domingo, 20 de febrero de 2022

Perseverar en la inacción


 


Perseverar en no interferir es un arduo trabajo de darle combate a la mente que con sus acostumbradas soluciones rígidas y conocidas nos estrella una y otra vez contra las mismas piedras como las olas del mar.


Toda nuestra reacción se desata por mera desatención contra las víctimas cercanas.


Como paladines de la injusticia damos rienda suelta a nuestra frustración, a nuestra necesidad de amor y atención, a todas nuestras carencias, contra aquellos que más cerca tenemos, y no nos parece del todo un hecho absolutamente desubicado, injusto e infantil.


Sin observar claramente que no somos ese carácter, esa personalidad, sino que es algo que podemos modificar, seguiremos siendo los injustos verdugos de nuestras personas amadas que deben soportarnos porque “somos así”.


Hay una verdad interior que debemos dejar surgir. Como amaece el sol en la mañana cuando lo observamos desapegadamente desde la playa, sin que hagamos nada.


Perseverar en la inacción, en desidentificarnos de nuestra personalidad inercial, mirarla desde afuera como quien presencia una obra teatral, suspender las soluciones habituales que nos arrinconan en los ya conocidos oscuros callejones.

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