jueves, 2 de febrero de 2023

Un niño solo frente al vasto río

 


La realidad última y dramática, y a la vez profundamente liberadora es que no existe punto fijo, ningún atracadero. Ninguna morada segura que nos conduzca a casa.


Mil libros, mil sistemas, mil maestros de lo externo y nadie viendo-se. 

Si el despertar fuera cuestión de ponerse a hacer-algo, miles de personas disciplinadas estarían despiertas. 


Ante esto me dispongo a un hondo silencio. 

Y a una liberación total de cualquier anhelo de encontrar algo que no esté ya acá.


Quien es maniáticamente puntilloso en lo externo evade el conflicto último que siempre está en el interior.


No es lo que comes o dejas de comer.

No es el último método terapéutico proveniente de algún prestigioso país o el descubrimiento de la más antigua y pura tradición de no sé qué montaña santa.

Ni las horas de meditación, de ayuno o de inmersión al hielo.


Un niño solo frente a la vastedad del río. Eso es todo.


La Conciencia es abandonar todo intento de manipulación, el cese de toda ansia de escapar.


El sentir honesto, aunque no encaje en los sagrados manuales, es la única guía posible para el encuentro verdadero consigo mismo.

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