martes, 23 de noviembre de 2021

Rectificarse

 



El ruido interno es el residuo que deja el inútil pensamiento.

Todo ese tejido de diálogo que no tiene otro destino que la agitación y que va dejando capa tras capa de mugre.


Me rodeó el noble humito de incayuyo, que como trapo mojado o escoba de paja barre ese tierral. 

Y abajo está la claridad, el foco y el silencioso estado natural del corazón aquietado.


El auténtico pensar surge entonces, teniendo espacio para rodar libre y tranquilo.

La idea acabada llega, la revelación hace su destello.

Me aburrí hace tiempo de diseñar la salvación del mundo. Más que pergeñar ingeniosas soluciones a los grandes problemas de los hombres,

Prefiero indagarme interiormente y descubrir en qué estoy contribuyendo al caos.


Rectificarse es realmente un aporte invaluable.

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Entregarse al viaje

 


Sentarme así,
Verlos pasar,
Yendo apurados
A su circo habitual.

Sentarme así,
Como un Biguá
Secando en silencio mis alas al sol de diciembre.

Prefiero callar
Lanzar las tres monedas
Y regalarme a su danza de azar.

Y que el viejo libro
Me muestre el camino
Y cómo caen hoy en mí
Las ocho fuerzas primordiales.

Y así vivir
Sin decidir
Con las tres líneas 
Abriendo el sendero.

Y así vivir
En el caótico ascetismo
Sin regla ni método
En este confuso mundo
De tanta ley y convicción.

Me entrego al viaje
Sin plan de acción,
Y al ignorar los caminos
Hablo con Dios.

Y así vivir
Me entrego al viaje,
Y que en su camino 
Me encuentre Dios.




lunes, 22 de noviembre de 2021

Agua que viene del fuego


 

Soy agua que viene del fuego y del fragor de la guerra.

Soy agua que se dirige a la tierra y al remanso. A la feminización y a la santa inoperancia.


Aquietar el corazón es quizás la más elevada tarea y el mayor aporte que puede hacer un hombre al mundo.


Todo se acomoda por sí mismo en un espíritu asentado.

No disputan las diferencias,

No se distinguen los opuestos

Y el gobierno de las cosas se vuelve superfluo y una actividad pueril.


Saber mucho de esto y aquello es ruinoso para el que sigue el camino del callar como método de relación con el universo.


Los que miran el Es combaten por la razón y la luz por medio de la inteligencia y la agudeza.


Pero mejor es mirar la nada, 

Como un estático Biguá sobre su rama.

Entrar en el recinto donde todo es lo mismo y uno deja olvidado en un rincón las cosas y el aburrido reclamo del yo. Y ya no tiene nada que decir al respecto de ningún asunto.


Abismarse en el mar sin costas apaga los bríos del guerrero ya sin guerra que luchar.

Y busca poner los pies descalzos en la tierra,

 y al fin, asentado en la santa inoperancia y sólidamente afirmado a la divina ignorancia, el noble combatiente procede a cortarse la cabeza.

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sábado, 20 de noviembre de 2021

Chuang Tzu rechaza el reino


 


Chuang Tzu pescaba tranquilo en el río. El rey le envió unos emisarios con el mensaje de rogarle se hiciera cargo del gobierno del reino.


¿Está pescando usted sin línea ni anzuelo?, preguntó incrédulo uno de los agentes.


¿Acaso para estar simplemente sentado aquí sin hacer nada debo yo tener un fin? Si gusta pasar a mi casa, también puedo mostrarle mi arco sin flechas.


Desconcertado, el agente dio su mensaje al sabio que vivía retirado en un bosquecillo de bambú.

“Su majestad desea entregarle a usted el gobierno del reino y todas sus pertenencias.”


Chuang Tzu, sin soltar la inútil caña contestó: “He oído decir que el rey posee una tortuga mágica que murió hace ya tres mil años. El rey la guarda en su palacio en un cofre de oro bien envuelta en paños.

