lunes, 30 de agosto de 2021

Susurros del I Ching, hex. 54, La muchacha que se casa.

 



Es un instante de revelación. Como si dentro de una cueva un relámpago silencioso te otorgara la certeza de tu destino, y ya nada pudiera distraerte de tu camino.


La más grande iluminación es saber de tu frágil e inestable situación en esta casa. Pero tu callada y serena alegría es un arma cargada contra las “esposas legítimas”, esos que son los buenos y justos que creen haberse ganado un derecho verdadero y definitivo junto al señor del hogar.


Truenos y agitación en el exterior.

Tranquila y alegre calma en el interior.


Mira más adentro, la claridad de tu corazón es la herramienta más poderosa al servicio del Gran Misterio. Otorga tu doncellez a la Obra y transmútala en señorío de tu propio andar. Todo puede irse al diablo en un instante.


No hay libertad mayor que carecer de empresas propias, estar a la orden de lo que indica el Camino, libre de las locas imaginerías de la importancia personal y del poco propicio horizonte de deseos ilimitados.


Cultivar con flexibilidad la maduración de tu lugar correcto. Hallar el campo de acción adecuado mediante la aceptación de lo que se impone en el momento. 


Es entrar a la casa del amo como doncella, como concubina frente a los celos cortantes y callados de la esposa legítima. 

Siempre aquellos que se valen de un papel o un documento para sostener su lugar serán destronados al fin por la fuerza misma de la vida, por la frescura y la sobria espontaneidad de lo que tiene vitalismo auténtico.

Humildemente, sin más pretensión que ser instrumento para la Gran Obra, entra la doncella a la casa y acapara la atención y el favor del poderoso.


Retorna a tu silencio, ubícate en la espontánea alegría de haber descubierto tu lugar pasajero en este viaje efímero, abandona la tonta agitación de emprender alucinados proyectos perecederos que te roban la tranquilidad. 


Y nunca olvides que el señor puede expulsarte de la casa en un instante, sin motivos. 


No hay causa justa para el despido. No hay mérito para quedarse.


Susurros del I Ching, hex. 54, La muchacha que se casa, cambiar por otra forma, volver a uno mismo.

Tus manos, mis manos

 Tenía un futuro promisorio entre los grandes doctores de ley y los sabios de su tiempo,

Pero apartó sus pasos hacia la costa de los pescadores y los humildes de las arenas.


Mis manos, tus manos.


No se olvidó del cuerpo cuando todos hablaban de cielos y almas, y entre los hijos de la luz aprendió el arte de curar y aliviar el vehículo carnal para este viaje del espíritu.


En un largo desierto de hambre y sed y soledad luchó contra sus demonios internos hasta encontrar su Camino.


Mis manos, tus manos.


Tras el agua del río entendió que su lugar era el de cargar un simple y olvidado mensaje.


Cayó en la cuenta del desgarro de jamás ser profeta en la casa, en la aldea o en la propia tierra.


Seguir sus pasos es alzar la espada contra todo aquello para lo cual nos educaron. División entre padres e hijos, hermanos y hermanas. Su Camino es simple, pero pocos pueden andar esos senderos.


Bebió vino, rió, comió carne asada y pan entre amigos, los perdidos y descarriados del mundo.


Sus palabras sencillas de amor, igualdad y humildad fueron manipuladas para sostener un imperio de vergüenza, poder y verticalidad.


Enseñó pocas y tremendas cosas:

Que la ley es amar a la divinidad y al Gran Misterio por sobre toda cosa, al prójimo como a uno mismo, a no juzgar a nadie, a dar al que no tiene, a visitar al enfermo y al preso, a suspender la incredulidad, a correrse del medio y a entregarse al designio de lo Supremo.


Cometió el error de enojarse por confundir un edificio de piedra con la casa del Padre.


Demostró que es posible nacer de nuevo, y que el paraíso es estar en este mundo sin ser del mundo.

