miércoles, 6 de junio de 2018

El proceso alquímico de transmutación de las hierbas medicinales

Se cumple una profunda trinidad esotérica:

El Ser (la planta)
El vehículo (alcohol, agua)
Fuego (energía)

Todo ser, para su transformación y ascensión hacia algo superior (ser algo capaz de trascender se a sí mismo y volverse curativo, sanador, iluminador) debe transitar un camino, salirse del propio estado (vehículo) y atravesar la prueba del fuego (los cuarenta días en el desierto), y la energización que se produce cuando se ha vencido la prueba (las tentaciones del demonio), y se accede a un nivel superior de conciencia y poder.

El resultado es el Ser inicial transmutado en algo que se ha despojado de todo lo accesorio, bajo y perecedero y ha conservado lo esencial, puro, con un nivel vibratorio capaz de trascenderse a sí mismo, e irradiar a otros su poder curativo, luz, hondo mensaje.
Este es el camino que atraviesa la hierba, el silencioso e insignificante yuyo transmutado en tintura espagírica. Esta es la mística de la planta, y el por qué estos seres vegetales son capaces de curar y sanar a niveles profundísimos.

Que esta misma transmutación alquímica ocurra en nosotros es nuestra responsabilidad, si estamos dispuestos a atravesar el desierto de los tres escalones y volvernos capaces de irradiar el mensaje callado y ser remedio para otros.

Ser remedio, morir al estado actual (muerte y resurrección), e ir hacia adentro y hacia el otro.
Dejar el ser original oscuro y reptil para que nuestra esencia transmutada ilumine, cure.

Este es el hondo camino del yuyo, del sanador, del verdadero artista inmortal.






Al invertir la imagen puede verse el rostro y pico del águila, símbolo de la Elevación y la Visión.

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