Atahualpa Yupanqui relata un hecho insignificante para cualquiera, pero de honda dimensión para un Observador de la Trama:
"En el Río Grande de Jujuy, con su cauce tan bajito que una mujer apenas se mojaba las sandalias, su changuito de ocho años jugaba en el agua. Levanta una piedra, dispuesto a arrojarla, y ella muy seria, amorosamente, le dice: "Póngala hijo, ponga esa piedra en el agua, no le robe el canto al río. ¿No ve que el río canta cuando encuentra esa piedra?"
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