jueves, 3 de febrero de 2022

De dónde conocer?

 



Si afuera es como adentro,

Si arriba es como abajo,

Si somos una sola entidad vibrando en diferentes frecuencias.


Me aquieto y observo, y contemplo los caminos del Cielo.

Y se me revelan mis propios misterios,

Y descubro así mis íntimos secretos.


¿De dónde podré yo comprender los enigmas del Gran hacedor? Del conocimiento de mí mismo.

 

¿De qué modo podría yo vislumbrar la realidad de mi alma?

De la contemplación de la magna orquesta que son los diez mil seres tocando al unísono la melodía universal.


¿Pero qué es esto?

¿Un apología de la inacción,

Una defensa del aquietamiento,

Una celebración de la pérdida de tiempo en la esquina del mundo?


Cultivar es brindar condiciones adecuadas, no más que eso.

Saber esperar y dejar ocurrir sin interferir.

Conocerse no es dinamitar las montañas para que el metal precioso se muestre, sino más bien como la tarea del arqueólogo, que delicadamente, con un cepillito, va dejando que aparezca el tesoro escondido.


Dejar en paz a todas las cosas, sobre todo a uno mismo, hasta que el carácter fructifica sin hacerse notar. Imperceptible, como se desarrolla un niño, como crece o encanece el pelo, y el corazón se abre derramando todo aquello que ha venido a dar.

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