Aconsejó ser astutos como serpientes y mansos como palomas.

Afirmó que hay un reino divino dentro nuestro, que nuestros talentos ya no nos pertenecen sino que han de entregarse al servicio, y que no se enciende una lámpara para ocultarla en un cajón.


Que el corazón además de un órgano es un centro de poder, la habitación de una fuerza transformadora llamada amor.


Insistió en que no se puede tener dos amos, que no se puede vivir con el foco y la energía puesta en el éxito, la ganancia, la acumulación, la seguridad material, la prosperidad, y al mismo tiempo entregarse con hondura a las cosas del espíritu y la libertad.


Sus trances de iluminación fueron faro para sus hermanos aún dormidos. Aprendió la traición, la negación y el perdón al amigo débil.


Y un día se fue, quién sabe dónde, vagando más cielos, aguas bravas y montes descalzos. 


Y una vez estuviste atrás mío, mis manos eran tus manos.

¿Quien podrá seguir ese Camino, esa verdad, esa vida?


Mis manos, tus manos, pa lo que guste mandar.

Un eco perdido buscándolo a Dios.


 


El hombre moderno ha creído enterrar el sentimiento religioso, la veneración por el Gran Misterio, por lo incomprensible en una honda fosa en el medio del bosque.


Pero ese hoyo se ha vuelto su propio inconsciente.


Creyéndose muy racional, lógico y dueño de sus acciones, desde el fondo de la especie, ese anhelo continúa latiendo, transmutado hoy en la Ciencia como última autoridad, en la ley, la política y la ideología como praxis cotidiana capaz de encausar las pulsiones vitales, en los políticos como sacerdotes intermediarios entre los poderes sagrados de la maquinaria estatal y la plebe.


Toda veneración al símbolo de pertenencia a una nación, a un partido, a una ideología, la apelación a la casta Vestal científica como última verdad oracular y refugio mental.


El hombre moderno es devoto de lo incomprensible sin siquiera darse cuenta. La especie clama desde la sombra del tiempo en que en las cavernas pintamos nuestros más sombríos interrogantes.


Humildemente, me reconozco profundamente religioso. 

Como decía el bodhisattva de Pergamino: "sé que dentro mío hay un eco perdido buscándolo a Dios".

No poseo ninguna certeza. Conmovido por el Gran Misterio que no alcanzo a develar, navego esta existencia como un barquito sin vela ni timón.


Comulgo con las fuerzas del río, del viento, la vastedad y la montaña.


Rezo mis salmos sencillos y callados. Susurro mis mantras de poder, me nutro del Mana del que me habló Aquella Voz Esa vez en dos oportunidades.


Callo, ignoro, contemplo sin comprender. Atisbo que alguna verdad hay en el vínculo con los otros y me vuelvo humano, demasiado humano entre las ansias de este mundo tan lleno de convencidos.



jueves, 26 de agosto de 2021

Cultiva el yin, apaciguar el yang

 



Cultivar el yin como quien protege una delicada flor es un poderoso propósito en este mundo tan desbalanceado hacia el polo yang.


Nunca es un camino correcto seguir avanzando e imprimir más movimiento cuando todo se dirige hacia el abismo. Mejor destapar la botella y sentarse a descansar bajo la sombra del arbolito.


Dulcificar el carácter, 

limar las aristas,

Embotar los filos,

Aprender a aquietarse y abandonar la agitación interior.

Ahondar en el silencio y descartar tanta palabra.

Escuchar en lugar de hablar,

Asumir sin vergüenza la ignorancia en vez de decir cualquier cosa.

Abandonar la especulación es más adecuado que interpretar y calcular.

Dejar en paz es superior a querer convencer.

Simple es mejor que complicado.


Guardo los tres tesoros que me legó mi maestro en mi bolsito andariego:


Abrir el corazón, el centro afectivo, actuar con coraje y nutrir al mundo desde el amor. El amor como fuerza creativa, no esa ñoñés namasterosa de querer a todo el mundo. El amor como poder trae balance al mundo.


