jueves, 10 de marzo de 2022

Sin sistema

 



Todos los esfuerzos que podamos hacer para disolver o aniquilar el ego no hacen más que afirmarlo y fortalecerlo.


Cualquier sistema que sigas es un subterfugio que se convierte en una trampa que hace que nos concentremos en la red y descartemos el pez.


El olvido de sí no puede practicarse, como no puede ensayarse perder las llaves o los anteojos.


Si lo agitado se apacigua con la calma, 

Si lo alto al fin se nivela con lo bajo,

Si lo fuerte finalmente se debilita sin que nada intervenga,

¿A qué tanta fijación con el desarrollo espiritual, los manuales de instrucciones, este o aquel método?


Todo eso ya no tiene para mí la menor importancia. 

Sentado con mi taza de té santo en la mano observo cómo cualquier sencillez no puede alcanzarse buscándola. 

Cómo la importancia personal no puede perderse pensando todo el día en ella.

Cómo la virtud no se alcanza practicándola.

Es una gran broma del universo que aquellos a los que todas esa cosas espirituales les importa un pito sean las personas más auténticas y libres.


Estando aquí mismo, ahora mismo y en displicente Contemplación puedo ver a ese Yo abandonar su pertinaz insistencia para aceptar de vez en cuando un lugar secundario en la mesa y recibir sin disgusto un vino más barato, a esa artificial humildad empezar a flaquear en su intento, y a los buenos y justos del mundo mostrar su cara más aterradora.

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