viernes, 17 de diciembre de 2021

los Tiempos

 



El miedo como motor

La separación como método

La discriminación como virtud

La vida como sospecha

La distancia como moral 

La dispersión como solución

El no compartir como motivo de orgullo

La asepsia del universo como aspiración

La certeza como anhelo

La precaución como camino

El aislamiento como refugio

La naturaleza como amenaza

La desconfianza como modo vincular

El abandono de la vida como trinchera.



martes, 14 de diciembre de 2021

Descartar la falsía

 



Cuando lo que prima es razonamiento y no una honda disposición a la comprensión, estimo que la sabiduría no será lograda.


Cuando lo que hay son gestos de benevolencia, justicia, amabilidad y un permanente y azucarado decir sí, y no amor y verdadera compasión (que incluye por supuesto la dureza), percibo que el auténtico servicio que emula al Anterior a Todas las Cosas no se podría llevar a cabo.


Si lo que hay es apegarse a una fórmula, a una posición determinada, a un modo de respirar y no un suelto silencio tan hondo que soporta incluso la pronunciación y el gesto, me temo que la quietud perfecta y el vacío perenne no serán realizados.


No hay mérito para la Gracia, Dios la otorga con misterioso criterio.


No preocuparse tanto por avanzar en algún imaginario camino de luz.


El cómo es indecible.


Mejor escrutar con ojo agudo los rincones de la presencia y acechar con férrea determinación la conducta. Ahí, en ese centímetro cuadrado está la iluminación y el despertar. 


¡Éxito en lo pequeño!


El descarte de toda falsía y rasgo inauténtico parece ser del agrado del más antiguo de todos. Tal vez así quizás alguien pueda hallarse a sí mismo fuera de todo convencionalismo.


Lleno de gozo

 



Lo primero es ser lleno de gozo, y luego podremos relacionarnos libre y desapegadamente con las cosas. 

El gozo no tiene nada que ver con tener. 

El desapego tampoco con no tener, sino con que las cosas, los vínculos y las identificaciones no te tengan parasitariamente a vos.


Si la “felicidad” está en las cosas, cuando estas se retiran, con ellas se va también la felicidad.


Quien encuentra tranquilidad en alimentar a ese monstruo que cada vez pide más llegará indefectiblemente a un callejón sin salida.


Quien se pierde a sí mismo en las cosas y pierde su naturaleza en seguir los dictámenes del mundo, ha trastocado el punto de apoyo y lo ha puesto de cabeza.


Existe algo más antiguo que todas las cosas, que señala un rumbo claro, desasido de cualquier conducta adornada y complaciente.


No busca la felicidad. Simplemente el gozo es su esencia. Su gozo es simplemente derramarse. No se puede acrecentar dándole, no se puede disminuir quitándole.


Quien tiene vista clara puede ver en lo pequeño la manifestación de un goce cósmico y divino. 

Es inexplicable.

Simplemente hace lo que tiene que hacer para la gran obra, se contenta con tocar la nota para el gran concierto. Esa es su tranquilidad y alegre serenidad. 


Su secreto camino está en los pliegues de toda la trama y en el corazón de quien lo tiene siempre presente, del que suspende la incredulidad y acude sin dudarlo al llamado del Inesperado, del Súbito, de la voz del que es Anterior a Todas las Cosas.

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Pintura: Lupita por Mariana Zuñiga

Susurros del I Ching, hex. 14, Ta Yu, La posesión de lo Grande

 



Él es como el sol en lo alto del Cielo. Es el Gran Mediodía de la claridad y el pleno entendimiento. Toda sombra se ha disipado para él.


Su fortaleza interior se manifiesta en su luz, en su absoluta claridad exterior.


La visión a la que ha accedido le permite comportarse sin ninguna duda de acuerdo a la Ley del Cielo.


Así es capaz de desalentar todo lo que atenta contra ella. Fomentar todo lo que le va en seguimiento.


La posesión más grande a la que puede acceder una persona es la plena conciencia que le otorga ver con absoluta claridad y sin velos la realidad.


La Gran Comprensión.