Vivir frugalmente, para tener de sobra para dar.


Saber siempre ceder, sin jamás ceder el poder personal.


Así, el andar es más liviano,

El mundo se equlibra un poco en su desorden.


Abrazar el yin,

Sedar el yang,

Nutrir la hembra,

Apaciguar el macho.


Aquél a quien pertenecen las cosas ocultas enseñó a vivir más allá de los contrarios, a estar en el mundo sin ser del mundo. 


No preferir ni aborrecer, ver el desbalance y restablecer el balance. 

Actuar con valentía cuando es necesario.

Ceder con valentía cuando es necesario.


Cultiva el yin como quien cuida un jardín.

Contener el yang como quien doma una fiera peligrosa.

Si cuidas las plantas, puedes aún podarlas.

Si te subes a lomos de un tigre, no te bajarás de él cuando vos quieras.





martes, 24 de agosto de 2021

Somos tierra que anda


 


Somos tierra que anda,

Y un cielo que un poco se queda.

un monte que esconde cosas

Y un agua que todo lo entrega.


Y así es como vamos en un viaje personal hasta el abrazo con el Gran Misterio.


Permitirle dar sus pasos al otro en el sendero sin el radar interior del juicio es una prudencia noble y generosa.


Vivir en permanente movimiento,

Interno y externo. No dejarse jamás atascar. 


Agüita que va corriendo

Evita la pudrición.


Muchos caminos,

Ser un destino

Es la humana condición.


Abrazar el mundo de los hombres instalado en un silencio imperturbable del corazón.


Olvidado de mí mismo sin moverme del lugar

La única ley por la que acepto regirme es la Gauchada tras haber dejado la ofrenda en el suelo camino al altar e ir a abrazarme con mi hermano.


Ayuda al andariego, aloja sus noches con una cama y un plato caliente,

Y luego velo partir.


Da una mano al que necesite, entrega lo que esté en ti dar,

Y continúa andando tus pasos hacia tu cueva interior, llena de amores cercanos que estaban lejos e intraducibles.

Susurros del I Ching, hex. 6, El Conflicto.

 



Toda disputa es una trampa para fortalecer el yo.

Regresa a casa, cambia un combate inútil por una tranquilidad duradera.


Si hay Silencio, ¿Quién puede disputar contra el que se afirma en un hondo callar interior? ¿Qué general enviaría sus tropas a invadir semejante abismo? Todos sus ejércitos de razón y argumentos quedarían empantanados en ese territorio  caótico que es una persona que carece de la necesidad de tener razón y que con su energía interna se aleja de los extremos de cualquier tipo.


Cuando Cielo y Agua se alejan y separan, hacerse nube es el servicio más alto que se puede ejercer en un mundo que se destroza en el sinsentido de la disputa inútil.


 Destino de unión entre dos lejanías, blanda, flexible, vaporosa. La nube siempre te da la razón. Es lo que vos ves en ella. Y existe un encuentro posible, o un viaje al inevitable destino de lluvia.


No cruces jamás las aguas torrentosas del decir cualquier cosa por tu lamentable necesidad de tener razón.

Quítate del extremo,

Salte del Agua o del Cielo,

Ubícate en las nubes y se nexo entre los extremos de la desesperada necesidad humana de autoafirmarse.


¿Tienes un conflicto interior?

¿Tus extremos disputan?

Abandonate al gran Silencio que tiene razones mejores,

Correte, quítate el traje de árbitro y cede todas las decisiones a lo inevitable.


Susurros del I Ching, hex. 6, el Conflicto.

Susurros del I Ching, hex. 49, La Revolución

 



Has cambiado de ciudad, 

has andado los caminos,

Mas tu pozo permanece limpio, puro, fresco y concurrido de sedientos.


