domingo, 20 de febrero de 2022

Anclar la mente en el cuerpo

 



Cuando el pensamiento va y viene en un segundo hasta los confines de las galaxias es porque está agitado por demás.

Si el pensamiento está agitado por demás las palabras son divergentes y las acciones se hacen erráticas.


La vía del cielo y de la naturaleza es no pensar demasiado ni preocuparse. Es hacer sin esfuerzo lo que está en su esencia íntima realizar, y saber cuándo es suficiente.


Todo busca un cauce común de retorno al origen. 

Toda sutilización de la energía se vuelve pensamiento. Y casi todos ellos son residuo, fuga y drenaje.

Mejor anclar la mente y el espíritu en una sangre abundante y el pensar en un cuerpo fuerte y saludable, con su energía centrada y circulando correctamente.


¿Quién puede conocer su origen, eliminar la divergencia y en una sola acción llevar a cabo el fruto de mil pensamientos?

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Senderos brujos

 



El antiguo sendero del Camino que entrevió el anciano es un sendero brujo.


Sus pasos transitan más allá del bien y el mal, sin tener en cuenta el valor de ninguna búsqueda predefinida, ni de premio de la santidad, ni la recompensa de la perfección, ni de ninguna de todas esas cosas que entorpecen la experiencia vital del presente activo.


Es la impecabilidad energética lo que lo guía en última instancia. 


Vaciar la mente y llenar el estómago.


Y todo es un viaje de trashumancia y abandono, un vagar libre y tranquilo, sin objetivo, compuesto de infinitas llegadas.


Domar y montar el buey.

Dirigirse hacia el propio oeste y al fin borrar toda historia personal.


Los movimientos de aquello que surge de la primigenia fuente original es solo comprensible para quien es capaz de leer las fluctuaciones de las dos fuerzas polares complementarias y de las ocho manifestaciones. Estas son su brújula para orientarse en la noche del hombre. 


Se acomoda a las mudanzas de forma implacable, jamás cediendo a los llamados de su falso yo o de su cambiante personalidad.


Quien se esfuerza está muy lejos de su verdadero ser.

Quien busca algo externo está a años luz de su integridad.


Quien no da por terminada ya mismo su ansiosa investigación no comienza nunca su verdadera indagación sumergido en la experiencia.

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Intuición


 

La intuición (del latín intuitio, «mirar hacia dentro» o «contemplar lo que ocurre en el interior») 


El ejercicio de auscultar los socavones del alma nos lleva a conocer los acordes que suenan adentro al hacer contacto con los acordes externos. Esas notas suenan, vibran y emiten mensajes. 


Esos mensajes e información no son verbalizables, no son codificables en el ordinario lenguaje hablado.


Se verifican en la experiencia, y se aprende viviendo. 

No existe estudio al respecto ni método transmisible para aprenderla.


Quien no mira hacia adentro no es capaz de ir reonociendo y afinando ese instrumento, esta inapreciable vía de conocimiento y acceso a la verdad personal, y entonces se hace dependiente de las trincheras irreductibles de las ideas de cómo son las cosas para moverse y sintonizar con lo que está en el exterior. Y casi nunca eso es sinónimo de algo vivo.


Quien mira hacia adentro lo va conociendo y decodificando cada vez más, hasta llegar a la maestría en intuición alguna vez.


La idea sobre cómo son las cosas es el camino de la personalidad, y la conduce casi siempre a callejones sin salida.

La intuición es la brújula que guía siempre por el camino correcto al yo verdadero.

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El pensamiento surge de la materia

 



Del aliento sutil del universo se forman los diez mil seres.

El cuerpo es la condensación de ese aliento vital. 

Y del cuerpo denso vuelve a sutilizarse el aliento en forma de pensamiento. Es un ida y vuelta.


El movimiento natural de los seres es buscar el retorno a la fuente.


El pensamiento surge de la materia. Una materia equilibrada y con su energía adecuadamente conducida no produce pensamientos excesivos y dispersantes.


Un cuerpo fuera de estado y lejos de sus patrones ancestrales de conducta se manifiesta en un pensar obsesivo y debilitante.


