jueves, 2 de febrero de 2023

El silencio como ideología

 


En el silencio abismal encuentro la razón última de las cosas.

 Puede ser el silencio de una pequeña capillita perdida en algún caserío del norte argentino, en medio de la inmensidad bajo el cielo cordobés o en la sequedad de los desiertos de Murcia.


Me refugio ahí del ensordecedor bullerío de opiniones, de quienes sostienen esto o aquello.

Lo oigo desde mi particular costadito del mundo.


Mis oídos repudian ya toda esa máscara verbal que solo busca ocultar al desesperado hombrecito que es incapaz de hablar de su profundo sentir. Es por eso que prefiere discurrir enérgicamente sobre los grandes temas de la humanidad con un gesto muy serio.


Por un instante mágico, un día perdido ya en la línea del tiempo, algo me tocó con su pluma inundándome del Santo Silencio.


Eso bastó para siempre.


Y el lenguaje que comprendí esa tarde estaba impreso en las rocas en una extraña y antiquísima escritura.


El silencio, ese del que hablo, es mi opinión más contundente,

Mi verdad irrefutable,

Mi ideología,

Mi convicción,

El ismo por el cual mato y muero.


Es Ese Silencio.


Que no es callarse, sino que es…

No puedo ni siquiera pronunciarlo.

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