Ahora posees una poderosa claridad interior,

Tu fuego refulge por toda la comarca,

Y tu serena alegría es un lago que reúne cien arroyos de montaña que amansan sus bríos al llegar a vos.


La muda comienza, 

Amaru abandona su vieja piel,

Al gusano le nacen alas

Y la fe en el poder personal cuando suspende al fin la incredulidad y se abraza definitivamente al Gran Misterio es la última y más grande revolución interior.


El propósito de ocupar ya tu lugar se manifiesta firme y serenamente, y ya de nada puedes arrepentirte. Todo te ha traído hasta aquí.


Cuando todo cambie afuera, muda pues con los tiempos, ten fe en las transformaciones y apoya toda revolución, fundamentalmente si proviene de los jóvenes y los niños.


Cuando las mutaciones se manifiesten en tu interior, 

Ya no te hagas el tonto, sepulta ese cadáver y no sigas haciendo de cuenta que sigue vivo.

El olor es ya nauseabundo.

¡Deja eso viejo atrás y resucita ya de una vez! 

¿Ya no hay nadie que te reconozca en los caminos? Viven todos atados a la vieja imagen que tienen de vos y nadie en la aldea percibe aún tu renacimiento.


Pero te has vuelto lago, un hondo lago lleno de fuego y de claridad en su interior, que convoca alegremente a viejos conocidos y a extraños a amansar sus bríos en él.


Abrazar los cambios,

Desollar y sepultar el cadáver,

Mudar la piel.

Ocupar el lugar correcto, el que te está destinado,

Salir del viejo sepulcro a recorrer los nuevos senderos guiado por el poderoso llamado del ardor interior.


Susurros del I Ching, hex. 49, la Revolución, la Muda, Desollar, Quitar la cobertura, Rebelarse.

lunes, 23 de agosto de 2021

La cueva del silencio




 


Y dentro de la cueva éramos un solo espíritu y organismo,

Y habité entonces un silencio inconmensurable,

Una paz de la que no recordaba noticia,

Una energía poderosa de gritos que atravesaron eones hasta impregnarse en las paredes me dominó por completo. 


La escritura secreta de las piedras estaba ahí para no ser descifrada con el lenguaje, ese vehículo imperfecto para nombrar lo que experimenta el ser.


La perfecta postura reveló que no existía un ápice de tensión en mis músculos y tendones.


La comunión estaba sellada entre nosotros.

La palabra me había abandonado, y algo en mí deseó permanecer allí por todas las vidas que me quedara experimentar.


Y al fin hubo que salir.

Y entonces decidí volver cueva al mundo, integrando todo lo deseable y lo indeseable, lo hermoso y aterrador de esta vida.


 Habitar ese silencio blindado y abismar al mundo en él es la estratagema sin planes que se me revela esta mañana dormida entre los valles dónde mana vino, paz y bien.

viernes, 13 de agosto de 2021

Susurros del I Ching, hex. 4, la necedad juvenil

 



Avanzamos los primeros pasos en el camino jóvenes y frescos, como agüita de vertiente que brota a los pies del cerro.


¡Que la ignorancia, joven, no te vuelva un necio atrevido!


Todo lo que se presente de ahora en más será desconocido. La estrategia del brotecito verde es permanecer oculto y embozado todo lo posible para no ser atacado de inmediato por las aves. 


Si encuentras un maestro en el discurrir de tu cauce, no lo importunes con tu necedad. Acepta sus recursos, sus métodos, o simplemente abandónalo y sigue tu camino. ¡No quieras cambiar a tu maestro ni enredarlo en marañas emocionales!


Pero ten en cuenta que cada maestro con su librito imparte su enseñanza.

Cuando haces una pregunta, no esperes oír de sus labios tu propia respuesta. Acepta y madura en tu interior sus palabras. Si son humus para tu crecimiento, ¡Ventura!, sino, simplemente sigue tu curso, sin alharaca ni drama. Quizás más adelante encuentres el sentido de su enseñanza.


