Asociarse con el Gran Camino,
Guardarlo en el corazón permanentemente.
Expresarlo en el acometer nuestros asuntos de importancia y en el dejar pasar las nimiedades con anchurosa condescendencia.
Manifestarlo en la salud y vitalidad de nuestro cuerpo.
Un espíritu fuerte y sereno.
Una mente ágil y enfocada.
Un vehículo-cuerpo resistente, flexible, funcional y saludable.
Todo tiene sus leyes de las que no podemos hacer caso omiso.
Todo sigue un orden pacífico, implacable e imperceptible. Todos los seres están haciendo exactamente lo que está en su íntima esencia hacer y ninguna otra cosa.
Salvo la loca especie de los hombres, que como forasteros del mundo andan a tontas y a locas buscando el rumbo de vuelta a casa.
El cielo tiene su Vía,
También la tierra,
Las aves,
Las aguas,
La Pampa,
La selva y la montaña.
Toda la salud del mundo reside en regresar acomodándose a estas disposiciones y ordenanzas.
En retornar al origen por el camino ancestral y en no ser capaces de hacer otra que lo que está en nuestra auténtica naturaleza ser.
Hasta que la simpleza se haga regla y fácil el andar.
El carácter da cuenta de ello,
La mirada,
La risa,
La libertad,
El corazón,
El coraje,
La dulzura,
La amabilidad,
La fuerza,
La pasión.
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