jueves, 6 de junio de 2019

El animal negro



Apuntes de sachasofía: "El animal negro de poder".
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Es para todos conocido el portentoso estado de salud de Mesías Chocobar. Con sus 81 años va al corral, monta a caballo, baja hasta el Siambón y vuelve con las compritas y una garrafa en ancas.
Corta leña, prepara el puchero, atiende el cerco, pilla y carnea con destreza cirujana un novillito. Todo en soledad desde que hace veinte años se fue al silencio su esposa, y sus hijas no lo visitan más. Se han hecho de ciudad.

-Cómo anda don Mesías?
-Churo, churito andoi.

Me cuenta que se sorprendió cuando hace poco, durante una yerra uno de los Mamani le dió la clave de su salud:

-Pero no se había dado cuenta?

Chocobar acababa de relatar mientras ya churrasqueaban cómo en su niñez, la abuela lo mandaba a ordeñar las vaquitas: una marrón, una overita y la negra. A todos los demás changos y chinas la mama vieja les daba lechita de la marrón y la overa. La leche de la negra era para él. Sólo para él.

El sachásofo Mamani le ha dicho: pero si usté sabe don Mesías que el animal negro tiene poder. Está clarito que su abuela por alguna razón lo ha elegido. Y es por eso que tiene tanta salú y tan buena.

-Ai ser, dijo Chocobar encogiéndose de hombros.

Se sabe en los cerros de la mística región del Tujma que los animales negros tienen poderes especiales. Y que si uno come su carne, toma su leche, o cabalga en él, tendrá protecciones de las que otros carecerán a la hora de enfrentar la vida rústica de la montaña y el monte.

-Por eso m'hijo, fíjese bien a quién le da usté los poderes de su animal negro, me dice don Mesías con un pícaro guiño.

Todos llevamos un animal negro en el espíritu. Podemos debilitarlo, echarlo a perder, cultivarlo, fortalecerlo, ofrecerlo a un elegido, mezquinarlo.

Hay que saber esto muy mucho y actuar bien en consecuencia.

Jbv

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