Poner en acción enérgica el cuerpo para que su energía sutil quede dentro de los circuitos naturales de la materia y no se drene en forma de exceso de pensamiento.


Anclar el Shen en la sangre, afirmar la mente en el cuerpo. Así el pensar es vivificante, constructivo y liberador.

Cuando este cuerpo muera y se descomponga ya habrá tiempo de volar y dispersarse. Hoy es aquí.

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Entrenarse

 



Entrena tus ojos para la Visión del sutil movimiento y la oculta vibración.


Entrena tu mente para aceptar la perenne transformación y la incesante mutación de los fenómenos.


Entrena tu espíritu para la cacería de Poder, acechando sin piedad tus debilidades y siendo impecable en la gestión de tu energía, en la concentración de lo que es esencial y el descarte de lo que es accesorio.


Entrena tu lengua para pronunciar lo justo y necesario, lo que nutre y alimenta.


Entrena tu corazón para que crezca y se abra de par en par para dar y recibir el Amor, lo único que hemos venido a hacer acá.


Entrena tu estómago para madurar lo esencial y nutrirte de lo que es bueno.


Entrena tu hígado para transmutar tu frustración en aceptación, para alquimizar tu ira en Ver las necesidades del otro y para accionar con claridad y coraje.


Entrena tus pulmones y tu colon para aceptar todo lo nuevo y vivificante y eliminar todo lo viejo y enfermante.


Entrena tus piernas para que jamás se desvíen y te conduzcan infatigablemente por el Camino.


Entrena tus manos para que tomen sin temor la flor de la vida, para alzar la copa del vino de la amistad y estrechar en un firme apretón a todo aquel que se acerque a tu lado.

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Moverse en el vacío


 


Las formas en las que el mundo dirige sus asuntos van en consonancia con la saturación, lo lleno y lo estático.


La forma en la que la Vía del Cielo se comporta va en consonancia con el vacío, con el espacio y con la mutación.


Si uno es atrapado por el mundo, el empacho es la norma y la ansiedad el método más acostumbrado.


Si uno no está atrapado por el mundo, puede moverse en el espacio como una hoja que se mueve entre la rama y el suelo.


Identificar el lugar secreto desde el cual se originan todos los pensamientos es dominar la mente.


Abrir el corazón es liberar toda la emocionalidad hacia el lugar correcto sin residuo de ningún tipo.


Poder vincularse desde el olvido y desde el espacio que existe entre las personas es conocer que retener a los demás en una idea vieja es una locura.


Moverse subrepticiamente en los espacios vacíos que dejan todas las cosas entre sí es tener alas en la espalda o rueditas en los pies.


Nos iremos de aquí de todos modos.

Dejar una imponente estatua de granito o dejar cenizas que luego sean flores, y luego néctar, y luego miel, y luego….

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Perseverar en la inacción


 


Perseverar en no interferir es un arduo trabajo de darle combate a la mente que con sus acostumbradas soluciones rígidas y conocidas nos estrella una y otra vez contra las mismas piedras como las olas del mar.


Toda nuestra reacción se desata por mera desatención contra las víctimas cercanas.


Como paladines de la injusticia damos rienda suelta a nuestra frustración, a nuestra necesidad de amor y atención, a todas nuestras carencias, contra aquellos que más cerca tenemos, y no nos parece del todo un hecho absolutamente desubicado, injusto e infantil.


Sin observar claramente que no somos ese carácter, esa personalidad, sino que es algo que podemos modificar, seguiremos siendo los injustos verdugos de nuestras personas amadas que deben soportarnos porque “somos así”.


Hay una verdad interior que debemos dejar surgir. Como amaece el sol en la mañana cuando lo observamos desapegadamente desde la playa, sin que hagamos nada.


Perseverar en la inacción, en desidentificarnos de nuestra personalidad inercial, mirarla desde afuera como quien presencia una obra teatral, suspender las soluciones habituales que nos arrinconan en los ya conocidos oscuros callejones.

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Donde te arrincona la palabra

 



Donde te arrincona la palabra, abandonarse a la experiencia.


Beber profusamente el juguito santo que disuelve las barreras de la mente y habla en el secreto idioma de las estrellas.


Junto a los perdidos que no hallan símbolo para preguntar, que no consiguen símbolo que responda, camino el sendero que nos conduce a ninguna parte.


