lunes, 14 de marzo de 2022

Susurros del I Ching, Montaña sobre Montaña mutando a Fuego sobre la Tierra.

 



El aquietarse es bueno, y que nuestro entorno esté quieto también. Pero la realidad es mutación incesante y una quietud demasiado prolongada puede devenir en estancamiento.


Hay que mover. La energía debe circular hacia su lugar correcto permanentemente.


La mejor manera de hacer un movimiento en el exterior e influir sobre él es movilizando nuestros aspectos superiores y elevados, no los inferiores.


Ese flujo sacude las fuerzas de nuestra realidad inmediata, haciendo que el juego entre lo externo y lo interno se desatasque.


Así todo empieza a tomar una poderosa claridad a nuestro alrededor. El aquietamiento aporta mucha clarificación de nuestra situación.


Al mover un aspecto superior de nuestra personalidad la realidad se sacude hacia un lugar más elevado. 


Entonces es el momento de contrarrestar la arrogancia que podría sobrevenir. Es instancia de humildad, de hacernos plenamente receptivos y de ponernos a disposición.


Mover nuestros aspectos superiores es tan sólo para entrar en contacto con una realidad externa más noble, no para liderar nada, para dominar nada. El sabio realiza la obra y no se queda con ella.


Moverse y aquietar.

Aquietar y mover.

Vaciar y llenar.

Llenar y volver a vaciar.


Clarificar lo externo haciendo espacio interior. Oscuridad que es luz y puerta de lo creativo.

No hay nada que el cielo no vaya a propiciar a través de nosotros.

.

.

.

Susurros del I Ching, Montaña sobre Montaña mutando a Fuego sobre la Tierra.

.

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario