lunes, 23 de agosto de 2021

La cueva del silencio




 


Y dentro de la cueva éramos un solo espíritu y organismo,

Y habité entonces un silencio inconmensurable,

Una paz de la que no recordaba noticia,

Una energía poderosa de gritos que atravesaron eones hasta impregnarse en las paredes me dominó por completo. 


La escritura secreta de las piedras estaba ahí para no ser descifrada con el lenguaje, ese vehículo imperfecto para nombrar lo que experimenta el ser.


La perfecta postura reveló que no existía un ápice de tensión en mis músculos y tendones.


La comunión estaba sellada entre nosotros.

La palabra me había abandonado, y algo en mí deseó permanecer allí por todas las vidas que me quedara experimentar.


Y al fin hubo que salir.

Y entonces decidí volver cueva al mundo, integrando todo lo deseable y lo indeseable, lo hermoso y aterrador de esta vida.


 Habitar ese silencio blindado y abismar al mundo en él es la estratagema sin planes que se me revela esta mañana dormida entre los valles dónde mana vino, paz y bien.

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