El sol asciende lentamente hasta el cenit disipando toda oscuridad.

Así fue el recorrido del sabio seguidor del Camino que ha hecho del viejo libro su mapa de ruta.


De un golpe de vista puede hacer claro lo oscuro.


Esas son las herramientas del noble para actuar en concordancia con la Vía Celeste. Poseyendo esta grandeza es capaz de con su conducta fomentar todo aquello que se dispone a favor de la obra del Camino, y desalentar todo aquello que la entorpece y se le opone.


Esta posesión significa la total claridad e independencia para actuar en el mundo. Es el despertar y la mayor Gracia otorgada.


Posesión que se manifiesta en una portentosa e inamovible quietud interior que ocupa el puesto de mando en la vida de esa persona aún entre todas las fuerzas que se disputan el mundo.


Él mismo se convierte en un sol en su Gran Mediodía para los demás.


La feminización de su espíritu ha tomado el mando en su conciencia. Es su máxima ofrenda al Cielo que lo convierte en instrumento infalible de Aquel que es Anterior a Todas las Cosas.

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La ilusión de tener tiempo

 



No existe arrogancia mayor que creer que tenemos tiempo.

Esa loca ilusión demora todo trabajo en el interior de uno mismo y le resta seriedad a la puesta en práctica definitiva de éste en los vínculos cercanos.


Un estado de presencia debería bastar para darnos cuenta de que arrastrar el pasado es demencia, y auscultar con preocupación el futuro es una irresponsabilidad absoluta con quien está ahora mismo al lado nuestro.  No sabemos cuándo tiene él o nosotros fecha y hora de pasaje al otro lado. 


Toda búsqueda es una pérdida de tiempo si no te hace ahora mismo dejar la santísima y solemne ofrenda en el suelo y correr a reconciliarte con tu hermano, tu padre, tu hijo o quien acompaña tus días por los caminos.

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La muerte

 


Una persona está plenamente viva cuando está determinada a aceptar la muerte en cada instante.


Ella está ahí, parada a tu izquierda muy tranquilamente, un poquito por detrás, y vos haces planes para el futuro y pospones las cosas para otro día. 


Sus perros te rodean, vigilantes, mientras las excusas brotan de tu boca como quien vacía una cajita llena de ilusiones.


No hay tiempo para demorar el abrazo,

Para no apoyar al hijo en su incomprensible empresa,

Para seguir escapando hablando de cualquier estupidez,

Para continuar yendo apurado y refunfuñando a cualquier lado al que no queremos ir.


La muerte acecha y es la única verdad entre todo este mundo de buscadores.

¡Ya no busques más!

Es una trampa para hacerte perder el tiempo, y la única decisión que importa es qué hacer con el tiempo que nos queda.


Y yo propongo no hacer nada.

Un santo no-hacer  que nos traiga plenamente a la totalidad de este instante, el único en el que  la muerte no tiene ningún poder sobre nosotros.

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El testigo




Apartado interiormente de las ansias del mundo, él no parece especial.

Amablemente deambula despreocupado entre el bullicio de la feria y no acuden a él pensamientos de menosprecio.

El tesoro está oculto en lo cotidiano de las horas del día.

Jamás en las lejanías y excentricidades, en la llamativa apariencia o en los discursos extravagantes.

El metro cuadrado que pisa al andar es el templo en el que reza su callado salmo y el vínculo con aquellos que ama su dojo de práctica.

El agua de celestiales vertientes, las hostias y las concientes comidas pránicas no son más sagradas que un vaso de áspero vino y un guiso de fideos con carne entre los que se aman y gozan de su mutua compañía.

Hay un mapa del tesoro en el observarse profunda y honestamente y descartar toda sombra producida por la mente.

Porque más allá de la sombra está el cuerpo que habla.
Más allá del cuerpo está la mente que clasifica, prefiere o rechaza.
Más allá de la mente está el Testigo….

¿Quién estará más allá del Testigo?
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jueves, 9 de diciembre de 2021

Ser como niños

 



Recostarse en el olvido de la idea y deslizarse mansamente por el agua incógnita del presente eterno.