Si eres maestro, no busques discípulos. Simplemente transita en carne viva tu mensaje. Sé testimonio latiente de tu doctrina.

Se tolerante y amoroso con la necedad del joven, pero no permitas que te pongan a prueba arteramente con artilugios y juegos verbales.


¡Quita sus trabas! Remueve las piedras que obstruyen el flujo del manantial! ¡Ayúdalo a ver sus impedimentos para que pueda avanzar!


No permitas jamás que te endiosen, maestro, ¡No sea que hagan de ti una estatua de bronce!

Si tu alumno se ciega ante ti, entonces ahora el impedimento eres tú.

Nunca te hagas amigo del castigo y de la crueldad. Se duro si es necesario, pero limítate a señalar, corregir. Si tus escarmientos son humillantes, por el gusto de castigar, ¿De qué lado está pues la ignorancia?


Joven, no seas necio. Que la ignorancia no te vuelva un atrevido. Sé cauto, emboza tu crecimiento. No busques brillar de buenas a primeras. 

Avanza hacia lo desconocido con prudencia, valientemente, sabiamente incluso en lo que aún eres incapaz de conocer.


Susurros del I Ching, hex 4, La necedad juvenil, la inmadurez, embozar, conciencia nublada.

Disolverse


 

Disolverse en la lentitud,

Educarse en el no hacer.

Vagar libre y tranquilo como propósito íntimo.

Transitar la libertad como camino y destino.


En la estratagema del ayuno de palabras

Y la ardua tarea de acallar el diálogo interno

Me fue dado el

Ganar silencio aún en el decir.


Me alejé de la productividad como de una peste,

Retiré mi interés a la especulación,

Me olvidé del mandato de lo útil y aprendí la utilidad de lo inútil.


Una serena distancia de la agitación de los asuntos de los hombres me otorgó salud y felicidad.


Una atenta escucha a los mensajes de mí cuerpo me ayudó a descubrir algunas sombras.

Una hernia umbilical me mostró mi abandono del centro del mandala y me señaló el sendero para retornar.


Una práctica cotidiana del ir en seguimiento de mi sentir me ayudó a tener paz interior.


Y la habito plenamente cuando llega, y la recuerdo para volver a alinearme cuando me alejo de ese recinto sagrado.


Presencia, presencia, y más presencia. Habitar con plenitud cada instante. Todo el resto son artilugios para conseguir esa llave maestra que abre las puertas para regresar a casa.


lunes, 9 de agosto de 2021

Susurros del I Ching, hex. 13, Comunidad con los hombres.

 



Puede tener éxito una comunidad si el vínculo que une a las personas es una participación desde la libertad.


En tu familia, tu grupo de amigos, en tu aldea, ¿Puedes desplegar tu verdadera esencia, tu auténtico poder personal, tu “Te” sin impedimentos y con total espontaneidad?


Tu actitud en sociedad, ¿Es la de concordar a las personas, armonizar, congregar, buscar la trascendencia y el bien común? ¿O estás ahí para imponer tus inclinaciones personales mezquinas, a la fuerza o subrepticiamente, manipulando en secreto y generando partidismos y división?


Un encuentro profundo con los demás puede darse si accionas desde tu claridad interior, y desde la creatividad procreadora exterior. Entrega, dar. Olvidar los frutos personales de la acción y orientar la energía hacia la meta común.


No hay comunidad ni congregación cuando existen intereses ocultos, armas escondidas en los matorrales, murmuraciones, partidismos y desconfianza mutua.


La comunidad entre las personas está perdida así. Se ha entronizado la búsqueda personal, el engaño, el amor al poder y al dinero, la estratagema para derrotar. Los que gobiernan no son más que un reflejo de la degradación total.


El espíritu de clan atenta contra la libertad interior. Allí hay cosas que reprimir o forzar para no ser expulsado. Y tu Te no puede manifestarse en un ámbito así.


