viernes, 7 de agosto de 2020

Que tus cenizas sean flores

 




¿Quién recuerda al ciervo muerto cuando contempla la flor?

¿Quien piensa en los restos del caballo que fueron humus para el nogal que te ha dado esa nuez que ahora saboreas y te nutre?


Que tus cenizas sean flores.


Dice Shunryu Suzuki en su libro Mente Zen: "Cuando hacemos algo debemos consumirnos por completo. Como una hoguera bien encendida, sin dejar  huellas de nosotros mismos.


Para no dejar huella, cuando se hace algo, hay que hacerlo con todo el cuerpo y toda la mente. Hay que concentrarse en lo que se hace. Hay que realizarlo por completo, como una hoguera bien encendida. La hoguera no debe disiparse en humo. 


La persona ha de arder por completo. Cuando uno no se quema por completo, queda la huella de lo hecho. La actividad zen es la que queda consumida por completo, sin nada restante, excepto las cenizas."


El maestro Yupanqui entrevió también que el supremo destino de trascendencia es el no dejar huella personal, sino la fusión en el todo, y el florecer en forma anónima.


Dice él en "Destino del canto":


"La luz que alumbra el corazón del artista es una lámpara milagrosa que el pueblo usa para encontrar la belleza en el camino, la soledad, el miedo, el amor y la muerte.


Si tú no crees en tu pueblo, si no amas, ni esperas, ni sufres, ni gozas con tu pueblo, no alcanzarás a traducirlo nunca.

Escribirás, acaso, tu drama de hombre huraño, solo sin soledad…

Cantarás tu extravío lejos de la grey, pero tu grito será un grito solamente tuyo, que nadie podrá ya entender.


Sí, la tierra señala a sus elegidos.

Y al llegar el final, tendrán su premio, nadie los nombrará, serán lo “anónimo”, y ninguna tumba guardará su canto…"


¿Quién se acuerda del poeta cuando la voz del pueblo adopta su canto?


Que tus cenizas sean flores, nutridas por el anónimo humus que da vida silente tras una completa descomposición y desaparición.


Hoguera completa, sin humo. Total.


Que tu pisada no deje huellas,

Que tu palabra se monte en la brisa... Y se pierda.

Que el sol te vuelva invisible y libre de sombra, como la potencia sin oscuridades de un gran mediodía.


Que tu hacer no se vea

Que tu voz sea viento.


Que no tengas nada para enseñar.

Que tus libros sean la montaña

El comportamiento del río

El árbol

La noche y el sol

Y toda la música que componen en conjunción.


Que hagas sin intervenir, como la tierra.

Que lo simple sea tu ruta y camino,

Y tu legado el partir.


Jbv

No hay comentarios:

Publicar un comentario