Entrena tus ojos para la Visión del sutil movimiento y la oculta vibración.
Entrena tu mente para aceptar la perenne transformación y la incesante mutación de los fenómenos.
Entrena tu espíritu para la cacería de Poder, acechando sin piedad tus debilidades y siendo impecable en la gestión de tu energía, en la concentración de lo que es esencial y el descarte de lo que es accesorio.
Entrena tu lengua para pronunciar lo justo y necesario, lo que nutre y alimenta.
Entrena tu corazón para que crezca y se abra de par en par para dar y recibir el Amor, lo único que hemos venido a hacer acá.
Entrena tu estómago para madurar lo esencial y nutrirte de lo que es bueno.
Entrena tu hígado para transmutar tu frustración en aceptación, para alquimizar tu ira en Ver las necesidades del otro y para accionar con claridad y coraje.
Entrena tus pulmones y tu colon para aceptar todo lo nuevo y vivificante y eliminar todo lo viejo y enfermante.
Entrena tus piernas para que jamás se desvíen y te conduzcan infatigablemente por el Camino.
Entrena tus manos para que tomen sin temor la flor de la vida, para alzar la copa del vino de la amistad y estrechar en un firme apretón a todo aquel que se acerque a tu lado.
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