Matar al camello con la fuerza del león, y volverse luego un niño, valle de todas las posibilidades humanas.


No sabemos dónde dejamos la niñez, pero en algún rincón del lío interno de nuestra horrible adultez está esperando a que nos sentemos a jugar con ella.


Olvidar que todo este misterio del nosotros-aquí se trata de un hermoso juego y creer que es un trabajo o un engorroso trámite es el gran pecado que clama al cielo el cordero de dios para redimirnos.

Si no se vuelven como niños no entrarán al reino.

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Susurros del I Ching, Agua sobre la Tierra

 ¿Sos capaz de estar tranquilo y receptivo al presente, sin preocupación y pleno de confianza incluso al borde del abismo?


El arrogante aprendiz de arquería, que jamás fallaba un tiro, que era incluso capaz de cortar un cabello con una flecha a cien metros de distancia, fue llevado por el maestro a la cima del cerro para someterlo a la prueba final.


Ya en el difícil ascenso el vértigo se apoderaba del joven mientras subían por finas cornisas.


Una vez arriba, el maestro le exigió pararse de espaldas al abismo, y sostenerse solamente con los dedos de los pies y disparar a un melón colocado a solo cuatro metros de distancia.


Temblando como una gelatina, el joven no fue capaz ni de sostener el peso del arco. Aterrorizado, cayó de rodillas frente al maestro suplicando disculpara su juvenil arrogancia.

El maestro tomó el arco, se paró al borde con un solo pie, y sin inmutarse disparó a un águila que pasaba a lo lejos dándole en el centro de la cabeza.

Así el alumno aprendió que el secreto de la arquería está en un corazón sereno capaz de absorber sin turbarse el peligro que se acerca, más allá de cualquier circunstancia.


Afuera el contexto es de extremo peligro. Cultiva el corazón tranquilo como el de una mansa vaca.


Un activo y consciente no-hacer es el modo de contrarrestar la mundial agitación.


No una quietud cerrada y hosca, sino abierta, receptiva, permeable, absorbente, que se permite ser instrumento de lo Creativo y campo fértil para cualquier disposición del Cielo.


El abismo está ahí, pleno de atracción y vibración. Podría hacer que te lances a la acción en  el menor momento de distracción.

Como un agua oscura y profunda que amenaza tragarse todo.


Tiempo de abrirse mansamente a la no-acción que nada deja de producir.


Cuando la tierra es abierta, porosa y permeable, las aguas amenazantes drenan y se calman mutando en benéfica humedad lo que iba a ser un seguro peligro y destrucción. 

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Susurros del I Ching, Agua sobre la Tierra.

El espejo

 



Cuando me siento y me dispongo holgadamente a contemplar la vida ordinaria como un sueño, encuentro todos los símbolos para la comprensión interior.


El inconsciente colectivo habla en carne viva, y en él vislumbro también el mío personal. 


Vi mi muralla, mi miedo irracional, mi dependencia de lo externo, mi orgullo de hacer lo que debía como el gran salvador del mundo que soy.


Vi la soledad y el desamparo de aquellos a los que yo exigía un pase y certificado para poder acceder a mi magnífica presencia, para ser merecedores de mi favor y mi amor.


Vi el desprecio que siento por el que toma caminos diversos al mío, y el estado de abandono en el que dejo a quien no logro ni quiero comprender.


Luego despierto al borde de una zanja, como un ebrio amanecido.


 Y el mundo se ha vuelto completamente loco, ejerciendo en mil formas el sueño que soñé, disponiendo descarnadamente todos los símbolos como en una obra de teatro.


 Mi inconsciente desnudo ahí afuera me enrostra mi conflicto interior, la distancia que impongo, el encuentro solamente con el igual y todo mi desprecio por el distinto.


Y ya no sé si soy un loco mundo soñando que soy yo, o yo soñando que mi locura se ha vuelto mundo y muralla.


Entre la multitud esclarecida que se agolpa en la feria intento ocultar mi completo desconcierto.

Atónito y embobado contemplo como entre los confusos vahos de una borrachera las risas y la seguridad de todos.