Existen cuevas, orillas y mesas de ruidosas tabernas donde se juega a las cartas en esa lengua, donde el discurso callado de los borrachos se oye con la jarra de ese vino que se comparte para abandonar todo lo que se busca con desesperación.


Detrás de todo hay un orden que podemos vislumbrar pero jamás nombrar. Que es más antiguo que todas las cosas.


Y un modo de adaptarse a él y a sus mutaciones con sencillez y humildad, quitando todo nuestro foco del conflicto y de la sombra de los otros, para ponerlo en el servir, en el crear, en dar lo mejor, pensando bien a todos, siendo buenos con los que amamos, libres como un viento sudeste, mansos como palomas y astutos como serpientes.

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jueves, 10 de febrero de 2022

Sin pregunta, sin respuesta

 



La profunda Comprensión no puede ni siquiera ser preguntada.

Mucho menos respondida.


¿Porqué esa compulsión de formular preguntas imposibles para respuestas inexpresables?


El ansia de saber conlleva un camino de acumulación de símbolos y significantes que termina en la rigidez de la saturación.


Ante un dragón impredecible, no puedes permanecer estático. No puedes preguntarle. No puedes esperar su reacción, que podría redundar en tu muerte.


Si la mutación es la norma, y el vacío la realidad última, el silencio es la pregunta correcta y también la respuesta correcta.


Cuando me preguntan estas cosas, termino embrollado en mis palabras, y más confuso aún que antes.

Cuando intento yo hacer una pregunta, no encuentro la manera de formularla.


Por eso entiendo que el método del silencio acerca más a la comprensión que un tratado extenso de saberes.


Qué bendición la de tener con quien callarse y simplemente dejarse invadir por el susurro inexpresable del Gran Misterio.

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Susurros del I Ching, hex. 58. Lo Sereno, El Lago, Alegría, Progreso en conformidad con el Cielo y en armonía con los hombres


 


Quien se siente fuerte interiormente se manifiesta en lo exterior con blandura. Su serenidad es verdadera, no mira de reojo.


Ese comportamiento natural de quien está ubicado en el lugar correcto, parado sobre su esencia, le otorga éxito en lo que emprende.


Un corazón fuerte es sereno y dulce en el trato.

Sabe quién es.

Sabe dónde está ubicado.

Está en su centro desde el cual su auténtica naturaleza puede manifestarse sin tensión.


Toda expresión de agresividad proviene de lo opuesto. De desconocerse, de no tener claro cuál es tu sitio, de no estar en el lugar desde el cual toda tu energía encuentra el cauce para dar lo mejor de sí, de la debilidad interior y el temor a que alguien te quite algo.


En un corazón que mora la seguridad, el servicio y la amabilidad son el camino.

Se abre, como el lago, a recibir a todos los alocados cauces de agua que bajan de las montañas sin distinción ni discriminación.


En él se amansan, se aquietan y encuentran sosiego.


Así, quien se comporta como un lago es profundo, sereno, abierto para recibir y brindar consuelo.

Su fuerza interior y su hondura insondable le otorgan un trato siempre alegre con los otros. No la alegría boba de los desesperados, dependiente de cosas exteriores, sino aquella que ni siquiera se expresa en palabras, que es un verdadero lugar de peregrinación para los demás.

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Susurros del I Ching, hex. 58. Lo Sereno, El Lago, Alegría, Progreso en conformidad con el Cielo y en armonía con los hombres. 

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miércoles, 9 de febrero de 2022

Susurros del I Ching, Trueno sobre Agua a Trueno sobre la Tierra

 



Cuando en el exterior reina la agitación, los movimientos fuertes y una lluvia torrencial se corre serio riesgo si en tu interior estás transitando por demasiadas hondonadas y saltos de agua profundos. Ahogarse o ser arrastrados por el torrente no sería nada extraño.


Trueno sobre abismos, peligro.

Truenos sobre un campo manso y roturado, anuncian lluvia que luego fructifica.


Es propicio calmarse. Quedarse quieto y en una actitud receptiva y dispuesta para recibir y absorber las claves que nos permitan sortear los conflictos y dar respuesta.