¿Esta tortuga hubiera querido morir para que sus huesos fueran tan honrados o hubiera preferido seguir viviendo arrastrando su cola en la ciénaga?”


Los emisarios le respondieron: “Hubiera preferido vivir y arrastrar su cola en la ciénaga”.


Chuang Tzu les contestó: “¡Váyanse ya mismo de aquí y déjenme en paz! Yo también quiero seguir arrastrando mi cola en la ciénaga”.

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viernes, 19 de noviembre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 35, Progresar, avanzar, subir, crecer, ser elevado a una Dignidad.


 


El sol sale del horizonte de la Tierra,

¿Estás dispuesto a avanzar hasta tu Gran Mediodía?


Disipar toda sombra, eh ahí el franco camino de la conciencia. Ser consciente no es esto aquello, blanco o negro. Es esto y aquello, blanco y negro, luz y sombra.


Progresar sobre la propia oscuridad. Cuando se ilumina tu virtud se alumbra también tu impedimento. Y entre ambos avanzan hacia la disipación de las sombras largas del crepúsculo. 


“El noble ilumina por sí solo sus claros talentos”, dice el viejo libro.


Cuando asumes completamente tu virtud, reconoces tu esencia personalísima, orientas todas tus velas con el fin de permitir su completo despliegue. Entregar sin titubeos esa ofrenda que te fue dada sin mérito alguno para haberla obtenido, dejarla correr al mundo sin retener ni esperar nada.


La falsa humildad o la cobardía de no reconocer tu don, o el orgullo y engreimiento por tener algo que se te ha regalado, son obstáculos para tu progreso.


¿El Cielo te ha dado? Es imperioso hacerlo fructificar antes que el Hacedor regrese a pedir cuentas de su depósito.

Cuando el tiempo es correcto, tu lugar el adecuado y reconocido tu propio talento, el avance es franco y fácil.


El sol no puede más que alumbrar y calentar, y no lo hace para sí mismo. Es su naturaleza. Si algo obstruye su luz, es nefasto y un pésimo augurio.

¡Que nada obstaculice tu talento! ¡Que nada se interponga entre tu don y los demás!


Los primeros destellos de conciencia pueden provocar rechazo en el círculo más íntimo de una persona, ya que ésta comienza a tomar decisiones algo desconcertantes.


Una suerte de desconfianza sobreviene, mas nunca debe perderse la calma y la seguridad en el solitario camino emprendido.

Volver una y otra vez a tu verdad interior, y andar el sendero sin falta alguna.


Un paso, otro paso, y la tristeza de las transformaciones producidas en el corazón son solo las náuseas y molestias de los primeros meses de embarazo. Perseverar trae ventura.


La Madre Oscura de todos los seres es despiadada aniquiladora y dadora de infinitas bendiciones. Abrir la puerta de todos los misterios es abrazar a la más antigua de las antepasadas.


Las voces de aprobación empiezan a rodear el camino que toma tu virtud. Te arrepientes de tu inicial desconfianza y te empezás a empachar de halagos y aplausos. 

Es el momento de mayor peligro para un hijo de la luz. La instancia en que todo tu progreso puede irse al abismo.


¡No te conviertas en un hámster acaparador de elogios!

El paso es perseverar en jamás tomarse muy en serio ganancia o pérdida. Deja nomás que tus talentos rueden y se derramen, que sean recogidos o no sean recogidos, ¡no pasa nada! El sol no se angustia por quienes se ocultan de él, ni se alegra por quienes se dejan acariciar por sus rayos.


Simplemente sigue tu camino hasta tu Gran Mediodía, Ahí hay ausencia de oscuridad, y la luz sobre las cosas y los asuntos del mundo interior se vuelven claros y evidentes.