Se que estoy borracho, y sentado en un cordón de la vereda, al borde del tumulto, percibo las muecas, las risitas y los cuchicheos. Intento no avergonzarme, y espero que el sol y la inoperancia me aclaren el amanecer.


Pero sé que esto también es un sueño, de psicópatas controladores y santos, de valientes y cobardes, de olvidados y amigos distraídos.


Todo el gran espejo se rompe de un piedrazo, en mil pedazos vuelan los absurdos subterfugios y la completa ilusión de seguridad. 


Y el guachín travieso que lanzó la piedra huye en su motito ruidosa hacia la barriada donde no existe esto o aquello, donde nadie queda solo ni afuera, y donde la botella cortada de gaseosa llena del jugo místico circula con pase libre entre la ronda de la vida.

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La comprensión

 



Cuando lo que prima es razonamiento y no una honda disposición a la comprensión, estimo que la sabiduría no será lograda.


Cuando lo que hay son gestos de benevolencia, justicia, amabilidad y un permanente y azucarado decir sí, y no amor y verdadera compasión (que incluye por supuesto la dureza), percibo que el auténtico servicio que emula al Anterior a Todas las Cosas no se podría llevar a cabo.


Si lo que hay es apegarse a una fórmula, a una posición determinada, a un modo de respirar y no un suelto silencio tan hondo que soporta incluso la pronunciación y el gesto, me temo que la quietud perfecta y el vacío perenne no serán realizados.


No hay mérito para la Gracia, Dios la otorga con misterioso criterio.


No preocuparse tanto por avanzar en algún imaginario camino de luz.


El cómo es indecible.


Mejor escrutar con ojo agudo los rincones de la presencia y acechar con férrea determinación la conducta. Ahí, en ese centímetro cuadrado está la iluminación y el despertar. 


¡Éxito en lo pequeño!


El descarte de toda falsía y rasgo inauténtico parece ser del agrado del más antiguo de todos. Tal vez así quizás alguien pueda hallarse a sí mismo fuera de todo convencionalismo.

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Gozo

 



Lo primero es ser lleno de gozo, y luego podremos relacionarnos libre y desapegadamente con las cosas. 

El gozo no tiene nada que ver con tener. 

El desapego tampoco con no tener, sino con que las cosas, los vínculos y las identificaciones no te tengan parasitariamente a vos.


Si la “felicidad” está en las cosas, cuando estas se retiran, con ellas se va también la felicidad.


Quien encuentra tranquilidad en alimentar a ese monstruo que cada vez pide más llegará indefectiblemente a un callejón sin salida.


Quien se pierde a sí mismo en las cosas y pierde su naturaleza en seguir los dictámenes del mundo, ha trastocado el punto de apoyo y lo ha puesto de cabeza.


Existe algo más antiguo que todas las cosas, que señala un rumbo claro, desasido de cualquier conducta adornada y complaciente.


No busca la felicidad. Simplemente el gozo es su esencia. Su gozo es simplemente derramarse. No se puede acrecentar dándole, no se puede disminuir quitándole.


Quien tiene vista clara puede ver en lo pequeño la manifestación de un goce cósmico y divino. 

Es inexplicable.

Simplemente hace lo que tiene que hacer para la gran obra, se contenta con tocar la nota para el gran concierto. Esa es su tranquilidad y alegre serenidad. 


Su secreto camino está en los pliegues de toda la trama y en el corazón de quien lo tiene siempre presente, del que suspende la incredulidad y acude sin dudarlo al llamado del Inesperado, del Súbito, de la voz del que es Anterior a Todas las Cosas.

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Pintura: Lupita por Mariana Zuñiga

Susurros del I Ching, hex. 14, Ta Yu, La posesión de lo Grande

 



Él es como el sol en lo alto del Cielo. Es el Gran Mediodía de la claridad y el pleno entendimiento. Toda sombra se ha disipado para él.


Su fortaleza interior se manifiesta en su luz, en su absoluta claridad exterior.


La visión a la que ha accedido le permite comportarse sin ninguna duda de acuerdo a la Ley del Cielo.


Así es capaz de desalentar todo lo que atenta contra ella. Fomentar todo lo que le va en seguimiento.


