¡Qué delicado aroma tiene ese amor que puede ofrecerse sin exigir regalías, utilidades ni intereses, por el solo hecho de derramarlo porque nos desborda y no podemos evitarlo!
¡Qué bello gesto adquiere en el rostro aquél que derriba la fortaleza del orgullo y la importancia personal!
¡Qué serenidad baña el alma de quien pudo ver cara a cara su miedo, nombrarlo y trascenderlo!
Y así, nuestros impedimentos son los escalones que nos elevan, y con ellos la luz. También de esas alturas podemos caer estrepitosamente, y volver a tragar el polvo de toda la amplia gama del ser humanos.
¡Y es tan conmovedor! ¡Tan hermosamente doloroso!
¡Qué gran viaje nos han obsequiado amigos! ¡En qué mágica y misteriosa gira vamos todos embarcados!
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