Es el momento en que te ves por completo. Y podés entonces verlos a todos. Al ser capaz de observar tus más recónditos laberintos te inunda un gran amor por todo lo creado y una gran compasión por la debilidad de todos los seres al haber reconocido la tuya propia.


Esa fuerza se derrama como un manantial que brota de la piedra, no juzga más, no condena más ni castiga más que a su propia comarca. Ha quitado los observatorios y auditorías sobre terrenos ajenos.


Cerrar los ojos a la falta del otro con el gran amor y abrirlos grandes frente a las propias es el auténtico progreso del que habla el antiguo oráculo.


Iluminar tu virtud, permitiendo que se derrame en función de la Gran Obra, es el sendero sobre el cual tu avance se manifiesta en el mundo.

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Susurros del I Ching, hex. 35, Progresar, avanzar, subir, crecer, ser elevado a una Dignidad.

jueves, 18 de noviembre de 2021

Lo uno y lo vario


 


No dejes que las cosas exteriores penetren en la mansión de tu espíritu y provoquen disturbios.

Son cosas nomás, están y no están, pasan o no pasan, suceden o no. Y al diluir los asuntos personales en la totalidad de las grandes transformaciones, poca importancia tienen en definitiva.

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La conciencia no está en otra parte, sino aquí mismo, en el bullicio de la feria y en el desorden de la cocina.  

Pero ella desde su claro silencio contempla todo como una misma cosa, y no prefiere ni rechaza. Hace y no se apega a lo que pase o no pase. Va de viaje, y estas minucias no provocan que el águila desvíe su vuelo.

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No estorbes o dañes el Camino que recorre el Gran Misterio con los torpes deseos y caprichos de tu mente, ni te empeñes en ayudarlo con tus humanas contribuciones. 

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Que las emociones vengan con naturalidad, como llegan las estaciones del año. Cuando esté justificado su tiempo y momento de aparición siempre son correctas. Pues que vengan, y que luego partan como las olas que alcanzaron la orilla y al perder fuerza se retiran.

Mas cuando llegan a destiempo, o motivadas por las imaginerías de la mente tramposa, el desequilibrio que sobreviene es grande, la exageración se vuelve la norma y la desventura el camino.

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Rodando como una bola por la senda de los acontecimientos suspendo por completo la incredulidad.

Sentado cómodamente en el olvido de mí mismo, recuerdo entonces quién soy en verdad. Desato el nudo de esto o aquello, del preferir o aborrecer, tomo mis virtudes y las dono, y guiño un ojo compasivo y preciso a mis limitaciones.

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Vomitar el fruto del árbol del bien y del mal, redimir el pecado original de demorarse en el dualismo, tomar la unidad de todas las cosas como por asalto, y ya no salirse más de ese recinto, antesala del retorno al paraíso.

lunes, 15 de noviembre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 61, Chung Fu. Centro, empollar, salir del cascarón.

 



Hallar la verdad interior es como empollar un frágil huevo durante el tiempo suficiente. 


Cerdos y peces no tienen la quietud y paciencia requeridas.


Aguardar lo que sea necesario, romper el cascarón y salir. 


Centrarse completamente en esta tarea es el único camino de liberación.

Ubicarse en el centro de tu mandala por más locas formas que éste tenga. Todo es distracción sino estás en el punto central. Mover el mundo desde ese eje.


Centrarse

Romper el cascarón

No comer en casa

Atravesar las grandes aguas.


Personas dueñas de sí, sólidamente ubicadas en el centro de su mandala.


Personas descentradas, que giran locas en vaivenes desafortunados a merced de vientos ajenos o ambiciones psicóticas.


Tu exterior, tanto el influjo que provocan tus palabras, ideas, energía y acciones, como tu aspecto físico, postura corporal, tu mirada, tu voz, reflejan tu estado interior. Lo que no puede verse se manifiesta en aquello que puede verse.


Centrarse. Nacerse. Dueño de sí. Girar loco lejos del centro trae desventura.


