jueves, 2 de febrero de 2023

El eco perdido


 Cuando nuestros símbolos rectores pierden su fuerza y su numinosidad, el espíritu queda como perdido en un desierto de aridez.


Iniciamos el deslumbrante viaje a Oriente o tierra adentro hacia el corazón del indio.


Allí las cosas más valiosas para nosotros son nombradas de la manera más bella, y todo eso que nuestra alma anhela vuelve a recibir una oleada de agua vital.


Imágenes nuevas cargadas de Mána dicen lo que las nuestras ya no pueden decir.


Pero el peligro acecha siempre. A veces seguimos a nuestra sombra, a veces viene detrás.

Si no captamos el meollo del asunto corremos el riesgo de representar la comedia del mendigo disfrazado, que queriendo ser príncipe cree que basta vestirse como tal.


El dedo y la luna,

Las huellas de los antiguos o aquello que buscaban,

Quedarse en el nombre de La Fuerza, el Mána, el Newen, el Chi, el espíritu Santo, o aceptar en silencio la Verdad última del universo.


El Amor mis amigos, es la mediodía secreta que sostiene todo lo existente. 


Dios tiene la cara del otro, y todos los textos y símbolos de los antiguos del mundo hablan cuando yo los leo de sentarse a beber el vino de la unidad que nos despacha el Gran Tabernero, de nadar sin resistirse a la corriente, de capturar el pez y olvidarse de la red.


Irse siguiendo ese eco perdido que busca lo más alto es necesario. Volver siendo uno mismo lo es más aún.

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