sábado, 4 de diciembre de 2021

Susurros del I Ching, hex. 21, La Mordedura Tajante

 



El no-hacer, ese tesoro que nos legaron los antiguos, el Wu Wei, es tanto acción como no acción. 


Los santos sabios no actuaban por sí, sino que jugaban para la armonía general de las energías en proceso.


Por eso muchas veces se abstenían de actuar, y otras lo hacían enérgicamente. Y sin embargo era un no-hacer con el objetivo de asegurar el flujo natural de las cosas.


El Fuego sobre el Trueno indica que la claridad suprema guía el más enérgico movimiento que restablece el equilibrio.


El mundo natural fluye en un delicado balance dinámico y es menester dejarlo en paz.

Así, las estaciones llegan a tiempo, los peces se olvidan unos de otros en el agua, y las aves van, vienen, cantan, se posan en los árboles y algunas bajan al suelo sin temor.


El mundo humano está en profundísimo desequilibrio, gracias a los opiáceos sueños de personas que buscan oficiar de salvadores de todos sin ser capaces de corregirse a sí mismos en el menor detalle de su personalidad. Idean formas de gobierno y control cada vez más complejas y delirantes, trastocando así todos los asuntos de los hombres.


El sabio santo seguidor del Camino es devoto del balance, y a veces, muy pocas veces, considera necesario intervenir enérgicamente para restablecer el equilibrio roto.


Dice el viejo libro: “La mordedura tajante tiene éxito.

Es propicio administrar justicia.”


Ante una situación de abuso, de opresión directa y flagrante, de violencia o maltrato hacia una persona indefensa, y mil modos más de desequilibrio, el sereno seguidor del Camino, que habitualmente sentado en la divina inoperancia contempla el devenir del mundo, de pronto se convierte en un feroz tigre que arranca con los dientes el obstáculo que inhibe la armonía y que está provocado un grave disturbio.


Tajante. Enérgica y fuertemente.

Como el trueno ensordecedor que restablece el equilibrio en la atmósfera.


Lo mismo hace en el cultivo de su carácter, quitando con asombrosa fuerza y decisión todo aquello que obstaculiza la unión con su verdadero yo, apartando todo lo innecesario que le impide alcanzar lo esencial.


La mente es un enorme impedimento para conectarse con el sentir verdadero del corazón. Por eso el tigre muerde el cuello a su presa, y le arranca la cabeza.


Cuando algo se interpone en su camino, en su auténtico camino, es tiempo de morder.


No hacer por lo común es lo venturoso.

A veces, leyendo con la claridad del fuego la situación, la furiosa mordedura tajante tiene éxito.

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Susurros del I Ching, hex. 21, La Mordedura Tajante, Llegar a lo esencial retirando lo innecesario.

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