Del aliento sutil del universo se forman los diez mil seres.
El cuerpo es la condensación de ese aliento vital.
Y del cuerpo denso vuelve a sutilizarse el aliento en forma de pensamiento. Es un ida y vuelta.
El movimiento natural de los seres es buscar el retorno a la fuente.
El pensamiento surge de la materia. Una materia equilibrada y con su energía adecuadamente conducida no produce pensamientos excesivos y dispersantes.
Un cuerpo fuera de estado y lejos de sus patrones ancestrales de conducta se manifiesta en un pensar obsesivo y debilitante.
Poner en acción enérgica el cuerpo para que su energía sutil quede dentro de los circuitos naturales de la materia y no se drene en forma de exceso de pensamiento.
Anclar el Shen en la sangre, afirmar la mente en el cuerpo. Así el pensar es vivificante, constructivo y liberador.
Cuando este cuerpo muera y se descomponga ya habrá tiempo de volar y dispersarse. Hoy es aquí.
.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario