Cuando analicé en demasía las cosas se me escapó la bella y simple melodía que estaba sonando.
Cuando hablé de más me quedé sin palabras.
Si hallo falta en mí ingreso presto a la caverna a callar hondamente.
Cuando hallo falta en el otro vuelvo a mirar las mías.
Casi siempre está en posponerme la respuesta más acertada a mi sentir: una reacción, un juicio, una intervención inútil, una palabra.
Ya no peleo más que conmigo mismo, y así el mundo se ve libre de mi torpeza.
Me doy cuenta que no estoy en paz cuando me sorprendo queriendo convencer o educar a alguien.
Contemplar es recibir. Y sin embargo, la contemplativa, es una mirada gratuita de la vida, donde no se obtiene nada útil para este mundo a cambio.
No deseo ya encontrar los grandes significados,
Me seducen la presencia, el camino con corazón y el conocimiento silencioso que jamás podré pronunciar.
Cuando me evado, las olas del Gran Río marrón me devuelven a la orilla a hacer pie sobre la tierra.
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