Todo depende de lo interno.

Muchas veces no podes porque no podes adentro.

Muchas veces podes porque podes adentro.


Ese pequeño e insignificante pajarito entre el monte de misterios, empollando un delicado huevito tiene la llave del mandala. 


En el infinitesimal punto central colocar tu verdad interior.

El resto no tiene la menor importancia para lo que realmente importa.

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Susurros del I Ching, hex. 61, Chung Fu. Centro, empollar, salir del cascarón.



domingo, 14 de noviembre de 2021

Volverse inofensivo

 



Cuando algo falta sos muy peligroso.

Cuando estás insatisfecho tu silencio y tu exigencia es una espada filosa.

Cuando no estás en tu lugar, descentrado, tus palabras o tu propia energía son bombas químicas que se esparcen por todas partes. 


Cuando estás completo sos inofensivo.

Cuando estás satisfecho sos inofensivo.

Cuando ocupas tu lugar y tu centro sos inofensivo.


Me dijo: ¡Volverse inofensivo!

¡Es tan importante!


Matar a la Pareja Primordial.

Desterrarla de su sombra para siempre antes de que nos cubra el mundo y todos nuestros vínculos.


Y así, sin faltante, sin modelo interior de cómo-son-las-cosas ir tranquilo, sin drama. Sin joder a nadie.

Ser inofensivo no por decisión. Como consecuencia de un buen trabajo realizado.



Lo que tenés te tiene

 



Se ponen guardias y alambrados cuando hay mucha riqueza que guardar. 


Nadie duerme tranquilo sobre un cajón lleno de joyas.


Tiene espinas la planta que tiene un dios adentro.


Un salón lleno de tesoros es difícil de proteger de los ladrones. 


Una virtud demasiado ejercida se convierte en una afrenta.


Quien es coherente no puede decir lo que le viene al corazón y a la cabeza.


Lo que tenés te tiene.


Una casa muy grande no te deja salir de allí.


No tienes motivos para conocer a nadie si nada te falta en tu metro cuadrado.


Incompleto es el Camino del movimiento.


Vacío el espacio de transformación.


Falto el ir al acercamiento.


Carente la unión.


Segura la necesidad.


Descansado el sueño del que nada guarda.


Libre el decir de quien carece de necesidad de tener razón o semejar coherencia.


Preso de sí alguno.

Libre y tranquilo otro.


¿Cuál es el motivo de estas elecciones en la vida? Ni el Azul Eterno pude saberlo.



Silencio

 



En silencio.

Soy todo el silencio que puedo habitar.

Desde allí disuelvo,

Absorbo,

Obtengo perspectiva

Y mis risas más auténticas.


Ese silencio del que hablo es un lugar en el que instalarse. Un sitio sagrado que de repente uno encuentra en medio del desierto.


Y allí uno se coloca,

Y ahí uno retorna siempre que sea necesario.


No es una actitud,

No es un estado pasajero.


Desde ese silencio se dicen palabras,

Se canta,

Se grita con todas las fuerzas,

Se ríe a carcajadas,

Se expresa el disgusto y la parada de carro.


¿Cómo se llega hasta ahí? 

No lo sé realmente.

Ni diré la ubicación de esa caverna de la que nunca me fui, de la que jamás nos fuimos.


¡Que cada quien encuentre su cueva!



La peregrinación

 



Empezar ya, con lo que hay.

La peregrinación es larga y enredarse en los escrúpulos y preparativos más de la cuenta sería un torpe impedimento. Así jamás pondrás un solo pie en los caminos.


Lo perfecto-ideal no deja lugar a que ocurra lo bueno-posible.


Toma tu jarrito de lata para el agua, tu escudilla de limosnas, y parte al fin a tu propio crepúsculo sin más dilaciones.


Dos monjes iban a iniciar un largo viaje.

Uno muy pobre, acostumbrado a las carencias, y otro muy rico, regalado a la abundancia.


