Lo esencial no es en absoluto invisible a los ojos. El problema es que somos ciegos.
Lo esencial está ahí, pero la total saturación de nuestros sentidos y el embotamiento de nuestra mente nos impide verlo.
Aquietarse,
Contemplar,
Observar,
Absorber,
Y finalmente poder Ver.
A las personas amadas,
A quienes nos aman,
La maravilla de un árbol,
El vuelo de una garza mora o de un taguató,
La magia de un amanecer compartido en silencio,
La voz del río,
El canto del viento.
Quien tenga oídos para oír, que los prepare y oiga.
Quien tenga ojos para ver, pues que los aliste y vea.
Lo esencial está a la vista, al alcance de la mano aquí mismo y en este lugar.
Solo los principitos, absortos en la mejestuosidad de su ego y aislados en su asteroide insoportablemente solitario no son capaces de verlo.
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