sábado, 15 de agosto de 2020

Apuntes de sachasofía: "El llamado de los peces"

 




Un relato wichí ilustra el grado de fusión con las fuerzas naturales del río y el monte que tiene su gente. Dice así: 


"A la mañana, los dueños del agua sacaron sus varas y el agua volvió a correr. Caminaron un trecho largo, luego praron a descansar. Plantaron las varas y el agua se detuvo. Cada uno hizo un fuego y volvió al agua en busca de pescado. Como ellos eran los dueños del pescado, sólo tenían que meter las manos en el agua para que los pescados se acerquen a dejarse recojer."


Este breve relato que conocí estos días me hizo recordar algo que un tío me contó y que me dejó profundamente impresionado. Su historia muestra cómo la memoria ancestral aún galopa en la sangre de los hijos de la tierra.


En su momento había escrito esta anécdota como sigue a continuación. Hoy descubro que el mito wichí y el cuento de mi tío son una misma historia, y que aún no ha terminado.


Memoria ancestral

-----

Me cuentan ayer de un niño. Su raza era india, no sabemos de qué pueblo ni región. Tal vez el suelo de sus abuelos fue guaraní, q'om, mataco, wichí.


Había sido adoptado con mucho amor por una familia tigrense de origen gringo, un apellido alemán u holandés quizás.


A los seis o siete años, una salida de pesca con el padre a las orillas del río Luján. Otros niños pescaban también. Un día sin pique que frustró a todos los chicos menos al gurí que no paraba de sacar un bagrecito tras otro. Algún sabalito además.


Todos se sorprendían y se preguntaban cómo era posible. Padres y niños empezaron a preguntar cada vez con más insistencia y curiosidad.


El gurí estaba realmente aturdido por las preguntas. Visiblemente incómodo ante lo que era obvio, respondió: "pero cómo, ¿ustedes no los llaman a los peces?"


Jbv

No hay comentarios:

Publicar un comentario