El santo sabio aspira trascender la división, atravesar las grandes aguas y alentar una libre congregación.


Y adentro ocurre el mismo universo. El viejo libro es un mapa de la psiquis humana.


¿Puedes darle lugar a lo blando dentro de ti? ¿Alimentas al yin, nutres la hembra y refrenas al macho?

¿Es posible que tus claridades ocupen el lugar central en tu vida e iluminen tus sombras?


Solo de ese modo puede lograrse la unificación interna, la comunidad entre todos tus aspectos divergentes, de personalidades irreales bajo un yo real coherente.

La clara conciencia interior otorga la fuerza y la creatividad para encauzar nuestra vida hacia la integración total.


Existen escollos, si. 

Pero cantó el Bodhisattva del bajo Belgrano: “la única muralla eres tú. Si no la saltas no darás un solo paso”.


No receles más. Lánzate a cruzar las grandes aguas de los abismos de tu mente. Produce terror, rechazo, parálisis. Pero es el único camino al encuentro con uno mismo. Afuera, abrazar al distinto es el camino a una comunidad verdadera.


Como un gran noble de la antigüedad, que agrupaba y mancomunaba a las tribus disolviendo sus resquemores y desconfianzas.


Así ha de hacer tu claridad interior, tu llama profunda con tus miedos, tu oscuridad, tu ira irrefrenable, tu eterna incredulidad, tu exigencia y reclamo insoportables.


Participa con libertad de tu propia persona Total. Eres la comunidad que te tocó. Poder elegirla y decir sí quiero es la iluminación.

Un entendimiento silencioso contigo mismo, un callado acuerdo con el otro es la máxima libertad en la unión.


Susurros del I Ching, hex. 13, Comunidad con los hombres, Concordar las personas.

viernes, 6 de agosto de 2021

Susurros del I Ching. De la montaña a la desintegración

 



Aquietándome como aconseja la Montaña, el viaje se hace sin ruido dentro.


Los pensamientos no corren más allá del presente absoluto.

El sentimiento no se aparta un centímetro de su autenticidad.


En esa quietud desapareces, ya nadie puede identificarte con viejas etiquetas ni juicios antiguos.


Ya no estás ahí.


La montaña sostiene sin diferenciación a todos los seres que acuden a ella. A los bosques, las aves, a los que se aventuran por los estrechos senderos de la ascensión. Al ermitaño que hace de ella su morada.


Ni tampoco retiene a los que se retiran. Al agua del manantial que fluye hacia abajo, a las nieves que en la primavera dicen adiós, a las bestias que descienden al valle en busca de pastos más frescos durante los inviernos helados de la altitud.


Todo silencio, toda quietud.

Sin forzar. Si viene un sismo, no se resiste. La estridencia se oye en toda la comarca. Resistirse al sacudón solo lleva a la ruptura, a la desintegración.

Da cauce a tu potencia. Oriéntala hacia la creación. 


Nadie que se sienta en meditación debe forzar su aquietamiento. El gato se levanta sin más cuando ya fue suficiente. No rompe su armonía en el esfuerzo. La elegancia es la simpleza. La eficacia es la soltura.


Muévete cuando debas moverte. Aquiétate cuando corresponda. Ese es el silencio, esa es la quietud.


No desintegres tu integridad forzando acciones que no sientes. 

La montaña es la montaña, y solo quedan las alturas para el caminante de lo incierto, para el buscador del punto exacto del auténtico sentir y el senderista de la libertad interior.


Susurros del I Ching. Hex. 52, La Montaña, el Aquietamiento, mutando al 23, La Desintegración, partirse, separarse.


Foto: Amados cerros de Anfama, provincia de Tucumán.

jueves, 5 de agosto de 2021

Hasta el Gran Misterio


 

Voy decidido en mi camino hacia casa.

