Quien internamente permanece arraigado en una serena alegría fomenta que sus acciones se ejecuten con suavidad y alcancen penetración en todo lo circundante.
Las personas se sienten tocadas en su corazón y son invitadas como un arroyo de montaña que busca llegar a descansar al lago.
Ese gran espejo de agua recibe a todos los cauces sin distinción y se vuelve un sitio de pausa y regocijo para sus agitadas corrientes.
Mantenerse Lago, regulando el lleno y el vacío jugando con el sol, con la mansedumbre interior de quien es hondo y tranquilo.
Así, nuestro hacer moviliza el mundo con la suavidad de una brisa primaveral.
Así, nuestra palabra toca a otras conciencias como un susurro que llega en el viento.
El único peligro es ir demasiado lejos en lo externo. Pararse justo antes del abismo y no ir más allá es venturoso.
Saber detenerse cuando es suficiente.
¿Quién ata al agua?
¿Dónde encontramos la raíz del viento?
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Susurros del I Ching, Viento sobre Lago a Agua sobre Lago.
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