La quietud es la Señora de la agitación.

La tierra es la sustentadora de las conmociones del cielo.


Estar calmados en medio del temporal es ofrecer la posibilidad de que esa tempestad se vuelva lluvia benéfica y regadora de la próxima cosecha.

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Susurros del I Ching, Trueno sobre Agua a Trueno sobre la Tierra.

Correrse y servir

 



Correrse, callarse un poco y dejar al otro ser el protagonista de su momento.


Ceder el lugar y acompañar cuando es el tiempo de que el ser amado despliegue todo su potencial, sin interferir más que para servir a su propósito es muestra de un altísimo grado de avance en el camino.


Ningún sendero espiritual o esotérico que no conduzca a quitarse del medio para que el otro tenga su oportunidad me genera interés.


El enfrascamiento en la propia inquietud, en la necesidad de mostrar todo lo que logré, en la búsqueda de la evolución personal proactiva que está todo el tiempo haciendo-cosas-para-el-desarrollo-interior lleva necesariamente al engrandecimiento del ego y a volverse un plomazo.


Una madre que simplemente acompaña y sirve, una pareja que amorosamente brinda las condiciones para que el otro despliegue todo lo mejor que tiene para dar me conmueve más que todas las proezas espirituales de los que ofrecen caminos atractivos y llenos de vistosos y sabrosos condimentos

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Pacificarse y descansar

 



Sin pacificarse interiormente no existe lugar sobre la Tierra en el que no vayas a encontrar tu conflicto.


Por más que te dirijas a habitar las montañas, los valles, las sierras, la selva, las islas o los campos, si te fijas bien, en el equipaje te llevas también tu infierno.


Cuando el silencio, como un torrente de agua fresca limpia el corazón, la mente se rinde, firma la paz y ni siquiera las palabras cargan ya ruido adentro.


Y entonces el viaje deja de ser huida, y entonces el fugitivo es ahora un alegre andariego, que no deja huellas a su paso.


Pacificarse mucho y descansar un montón.

Hay mucha guerra interna y agotamiento físico y mental.

Probablemente sean las dos más comunes patologías que padecemos.

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sábado, 5 de febrero de 2022

Suficiente

 Un cuenco lleno hasta el tope ya cumplió su cometido y no puede ofrecer nada más.


Lo que me gusta ofrecer es la capacidad de quitarte, de que me des y te liberes.


A quien habla incesantemente ya nadie lo escucha. Sus palabras son como el ruido de la heladera. Si se calla, ahhhh, recién ahí aparece.


Con el estudio se acumula cada vez más.

Siguiendo el camino se mengua un poco cada día.


No hay mayor desventura que no saber parar.

No hay bendición más grande que identificar cuándo es suficiente.


Vivo incompleto y nada me falta.

Cuando estaba repleto carecía hasta de la más mínima cosa.

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jueves, 3 de febrero de 2022

¿Qué parte de la flor no carga con la esencia del universo?

 



Ningún antiguo conocimiento utilizado como refugio, ni doctrina, ni moral, ni ritual alguno podrá reemplazar el que tengas que empezar alguna vez a dar paso tras paso en el camino por vos mismo.


Ninguna palabra gastada puede ser liberadora. Dejar ese lastre atrás y abrir la puerta de la jaula de ilusión que nos mantiene cautivos es fundamental.


Morirse a toda manifestación del espíritu que provenga de la boca, y encaminarse a zambullirse en la experiencia personal como principal pedagogía. Ahora mismo, habitando el presente sin olvidar jamás que no existe otro pozo del cual sacar agua fresca y viva que este mismo instante. 


¿Qué microsegundo de este momento no contiene la totalidad de la verdad?

¿Qué parte de la flor no carga con la esencia del universo?

¿Que gota del río no está impregnada con la totalidad de la existencia?


Los libros y enseñanzas son los museos de experiencias ajenas. Hay que tomarlos como el dedo que señala, no confundirlo con lo señalado.


Y es más liviano. ¿De dónde obtener pistas que nos conduzcan a develar el Gran Misterio?

