Como peregrino sin rumbo fijo los caminos se abren entre plegarias calladas y salmos ásperos de monte, cerro, islas y llanura.
Aprendí en una endiablada Salamanca de gritos, ecos y retumbos que el Silencio Sideral es la vidala que canta el universo cuando la agitación ha cesado y la eterna discusión interior se acabó.
En Mitotes brujos de dolorosas espinas y santitos obtuve mis más hondas y liberadoras visiones, fui todo, fui nada, polvo y viento y comprendí las claves que jamás pronunciaré satisfactoriamente.
Y por eso cedo toda pretensión, abandono la idea previa, renuncio a la complejidad, la extravagancia y a amar a Toda la Humanidad para acercarme a los que amo y me aman,
Y me dispongo a servir con mis manos a todos los dolientes que acuden a mi puerta con nobleza, coraje y verdad.
.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario