El vacío no es estar en la nada.
Hay un extraño espacio entre el Uno y el Dos. Y a veces gusto de recostarme allí.
Entre el Cielo y la Tierra se arraiga el shen del hombre,
Es como un fueye que alguien agita, y nada deja de obrar.
Y así, entregando toda espera, toda ansia, toda especulación,
Las cosas van bien, sin meta ni objetivo los asuntos que alocan a los hombres no llegan a mi puerta, ni las retenciones de las cosas aprietan demasiado.
Poder dar es tener,
Recibir es poder vaciarse.
Y en ese vaivén, las hojas del sauce danzan graciosamente junto al alma de contemplador.
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