La peregrinación que soñaban hacer era dura y peligrosa. Atravesarían tierras desconocidas y llenas de riesgos, demonios escondidos y bandidos.


El monje pobre se puso las sandalias, tomó sus dos cacharros y salió al sendero de lo incierto.


El rico dijo, “aún faltan preparar algunas cosas antes de partir”.


Cinco años después el monje pobre regresó a su humilde monasterio. Al ir de visita al monasterio grande se encontró con el monje rico. Relató todos los pormenores de su largo peregrinaje y mostró una profunda transformación en su persona que dejó admirados a todos los presentes.


¿Y tú? Preguntó el sencillo monje.


Es una larga y peligrosa aventura al parecer, dijo el rico. Todavía sigo con los preparativos, y ahora me confirmas con tu relato que necesito tener en cuenta más cosas de las que pensaba.



Susurros del I Ching, hex. 57, Viento.


 


La falta de persistencia es el mal de los hombres ordinarios.

Un poco así, un poco asá.

Ahora sí, ahora no.

Hoy no, mañana vemos.


Y así las cosas, incapaces de producir el más mínimo cambio en su carácter o en las condiciones de existencia, el hombre vive sus días hasta el último día.


La autocompasión y la molicie son el lamentable colchón donde se recuestan sus justificaciones.


Como no son tan grandes sus defectos, no se ocupa de arreglarse.

Como sus virtudes no son tan destacables, se descuida de fortalecerlas.


Un guerrero no detiene jamás su marcha. 

Su modelo es la suave y penetrante condición del viento.


Su dirección es clara, él la conoce bien. Quizás se ignora de dónde viene, pero tiene adónde ir.


Sus palabras, sus acciones, su energía, provocan un hondo influjo en quienes se cruzan a su paso.


Acecha incansablemente a sus demonios y fantasmas y los persigue hasta debajo de la cama.


Convoca a magos, sacerdotes y chamanes, y utiliza toda arma que sea propicia para desterrar a esas fuerzas oscuras.

Echa mano a lo inexplicable, transita lo incierto sin titubear.


El guerrero no detiene jamás su marcha hacia la claridad.

Así se identifica al auténtico caminante del sendero.  

Él sopla, sopla, es un viento.

Los demás, las hojas.

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Susurros del I Ching, hex. 57, Sun, el Viento.


Apacigua esos brillos

 



¡Apacigua esos brillos!

Si la pelota te elige, aceptala y tratala como se merece, si no te elige, ¡No empieces a revolear patadas!


Observalo todo desde un rincón de presencia interior. Buscar destacarte solo te traerá mil problemas y distracciones.


Contempla la trama que enlaza los asuntos en lo secreto, más que los asuntos mismos.

Más que las lustrosas palabras y geniales ideas, los actos.

Más aún que los actos, aprende a leer la energía de la gente.


Tu silencio interior, tu estandarte.

Tu tranquilidad, un método.

Tu presencia sin distracciones, una patria que no tiene fronteras ni rechaza a nadie.


Todo es un juego a fin de cuentas y la pelota rueda entre los que habitan plenamente el instante. Si piensas demasiado, la pierdes.


Sin honores ni medallas que cargar, mejor. ¡Qué impedimentos para ser!

Pasar sin dejar huellas ni aparentar ser especial.


Ahí, en los bordes, orillando la ciudad y la locura todo se vuelve más lento, claro, sin agitación, y la tormenta no impide que continúe el juego.

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lunes, 8 de noviembre de 2021

Susurros del I Ching, Trueno sobre Tierra a Montaña sobre Montaña

 El campo labrado y las tormentas son el ansiado tiempo de la primavera y la expansión.

Una actitud interna receptiva, abierta, fértil, es el modo en que el sabio trata los asuntos y los movimientos exteriores del mundo.


