lunes, 8 de noviembre de 2021

La virtud que no se ejerce

 



Dice un dicho popular en la sabana africana: “El poder no necesita proclamarse.

Camina con elegancia y dignidad, como el cántaro que reposa en el suelo, como el paño que cubre el cesto.”


Un carácter desarrollado no se ejerce,

Una gran virtud no se practica,

La fortaleza interior no se autoafirma.

Todo discurre con la sobriedad de un manso arroyito de montaña que simplemente va, sin pensar demasiado, bajando en su curso hacia la disolución en el lejano mar, sin titubeos, en su permanente decir adiós.


Sencillamente avanza, dando de beber sin preferencias a todo aquél que se acerque. Fertilizando y humedeciendo valles y hondonadas, y yéndose.


Así, quien practica su virtud no la posee,

Quien ejerce su carácter no es dueño de sí,

Quien autoafirma su fortaleza interior tiembla de debilidad.


La noche fresca, 

El sol quemante,

La sudestada,

La luna y sus fases,

Y el hombre natural, que sólo está ahí, como un cántaro que reposa en el suelo, el paño que recubre el cesto, o la mujer que amamanta.


No pensar tanto en sí o no, esto o aquello, yo y los otros.

Qué gran virtud.

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Pintura anónima.


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