Mis pasos son firmes y certeros, a veces dubitativos, otras tímidos y cada tanto me pierdo entre la espesura del bosque.


Pero como dijera el boddisattva del bajo Belgrano, “un guerrero no detiene jamás su marcha”, y es por ello que avanzo aún en mi aquietamiento y cuando no voy en mis pensamientos más allá de la situación.


Sentarme quieto sin hacer nada, 

Vagar libre y tranquilo,

Pescar inútilmente sin anzuelo 

Y tocar canciones con mi guitarra sin cuerdas.


Todo eso está en función del Camino de regreso.

Y mis iluminaciones, mis ignorancias profundas a las que anhelo echar luz.


Los amigos, los hijos, el amor. 

Las agujas que tejen la cósmica red de la conciencia y la energía interior, los vegetales maestros, un antiguo libro que guía mis pasos.


Un río ancho que parece el mar, arroyos e islas decidoras, unos cerros de nostalgia.

Algunas canciones,

Versos y divagaciones plasmadas en el papel y las pantallas. Intuiciones innombrables que quedarán en mí.


Todo va en mi mochila de viaje. Hasta que mis días se gasten, el Gran Misterio me llame al fin de regreso para revelarme el secreto de la Broma Cósmica, y yo me marche chiflando como si nada entre sonrisas y expresiones de maravilla, entonando la oración del silencio.

martes, 3 de agosto de 2021

Susurros del I Ching. Hex. 25, La inocencia

 



Afuera hay un Cielo que te guía, que es modelo de acción y camino.


Encausa tu ruido interno y desorden, desata tus enredos siguiendo la simple y poderosa Vía del Cielo. Ese es un camino inocente y libre de ocultas tramas.


Con segundas intenciones, la naturaleza y la espontaneidad se pierden.

Sin segundas intenciones, lo auténtico en tu vida se manifiesta.


No te enredes en planes secretos, propios o ajenos, ni en cálculos de ventajas y desventajas. Si no eres recto la desdicha no tardará en golpear tu puerta.


El trueno es una fuerza poderosa pero que con inocencia anuncia que llegan la lluvia y la primavera.


Ve sin doblez por el sendero de la vida. Conserva en el viaje esa inocencia que el Cielo te regaló.

Ves con desconcierto tus enredos, desvíos y calamidades. Ves también cómo los tuyos se enredaron, por eso no están luchando aún por el amor y la verdad.


No importa. Adelante. Por el hilo simple y directo de la naturalidad, porque andar con paso inocente trae ventura.


¡Ábrete a lo inesperado! ¡Actúa sin enredarte! 

Cesa de especular, de trazar esos planes secretos en tu habitación.


Poder andar confiado y abierto a lo inesperado es la verdadera gracia divina. Suspender la incredulidad es la más alta maravilla.


No estés pensando en cosechar cuando ares la tierra ni en el usufructo del campo cuando desmontes.


Si un mal te llega sin culpa propia, no enredes más las cosas con remedios externos. No ensayes curas con medicamentos desconocidos. Permite al Gran Misterio manifestarse, a tu poder personal sortear el obstáculo, a la Vía del Cielo guiar tus pasos.


El mal llega, los males se van, tu fuerza sigue intacta y tu inocencia sin tacha.


No mires torcido los pasos de los demás. ¿Qué más da lo que hagan con su vida? Y si alguien observa y vigila los tuyos, ¿Qué importa? No pueden atarte sus ojos-radar. No tener camino propio más que el del Cielo te lleva a la libertad.


Arroja la calculadora, el maquillaje, el compás, la plomada. Cuando las segundas intenciones se hacen ver la inocencia se pierde, la naturaleza se tuerce, tu “Te” no se despliega, y el camino se enreda demasiado.


¿Quién entonces podrá desatar esa madeja sin tener que cortar el hilo por algún lado?


Susurros del I Ching, hex. 25, La Inocencia, No Enredarse.