan saludar al Inti sumaj mientras sale refregándose las manos a prender el hornito de leña para hacer el pan.

El trajín de los criollos se va desperezando para comenzar el día y los preparativos para recibir a la madrecita del valle que viene en camino desde el otro lado del cerro bayo.

Así se sacude el sueño y la modorra, despacito, como para no querer molestar, la mística serranía de El Siambón, en la región del Tujma, Diaguita Nación.

Jbv

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