Pues de aquí mismo. De todo lo que nos rodea. Observar. No para desmenuzar y analizar las partes y establecer cada vez más esto y aquello, sino para contemplar y comprender el concierto total y la armonía de la cual la única nota disonante es esa mente que busca desconcertada eso que debería estar y no está. Eso que debería ser uno, y es dos.

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De dónde conocer?

 



Si afuera es como adentro,

Si arriba es como abajo,

Si somos una sola entidad vibrando en diferentes frecuencias.


Me aquieto y observo, y contemplo los caminos del Cielo.

Y se me revelan mis propios misterios,

Y descubro así mis íntimos secretos.


¿De dónde podré yo comprender los enigmas del Gran hacedor? Del conocimiento de mí mismo.

 

¿De qué modo podría yo vislumbrar la realidad de mi alma?

De la contemplación de la magna orquesta que son los diez mil seres tocando al unísono la melodía universal.


¿Pero qué es esto?

¿Un apología de la inacción,

Una defensa del aquietamiento,

Una celebración de la pérdida de tiempo en la esquina del mundo?


Cultivar es brindar condiciones adecuadas, no más que eso.

Saber esperar y dejar ocurrir sin interferir.

Conocerse no es dinamitar las montañas para que el metal precioso se muestre, sino más bien como la tarea del arqueólogo, que delicadamente, con un cepillito, va dejando que aparezca el tesoro escondido.


Dejar en paz a todas las cosas, sobre todo a uno mismo, hasta que el carácter fructifica sin hacerse notar. Imperceptible, como se desarrolla un niño, como crece o encanece el pelo, y el corazón se abre derramando todo aquello que ha venido a dar.

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miércoles, 2 de febrero de 2022

Renacer

 



No hay mayor logro que el de quien renace siendo ya viejo.


Se vuelve como el agua y el viento, su andar es libre e impredecible, sin ataduras ni restricción. Reprobable por todo su gastado entorno estático y bien seguro.


Renacer de lo alto y así poder ver el Reino y sus maravillas.


Vivir de embriaguez en embriaguez, serena o alocada, cada cual a su sentir…


Los grandes eruditos no saben de estas cosas, ni los que viven enredados en las palabras, discursos y homilías que describen y analizan los misterios de Dios.


Los niños, los simples, los locos y los perdidos regresan al vientre de la madre y son re-paridos.


De las dos copas separadas hacen una sola gran jarra y beben profusamente en comunión con el gran despachador hasta la descomunal borrachera entre cantos, abrazos, declaraciones de amor.


Matar al anciano impiadosamente. Quien llega a viejo como un analista y separador sin alma de niño ha perdido el tiempo. 

De microscopista a unificador.

Esta es quizás la tarea más importante que nos queda por hacer en los días que nos restan de esa triste duración que algunos llaman vida.

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martes, 1 de febrero de 2022

¡Sed transeúntes!

 



Hay mucho más que intentar desesperadamente ser querido, productivo, entregar tu tiempo a cambio de cosas y seguridad material,

Seguir reglas que otros han impuesto, proteger o ganar una reputación, pagar cuentas, comer, cagar, abandonar la vida por temor a la muerte, y al final morirse lo mismo.


Es una profunda herida sin fondo que no se puede llenar. A la madre que no fue amorosa no la hallarás en ese camino.


No honrar acuerdos en los que no has participado es el punto de partida de quien ejerce la libertad para andar nuevos senderos y adentrarse en nuevos abismos.


Vislumbrar algo mayor que la miserable existencia gris que el mundo ofrece como deseable y respetable permite cortar los lazos con las pequeñeces que encadenan nuestros inseguros pasos.


¡Sed transeúntes!, Dijo.


Lo esencial no es invisible a los ojos. Está frente a nosotros, alrededor de nosotros, adentro de nosotros.


Quien tenga ojos para ver, ¡Pues que vea!

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El descubrimiento

 



El descubrimiento más fantástico es que estrecharse en un abrazo con el que es anterior a todas las cosas no vale ni un centavo ni se requiere prueba alguna para ser aceptado.


Simplemente me siento un rato a perder el tiempo y lo veo desfilar ante mí, rodearme amorosamente, haciéndose el distraído disfrazado de una miríada de seres.


