miércoles, 2 de febrero de 2022

Renacer

 



No hay mayor logro que el de quien renace siendo ya viejo.


Se vuelve como el agua y el viento, su andar es libre e impredecible, sin ataduras ni restricción. Reprobable por todo su gastado entorno estático y bien seguro.


Renacer de lo alto y así poder ver el Reino y sus maravillas.


Vivir de embriaguez en embriaguez, serena o alocada, cada cual a su sentir…


Los grandes eruditos no saben de estas cosas, ni los que viven enredados en las palabras, discursos y homilías que describen y analizan los misterios de Dios.


Los niños, los simples, los locos y los perdidos regresan al vientre de la madre y son re-paridos.


De las dos copas separadas hacen una sola gran jarra y beben profusamente en comunión con el gran despachador hasta la descomunal borrachera entre cantos, abrazos, declaraciones de amor.


Matar al anciano impiadosamente. Quien llega a viejo como un analista y separador sin alma de niño ha perdido el tiempo. 

De microscopista a unificador.

Esta es quizás la tarea más importante que nos queda por hacer en los días que nos restan de esa triste duración que algunos llaman vida.

.

.

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario