miércoles, 6 de junio de 2018

Centro y periferia. Lo esencial y lo accesorio.



El estómago es el centro, lo esencial, lo importante para nutrir el organismo y el resto de la vida. Cultiva y concentra energía para su correcta gestión y economía posterior. En el estómago se produce la saciedad, el saber cuándo es suficiente, la vida interior, secreta, oculta y silenciosa.
Los ojos son la vía a lo accesorio, el adorno, el contacto con lo externo, con el objeto de los sentidos. Con las luces y brillos del mundo.
Por los ojos se fuga la fuerza vital, el Newén; brotan la ira y la insatisfacción permanente. Los ojos no conocen el hartazgo y les cuesta saber cuándo ya está bien.
El ojo es la periferia, no hay cultivo ni concentración energética. Hay un drenaje permanente del Qi cuando el ojo manda. Por las imágenes nacidas de los ojos viaja el pensamiento hacia el futuro y al pasado, hacia los confines del mundo y del universo. Lo inútil, la erudición vacía.
"Sin salir de tu casa se puede conocer el mundo. Sin mirar por la ventana puedes ver los caminos del cielo". (Ttch 47)
"En procura del conocimiento, cada día se adquiere más. En procura del Camino, cada día se pierde más." (ttch48)
Sentarse tranquilo sin hacer nada. Llevar el aire al ombligo. Cerrar los ojos. Todo lo necesario será revelado allí, en ese íntimo recinto, sin salir por la puerta ni mirar por la ventana.
Volver al centro. Cultivar la fuerza. Dejar la periferia. Es una de las prácticas esenciales del Camino.

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