Sembrada esa simiente, ya no es necesario un hacer activo. Las fuerzas están en juego ya. Dejar que todo ocurra, sentarse a comer y beber, y disfrutar de los días que el cielo nos regala bajo el sol. Todo lo demás sería vanidad y correr tras el viento.


Aquietarse internamente siempre es una buena cosa.

Desde esa honda cueva a la que siempre podemos recurrir cuando sobreviene la agitación es posible leer correctamente los tiempos, obtener la visión del equilibrio-desequilibrio y jugar a favor de la armonía general de las energías regentes.


Hacer y no-hacer con el ojo interno enfocado en el balance es el meollo del Wu Wei, que nada tiene de quietismo o resignación.


Quitar el obstáculo que impide el flujo es un no-hacer adecuado.

Intervenir enérgicamente para cortar un exceso es un no-hacer oportuno.


Abstenerse de intervenir para no interrumpir un suceso que sigue su curso natural es un no-hacer santo y sin tacha.


Aquietarse internamente, parar el mundo y enfocar la visión interior en el balance-desbalance de las fuerzas que rigen el momento es el sabio y secreto camino del que se corre a sí mismo del medio. Del que se anula como vara de medición de preferencias y aversiones frente los asuntos.


Los que miran sin ver, los que oyen sin escuchar, los que tocan sin percibir, los que tragan sin saborear, continuamente llevan su agitación interior a todas partes y la acarrean a todos sus menesteres. 

Así, hacen cuando debieran abstenerse y se abstienen cuando deberían intervenir.

Hacia ese abismo van el mundo, sus pésimos actores y sus demenciales procederes.


Ante un escenario semejante, aquietarse, aquietarse y aquietarse más.

Allí está la cueva de silencio interior a la que siempre es preciso retornar.

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Susurros del I Ching, Trueno sobre la Tierra a Montaña sobre Montaña.


La virtud que no se ejerce

 



Dice un dicho popular en la sabana africana: “El poder no necesita proclamarse.

Camina con elegancia y dignidad, como el cántaro que reposa en el suelo, como el paño que cubre el cesto.”


Un carácter desarrollado no se ejerce,

Una gran virtud no se practica,

La fortaleza interior no se autoafirma.

Todo discurre con la sobriedad de un manso arroyito de montaña que simplemente va, sin pensar demasiado, bajando en su curso hacia la disolución en el lejano mar, sin titubeos, en su permanente decir adiós.


Sencillamente avanza, dando de beber sin preferencias a todo aquél que se acerque. Fertilizando y humedeciendo valles y hondonadas, y yéndose.


Así, quien practica su virtud no la posee,

Quien ejerce su carácter no es dueño de sí,

Quien autoafirma su fortaleza interior tiembla de debilidad.


La noche fresca, 

El sol quemante,

La sudestada,

La luna y sus fases,

Y el hombre natural, que sólo está ahí, como un cántaro que reposa en el suelo, el paño que recubre el cesto, o la mujer que amamanta.


No pensar tanto en sí o no, esto o aquello, yo y los otros.

Qué gran virtud.

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Pintura anónima.


jueves, 4 de noviembre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 22, La Gracia, Ornamentar, Adornar.

 



Si bien la bella forma de las cosas es importante, no ha de ser esto algo que supla lo esencial, ni hacernos demorar el trabajo interno en lo que es perdurable y central.


Si la línea directriz de nuestras acciones es la graciosa forma, la ornamentación, lo accesorio, todo termina conduciendo a la desventura. El meollo del asunto no puede demorarse ni ocultarse entre flores.


Parece una obviedad y un lugar común, pero muchas veces la desconfianza en nuestras capacidades reales y nuestra incredulidad sobre el accionar del Cielo nos hacen echar mano a soluciones externas como adornar nuestra personalidad con cotillones fugaces, esconder la propia inseguridad en un maquillaje colorido.


Terminamos entrampados en nuestra propia liviandad.


