jueves, 2 de febrero de 2023

Mi Cristo manco y cojo

 



En la vorágine del cambio

Atenerme a lo que no se modifica.

En lo más hondo de mi silencio abrazar lo inmutable que está detrás de todo ruido.


En la quietud más apabullante ser un muelle capaz de contener la agitación de la persona amada.


En lo que no opera activamente encuentro mi descanso. La verdad sin discurso.


Y puedo hallar lo que ya no busco, andar el camino que ya no sigo.


En las cosas que hago sin pensar

En una taza de jugo del santito y su pedagogía callada,

En las manos y piernas de mi cristo manco y cojo,

El los ojos de Meher Baba,

En la risa desvergonzada de mi maestro,

En el amor eterno y en la loca pasión inexplicable de las llamas gemelas que andan juntas la peregrinación sin destino.

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