La posesión más grande a la que puede acceder una persona es la plena conciencia que le otorga ver con absoluta claridad y sin velos la realidad.


La Gran Comprensión.


El sol asciende lentamente hasta el cenit disipando toda oscuridad.

Así fue el recorrido del sabio seguidor del Camino que ha hecho del viejo libro su mapa de ruta.


De un golpe de vista puede hacer claro lo oscuro.


Esas son las herramientas del noble para actuar en concordancia con la Vía Celeste. Poseyendo esta grandeza es capaz de con su conducta fomentar todo aquello que se dispone a favor de la obra del Camino, y desalentar todo aquello que la entorpece y se le opone.


Esta posesión significa la total claridad e independencia para actuar en el mundo. Es el despertar y la mayor Gracia otorgada.


Posesión que se manifiesta en una portentosa e inamovible quietud interior que ocupa el puesto de mando en la vida de esa persona aún entre todas las fuerzas que se disputan el mundo.


Él mismo se convierte en un sol en su Gran Mediodía para los demás.


La feminización de su espíritu ha tomado el mando en su conciencia. Es su máxima ofrenda al Cielo que lo convierte en instrumento infalible de Aquel que es Anterior a Todas las Cosas.

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Susurros del I Ching, hex. 14, Ta Yu, La posesión de lo Grande, Tener la Nobleza.

sábado, 4 de diciembre de 2021

Criaturas del viento

 



Somos criaturas del viento,

Y salvaje es el viento.


Y sin pensamiento abandonamos el sitio donde el tótem de los conceptos es un calabozo que nos imponen los tiempos.


¡Suelta la ilusión! 

Lánzate a la bestial corriente en la que late la vida y Lilah juega su juego mortal.


Sin ideas del yo ni imagen de sí,

Sin retención de nada, dejar rodar.


Somos criaturas del viento,

Y salvaje es el viento.


Descarta el personaje teatral,

La impostura tiene un límite que conduce al callejón. 

La importancia personal lleva pies de arena y garras de león.


Lánzate a la bestial corriente y ahógate,

Mientras corres como un lobo blanco por la costa, saltando árboles espinudos y cactus brujos,

Y te ves hundirte entre los remolinos.


Y salvaje es el viento,

Y bestial la corriente,

Y tremenda la hembra negra que alimenta matando y sostiene a los seres abriendo la puerta de todos los misterios.


Para morir

Y renacer,

Y ser el mismo viento,

Y la bestial corriente

Dónde se juega el juego del olvido y la presencia, 

Del Eterno y del lamento del que no percibe más que su escaso tiempo y finitud.



En silenciosa seriedad

 Y vi que la expresión más elevada de comprensión es el silencio y una serena alegría.

No un silencio forzoso, sino uno que incluso pronunciando palabras, éstas no cargan con ruido adentro.


Todo aquél que ha entrevisto algo del Gran Misterio, o que ha logrado reír de la Broma Cósmica a carcajadas no puede más que callar y no enseñar ningún sistema ni doctrina,

Y simplemente soltarse a hacer el viaje en total presencia del Amado hasta ser llamado de vuelta a casa por la Oscura Madre.


Como cuando niños, la abuela Porota tocaba la campana llamando a la merienda a esos traviesos niños que entregados por completo al juego andaban perdidos por el vasto campo.

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Donde no hay ruido

 



El mundo está arrasado por las distinciones entre el Esto y Aquello.


Allá y acá, la tensión es dueña del vecino y la vecina, del hermano y la hermana, del amigo y la amiga.


Como hasta las partículas más nanométricas, todo, hasta la más increíble cuestión es susceptible de ser dividida en dos. Y como guerreros de un código inquebrantable, todos deben tomar partido inmediatamente por uno u otro sector, so pena capital por tibieza.


Arriba los chanchos psicópatas juegan y se reparten, y el juego del calamar habita cada casa, cada oficina y cada teclado, y cada cual es la muñeca siniestra que aniquila al que da el paso en falso.


¿Con quién podría conversar hoy que carezca de opinión?