Tomamos decisiones basadas en la importancia de cosas exteriores que nos brindan seguridad y suspendemos nuestro desarrollo interior amarrados al muelle de las tranquilidades accesorias.


Es un camino difícil la autoconfianza, ocupar el lugar central y correcto en nuestra vida. En lo pequeño y esencial siempre es propicio emprender algo. Si bien en las cuestiones menores podemos conferir importancia a la gracia y a la ornamentación, no debería ser este nuestro centro a la hora de tratar asuntos trascendentales.


Mentir a todos puede ser aceptable desde la secreta y muda justificación interior. Mentirse a uno mismo y confundir que lo que nos sostiene en el mundo es lo endeble de las ornamentaciones que mostramos, es el pecado imperdonable.


Cuando solo dependemos de nuestras capacidades y no hay de qué aferrarnos puede sobrevenir el pánico. 


Aferrarse a la claridad de la visión interior desde una actitud exterior sólida como una montaña. 


Todo lo demás es vanidad y correr tras el viento. 


Andar por los propios medios sin ostentosos carruajes es la valía del hombre noble que no se aferra a lo accesorio y se atiene a lo esencial en su conducta y a la hora de tomar sus decisiones.

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Susurros del I Ching, hex. 22, La Gracia, Ornamentar, Adornar.

El camino aprendid

 El camino que fui aprendiendo es un camino sin luces, en el que el heroísmo no tiene mucho lugar, ni la maestría del gran orador puede ejercerse.


Donde el aplauso jamás llega, ni la virtud que gusta a los hombres puede practicarse de manera brillante. Un camino irracional y sin sistema alguno, en el que quien parece avanzar va para atrás y el que va para atrás avanza.


Algunos lo oyen y enseguida se ponen a practicarlo sin titubeos.

Otros lo conocen y dudan, andan un poco y al no hallar beneficios se apartan.

Los más alejados del insípido sendero que aprendí, al escuchar de qué se trata se matan de risa y se palmean la espalda unos a otros.


Allí donde la fama aparece la virtud zozobra. En los debates y argumentaciones la sabiduría cultivada en el corazón se escabulle como un fantasma.


Andar el sendero sin dejar huellas,

Tener maestría en obviedades,

Ser fugitivo de la exageración y lo especial,

Invisible,

Amar a los cercanos con rostro, no a la Humanidad,

Apaciguar el brillo,

Desacumular conocimiento,

Acumular ignorancias.


Escuchar activamente y con el corazón abierto moviliza portentosamente la energía de la persona que logre encontrarte entre la niebla. Y la cura.


Ceder.

Este camino se trata de no tener razón y de jamás ser coherente para los cánones de bronce.


Ser capaz de transmitir el conocimiento silencioso con la mera presencia, olvidando el plan, frustrando todas las expectativas ajenas y traicionando todas las maquinaciones que el mundo tenía preparadas para vos.


Irse. Sin aferrarse a la obra realizada. Alzar los hombros y aturdir con la risotada irreverente la seriedad de los que buscaban otra cosa más estimulante es el camino burlón del Cielo.



martes, 2 de noviembre de 2021

Los limitados tras lo ilimitado

 



Mi pequeño ser es limitado, el Gran Misterio es ilimitado.


¿Cómo lo limitado va a perseguir lo ilimitado y pretender atraparlo?


El intelecto corre detrás de lo que no tiene límites con una pequeñita red para atrapar mariposas, como quien pretende cazar estrellas cual si fueran pirpintos.


Desconcertado, atónito, el cazador se queda parpadeando y pensado porqué las estrellas se escapan entre los agujeritos de la red.


Y luego inventa teorías, complejas explicaciones y foros en los que se discute el pertinaz escapismo estelar.


Los más hábiles verbalistas tienen razón, los otros son humillados, y en ese mundo de pequeños cuenquitos todo es vanidad y correr tras el viento.


