Existe un Camino extraño que nace justo cuando das el primer paso en él, y que no conduce a ningún otro sitio que a este lugar en este mismo momento.
Es evidente y nadie lo ve.
Es sencillo y todos lo complican.
Es fácil y sin embargo nadie sabe practicarlo. Quien busca practicarlo, abandona todo al rato y se pone a hacer cosas más atractivas.
Mirándolo despojado de conceptos se admira su absoluta maravilla.
Si lleno de ideas, solo ves sus últimos reflejos y torpes manifestaciones.
En cualquier lado que te encuentres, puedes estar andando este sendero.
En el templo o en la taberna,
En el retiro de silencio o el fulbito del domingo.
En cualquier lado que te encuentres puedes no estar andándolo al sendero. En las santas montañas del Himalaya o en el barrio La Mondiola.
¿Cómo puede ser esto?
Si esto y aquello se generan al mismo tiempo.
¿Cómo es posible hacer sin hacer, y enseñar sin discursos?
Los dos caminos son paralelos pero nacen en el mismo y exacto punto. Ahí está entornada la puerta de todos los misterios.
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