martes, 2 de noviembre de 2021

Los limitados tras lo ilimitado

 



Mi pequeño ser es limitado, el Gran Misterio es ilimitado.


¿Cómo lo limitado va a perseguir lo ilimitado y pretender atraparlo?


El intelecto corre detrás de lo que no tiene límites con una pequeñita red para atrapar mariposas, como quien pretende cazar estrellas cual si fueran pirpintos.


Desconcertado, atónito, el cazador se queda parpadeando y pensado porqué las estrellas se escapan entre los agujeritos de la red.


Y luego inventa teorías, complejas explicaciones y foros en los que se discute el pertinaz escapismo estelar.


Los más hábiles verbalistas tienen razón, los otros son humillados, y en ese mundo de pequeños cuenquitos todo es vanidad y correr tras el viento.


Hago ruidito con mi mate ceremonial al costado del inmenso río que se expresa en su lenguaje sin palabras. Acepto mi pobre condición de incapaz del Gran Saber y me contento con encaminarme decididamente hacia la total y santa ignorancia.


Me muevo por los resquicios del mundo de los que saben, buscando el punto de menor resistencia y dándole a todos la razón como quien entrega una flor.


Miro las locas agitaciones de los hombres como vaca que ve pasar el tren por el campo, y cada vez tengo menos respuestas y preguntas menos insistentes.


Es realmente divino. Todo es como es y solo me limito a intuirlo y experimentarlo junto a unos cuantos despreocupados y extraños, locos que son redes que son puro agujero incapaz de atrapar nada, línea de pesca sin anzuelo, balde lleno de hoyos, pistola sin balas, puño de algodón. Y está bien así.


Las disputas por esto o aquello son cuestiones que interesan a quien no es consciente de su limitación.

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