¿Junto a quién podría cometer el pecado capital del desconcierto y del no saber?


Toda convicción es una cárcel y sólo la duda tiene alas.


La gota de veneno de la división atraviesa cada campo y la tierra está arrasada por el ellos y el nosotros.


Alguna mesa libre, en algún olvidado bar sin tiempo ni lugar ha de haber dónde se pueda compartir el vinito del olvido del yo y del vos, abrazar la odiada tibieza del qué me importa a mí esto, y hacer juntos cosas del corazón, de la tierra, de la música y el perdón.

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Sin distinguir

 El mundo está arrasado por las distinciones entre el Esto y Aquello.


Allá y acá, la tensión es dueña del vecino y la vecina, del hermano y la hermana, del amigo y la amiga.


Como hasta las partículas más nanométricas, todo, hasta la más increíble cuestión es susceptible de ser dividida en dos. Y como guerreros de un código inquebrantable, todos deben tomar partido inmediatamente por uno u otro sector, so pena capital por tibieza.


Arriba los chanchos psicópatas juegan y se reparten, y el juego del calamar habita cada casa, cada oficina y cada teclado, y cada cual es la muñeca siniestra que aniquila al que da el paso en falso.


¿Con quién podría conversar hoy que carezca de opinión?

¿Junto a quién podría cometer el pecado capital del desconcierto y del no saber?


Toda convicción es una cárcel y sólo la duda tiene alas.


La gota de veneno de la división atraviesa cada campo y la tierra está arrasada por el ellos y el nosotros.


Alguna mesa libre, en algún olvidado bar sin tiempo ni lugar ha de haber dónde se pueda compartir el vinito del olvido del yo y del vos, abrazar la odiada tibieza del qué me importa a mí esto, y hacer juntos cosas del corazón, de la tierra, de la música y el perdón.

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La prisión

 “Hace mucho que hago X, ya no puedo cambiar”.

“Hace muchos años que soy un reconocido Y, no puedo abandonar mi trayectoria.

“Tengo una gran carrera como Z, no puedo dedicarme ahora a otra cosa.”

“Tengo todas estas cosas que mantener, no puedo trabajar menos”.

“Siempre dije que A, B y C, ¿cómo voy a cambiar ahora de opinión?”


El loro estaba preso en su jaula dorada por su lenguaje pulido y florido. El gran rey se divertía como loco escuchando al ave.


Un día, otro loro salvaje se acercó a la jaula y se posó sobre la ventana. El monarca observaba curioso cómo parecían cuchichear.


Al rato, el visitante voló hasta un árbol del otro lado del jardín.

El loro prisionero cayó desplomado.

Apenado, el rey pensó que el intruso podría haberle inoculado alguna enfermedad fulminante. Abrió la jaula y lanzó el cuerpo por la ventana.


En plena caída, el loro hablador revivió y voló torpemente por falta de práctica hasta la rama dónde se hallaba el otro pájaro.


Ambos rieron a carcajadas, y el rey, lejos de enojarse, sonrió frente a la treta de liberación.


El árbol en el que se posaban llegó a viejo por ser inútil su madera.

Para el ave, su talento al servicio del rey significó su cautiverio.


Las palabras que te decís en tu incesante diálogo, aquello con lo que te identificas se vuelve tu calabozo.


Hoy, este humilde in-servidor de vida inexplicable quiere ser el lorito visitante que te susurra desde afuera de la jaula…


“Hazte el muerto… estás preso porque hablas…”

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En calma

 



Puedo ver en calma, que cuanto más diluyo el juicio, menos conflicto existe allá afuera.


Parece simple y mágico, pero una mente silenciosa no encuentra con quién pelear,

Un corazón aquietado no halla oposición,

Porque él no se antepone a nadie.


Y así, la observancia de unos pocos y sencillos preceptos cambian el punto de encaje de la percepción del mundo.


La botella alcanza para todos y la embriaguez es dulce y placentera.

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Susurros del I Ching, hex. 21, La Mordedura Tajante

 



El no-hacer, ese tesoro que nos legaron los antiguos, el Wu Wei, es tanto acción como no acción. 


