domingo, 14 de noviembre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 57, Viento.


 


La falta de persistencia es el mal de los hombres ordinarios.

Un poco así, un poco asá.

Ahora sí, ahora no.

Hoy no, mañana vemos.


Y así las cosas, incapaces de producir el más mínimo cambio en su carácter o en las condiciones de existencia, el hombre vive sus días hasta el último día.


La autocompasión y la molicie son el lamentable colchón donde se recuestan sus justificaciones.


Como no son tan grandes sus defectos, no se ocupa de arreglarse.

Como sus virtudes no son tan destacables, se descuida de fortalecerlas.


Un guerrero no detiene jamás su marcha. 

Su modelo es la suave y penetrante condición del viento.


Su dirección es clara, él la conoce bien. Quizás se ignora de dónde viene, pero tiene adónde ir.


Sus palabras, sus acciones, su energía, provocan un hondo influjo en quienes se cruzan a su paso.


Acecha incansablemente a sus demonios y fantasmas y los persigue hasta debajo de la cama.


Convoca a magos, sacerdotes y chamanes, y utiliza toda arma que sea propicia para desterrar a esas fuerzas oscuras.

Echa mano a lo inexplicable, transita lo incierto sin titubear.


El guerrero no detiene jamás su marcha hacia la claridad.

Así se identifica al auténtico caminante del sendero.  

Él sopla, sopla, es un viento.

Los demás, las hojas.

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Susurros del I Ching, hex. 57, Sun, el Viento.


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