Hago ruidito con mi mate ceremonial al costado del inmenso río que se expresa en su lenguaje sin palabras. Acepto mi pobre condición de incapaz del Gran Saber y me contento con encaminarme decididamente hacia la total y santa ignorancia.


Me muevo por los resquicios del mundo de los que saben, buscando el punto de menor resistencia y dándole a todos la razón como quien entrega una flor.


Miro las locas agitaciones de los hombres como vaca que ve pasar el tren por el campo, y cada vez tengo menos respuestas y preguntas menos insistentes.


Es realmente divino. Todo es como es y solo me limito a intuirlo y experimentarlo junto a unos cuantos despreocupados y extraños, locos que son redes que son puro agujero incapaz de atrapar nada, línea de pesca sin anzuelo, balde lleno de hoyos, pistola sin balas, puño de algodón. Y está bien así.


Las disputas por esto o aquello son cuestiones que interesan a quien no es consciente de su limitación.

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Susurros del I Ching, hex. 28, Ta Kuo, El gran exceso, La Preponderancia de lo grande, pasar, sobrepasar, vencer.

 




Nuestra psiquis es como la gran viga maestra del propio edificio: tiene su punto de quiebre ante un exceso de sobrecarga.


Me susurra el viejo libro que la pregunta vital de un hombre es saber cuánta carga es suficiente para él.


Ya que se trate de una situación particularmente pesada o de un exceso psicológico para nuestra capacidad, es necesario correrse inmediatamente de esa situación. Aquí el héroe -ese gran impedimento- sucumbe. La viga se quiebra y el edificio cae.


Un gran exceso es demasiado. Y saber cuándo es demasiado es la más alta sabiduría.

Todo lo exagerado es contrario al camino del cielo.


Es tiempo de medidas enérgicas pero sin violencia para con otros ni con uno mismo.

En un estado de acecho alerta puedes cruzar las grandes aguas que van creciendo y desbordando.

La inundación empieza a cubrir los terrenos, los cultivos, los montes, las viviendas.


La serenidad en estos casos y un pensar claro de la mano con una actuación persistente son el equipamiento requerido para salir indemne.


Hay una fuerza extraordinaria en el espíritu. La necesaria para esta prueba. ¡Adelante! Hay que salir de ahí. Jamás toleres más peso del que puedas soportar.


En tiempos extraordinarios todo debe hacerse con cuidado, filosa atención y sin descanso.

Es necesario aliviar la viga antes de que toda la casa se caiga.


En momentos críticos como este, si la fuerza interior se conduce de este modo, verás renovarse cosas que creías viejas y gastadas, retoñar brotes verdes de la madera que parecía seca.


¿De dónde ha salido esta fuerza? Nos preguntamos asombrados de nosotros mismos.


El tiempo de actuar es ya. No existe demora posible porque el derrumbe es inminente. La situación es insostenible, el punto de quiebre de nuestra psiquis está cercano. Conocer este punto de demolición del espíritu es de vital importancia.


¡Vamos! El agua ya está hasta la coronilla.


No hay otra que aceptar el gran exceso de la situación que padecemos y andar. Un carácter forjado sólidamente no se afligirá por deber sufrir la soledad interior que implican estos trances, o por las renuncias que deberá afrontar.


Salir con vida de allí es lo único que importa. 


Si recibes ayuda agradece. No busques reconocimiento ni te cuelgues una medalla al heroísmo. Albergar esas ideas es humillante. 


La solidaridad es de igual a igual, no se trata de la verticalista caridad.


La deuda se paga recíprocamente, aliviando la carga de otro que esté llegando a su propio punto de quiebre de su viga maestra.


En tiempos excepcionales, la fuerza interior y el claro sentido de tener adónde ir para salirse del estancamiento es el camino que trae ventura.

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Susurros del I Ching, hex. 28, Ta Kuo, El gran exceso, La Preponderancia de lo grande, pasar, sobrepasar, vencer.