Los santos sabios no actuaban por sí, sino que jugaban para la armonía general de las energías en proceso.


Por eso muchas veces se abstenían de actuar, y otras lo hacían enérgicamente. Y sin embargo era un no-hacer con el objetivo de asegurar el flujo natural de las cosas.


El Fuego sobre el Trueno indica que la claridad suprema guía el más enérgico movimiento que restablece el equilibrio.


El mundo natural fluye en un delicado balance dinámico y es menester dejarlo en paz.

Así, las estaciones llegan a tiempo, los peces se olvidan unos de otros en el agua, y las aves van, vienen, cantan, se posan en los árboles y algunas bajan al suelo sin temor.


El mundo humano está en profundísimo desequilibrio, gracias a los opiáceos sueños de personas que buscan oficiar de salvadores de todos sin ser capaces de corregirse a sí mismos en el menor detalle de su personalidad. Idean formas de gobierno y control cada vez más complejas y delirantes, trastocando así todos los asuntos de los hombres.


El sabio santo seguidor del Camino es devoto del balance, y a veces, muy pocas veces, considera necesario intervenir enérgicamente para restablecer el equilibrio roto.


Dice el viejo libro: “La mordedura tajante tiene éxito.

Es propicio administrar justicia.”


Ante una situación de abuso, de opresión directa y flagrante, de violencia o maltrato hacia una persona indefensa, y mil modos más de desequilibrio, el sereno seguidor del Camino, que habitualmente sentado en la divina inoperancia contempla el devenir del mundo, de pronto se convierte en un feroz tigre que arranca con los dientes el obstáculo que inhibe la armonía y que está provocado un grave disturbio.


Tajante. Enérgica y fuertemente.

Como el trueno ensordecedor que restablece el equilibrio en la atmósfera.


Lo mismo hace en el cultivo de su carácter, quitando con asombrosa fuerza y decisión todo aquello que obstaculiza la unión con su verdadero yo, apartando todo lo innecesario que le impide alcanzar lo esencial.


La mente es un enorme impedimento para conectarse con el sentir verdadero del corazón. Por eso el tigre muerde el cuello a su presa, y le arranca la cabeza.


Cuando algo se interpone en su camino, en su auténtico camino, es tiempo de morder.


No hacer por lo común es lo venturoso.

A veces, leyendo con la claridad del fuego la situación, la furiosa mordedura tajante tiene éxito.

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Susurros del I Ching, hex. 21, La Mordedura Tajante, Llegar a lo esencial retirando lo innecesario.

No hay fórmula

 Los hijos del señor Shih, uno erudito y el otro versado en el arte de la guerra, ofrecieron sus talentos a sendos emperadores que necesitaban, uno un buen ministro, y otro un buen guerrero. Ambos lograron renombre y fortuna.


Enterado el vecino señor Meng, llevó a sus hijos, uno erudito y el otro guerrero, a diferentes emperadores para que se enriquecieran. Los consejos del hijo erudito disgustaron al emperador por inoportunos, y lo hizo castrar.

Los bríos del hijo guerrero eran inoportunos para las ansias diplomáticas del otro emperador, por lo que le hizo cortar las piernas para que no ofreciera sus servicios a nadie más.


Ambos retornaron a su aldea cubiertos de desgracia, habiendo aplicado el mismo método que sus vecinos Shih, enriquecidos.


Parece no existir fórmula adecuada, ni aplicación general. 


El manualcito de instrucciones es un gran impedimento para acceder al verdadero pozo de agua fresca de nuestro interior.

Quemar el manual, debajo de sus cenizas existe algo auténtico y propio que es imperioso descubrir, cultivar y desarrollar para derramarlo naturalmente en el lugar y el momento indicado. 


La torpeza suele ser terrible y patética.


Afinar la atención y abrir todos los radares de la percepción,

Ver el germen de los asuntos cuando aún no se han manifestado y saber leer la energía que desprenden las personas es la brujería del asentado firmemente en su virtud.


Aplicar una fórmula es manotear lo exterior como un ladrón a hurtadillas.

Derramar lo auténtico, siempre trae ventura y es la acción adecuada.