Marca el ritmo el vacío y la plenitud de mis pulmones, mientras las hormigas llevan sus cargas,

Todas la aves se dedican a recoger el sustento que gratuitamente les ofrece la mañana,

El cambiante carácter del río se muestra en su constante conversación conmigo, y así las cosas se hacen una sola composición bajo el mismo Cielo.


Es una tontería inaudita sentirse aparte, vivir atrapado por la reputación, estar distraído y creer que el dinero de más, las cosas que hay que comprar y las ocupaciones tienen alguna importancia radical en la vida. 


Un pedazo de pasto al borde de la Gran Agua marrón es lo único que preciso para sentirme rico.

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La expulsión de los mercaderes

 



Cuando comprendemos una verdad superior dejamos ya de detenernos y demoramos en verdades menores.


En el Camino a la Casa del Padre, a veces anduvimos con la convicción de que la fuerza y la capacidad de tolerar cargas como un torpe buey era el verdadero acceso para ser recibidos en sus brazos.


Y entonces soportamos todo tipo de cargas que solo entorpecían y hacían más pesado nuestro caminar.


Más adelante, la verdad de la oveja nos atrapó. Ser mansos, dóciles y muy buenitos fue nuestro método para que la puerta se abriera, y seguimos el camino a la casa paterna con nuestro impecable disfraz de santo. Hasta que nos asqueamos de nosotros mismos.


La pura espiritualidad fue la siguiente verdad que nos demoró. Aaahhh… la liviandad de la paloma, el Espíritu puro y total, al que nada del sucio mundo puede alcanzar.

Y así volamos de rama en rama y solo descendíamos para comer las migajas de antiguas y muy sagradas verdades espirituales que los viejos nos lazan en la plaza.


Y entonces la ambición de los cambistas y mercaderes se apoderó de nosotros. Y deseamos mostrarle a Él toda nuestra riqueza, y todo, hasta lo más santo se volvió un horrible comercio, un toma y daca, un cálculo de costo beneficio, de especulación, inversión y recompensa.


Pero de pronto recordamos. En algún alto del camino, mientras descansamos, desde la bruma de la memoria surge la amorosa comprensión de que lo que más puede amar un Padre es un hijo auténtico, que vive de acuerdo a su sentir, honesta y valientemente. Sin rendir examen.


Comprendida esa verdad mayor, toda búsqueda cesa, todo hacer-algo-para pierde sentido y deja de tener el más mínimo valor.


Nada mira un padre amoroso más que si el hijo es libre de seguir su corazón y lo que encuentra en su interior. Y así lo abraza y lo acompaña siempre, aún sin comprenderlo del todo tal vez.


Comprendemos al fin la Gran Verdad. Que el templo es nuestra consciencia de unidad con el todo. Los mercaderes son todas las trampas de separación que llevamos en nuestro interior.


Cuando el Hijo se encuentra con esta verdad superior, la del amor incondicional del Padre, del Supremo, del Todo, del Gran Misterio, que no reclama hacer-esto-o-aquello, y furioso por haber vivido engañado tanto tiempo, toma el látigo y sin concesiones expulsa a todos: bueyes, ovejas, palomas, cambistas y mercaderes, a todos los demoradores y distractores de las inmediaciones de la Gran Casa Paterna, no vaya que otros hermanos se pierdan por el camino, y no alcancen la puerta de entrada.

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Lo esencial no es invisible a los ojos

 



Lo esencial no es en absoluto invisible a los ojos. El problema es que somos ciegos.


Lo esencial está ahí, pero la total saturación de nuestros sentidos y el embotamiento de nuestra mente nos impide verlo.


Aquietarse,

Contemplar,

Observar,

Absorber,

Y finalmente poder Ver.


A las personas amadas,

A quienes nos aman,

La maravilla de un árbol,

El vuelo de una garza mora o de un taguató,

La magia de un amanecer compartido en silencio,

La voz del río,

El canto del viento.


Quien tenga oídos para oír, que los prepare y oiga.


Quien tenga ojos para ver, pues que los aliste y vea.


Lo esencial está a la vista, al alcance de la mano aquí mismo y en este lugar.

Solo los principitos, absortos en la mejestuosidad de su ego y aislados en su asteroide insoportablemente solitario no son capaces de verlo.

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