lunes, 9 de agosto de 2021

Susurros del I Ching, hex. 13, Comunidad con los hombres.

 



Puede tener éxito una comunidad si el vínculo que une a las personas es una participación desde la libertad.


En tu familia, tu grupo de amigos, en tu aldea, ¿Puedes desplegar tu verdadera esencia, tu auténtico poder personal, tu “Te” sin impedimentos y con total espontaneidad?


Tu actitud en sociedad, ¿Es la de concordar a las personas, armonizar, congregar, buscar la trascendencia y el bien común? ¿O estás ahí para imponer tus inclinaciones personales mezquinas, a la fuerza o subrepticiamente, manipulando en secreto y generando partidismos y división?


Un encuentro profundo con los demás puede darse si accionas desde tu claridad interior, y desde la creatividad procreadora exterior. Entrega, dar. Olvidar los frutos personales de la acción y orientar la energía hacia la meta común.


No hay comunidad ni congregación cuando existen intereses ocultos, armas escondidas en los matorrales, murmuraciones, partidismos y desconfianza mutua.


La comunidad entre las personas está perdida así. Se ha entronizado la búsqueda personal, el engaño, el amor al poder y al dinero, la estratagema para derrotar. Los que gobiernan no son más que un reflejo de la degradación total.


El espíritu de clan atenta contra la libertad interior. Allí hay cosas que reprimir o forzar para no ser expulsado. Y tu Te no puede manifestarse en un ámbito así.


El santo sabio aspira trascender la división, atravesar las grandes aguas y alentar una libre congregación.


Y adentro ocurre el mismo universo. El viejo libro es un mapa de la psiquis humana.


¿Puedes darle lugar a lo blando dentro de ti? ¿Alimentas al yin, nutres la hembra y refrenas al macho?

¿Es posible que tus claridades ocupen el lugar central en tu vida e iluminen tus sombras?


Solo de ese modo puede lograrse la unificación interna, la comunidad entre todos tus aspectos divergentes, de personalidades irreales bajo un yo real coherente.

La clara conciencia interior otorga la fuerza y la creatividad para encauzar nuestra vida hacia la integración total.


Existen escollos, si. 

Pero cantó el Bodhisattva del bajo Belgrano: “la única muralla eres tú. Si no la saltas no darás un solo paso”.


No receles más. Lánzate a cruzar las grandes aguas de los abismos de tu mente. Produce terror, rechazo, parálisis. Pero es el único camino al encuentro con uno mismo. Afuera, abrazar al distinto es el camino a una comunidad verdadera.


Como un gran noble de la antigüedad, que agrupaba y mancomunaba a las tribus disolviendo sus resquemores y desconfianzas.


Así ha de hacer tu claridad interior, tu llama profunda con tus miedos, tu oscuridad, tu ira irrefrenable, tu eterna incredulidad, tu exigencia y reclamo insoportables.


Participa con libertad de tu propia persona Total. Eres la comunidad que te tocó. Poder elegirla y decir sí quiero es la iluminación.

Un entendimiento silencioso contigo mismo, un callado acuerdo con el otro es la máxima libertad en la unión.


Susurros del I Ching, hex. 13, Comunidad con los hombres, Concordar las personas.

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