lunes, 6 de abril de 2015

Meditar es volver, como barrer el piso sucio de polvo de una casa deshabitada por demasiado tiempo

“Con la meditación no buscamos llegar a ninguna parte. Todo lo contrario, intentamos volver. Regresar a ese estado natural de vacuidad, de no interferencia mental entre el yo y el afuera, de presente absoluto, de todo eso que es natural en los niños, en los animales y plantas. 





La felicidad está ahí dentro nuestro, tapada por ya demasiadas capas de basura cultural, ideológica, mental. Y como locos, queremos encontrar fuera, lo que está adentro desde siempre. 





La meditación es como tomar una escoba y empezar a barrer la mugre que cubre un hermoso piso de preciosa madera, que yace bajo una gruesa capa de tierra hace años en una casa deshabitada. Porque si, nos deshabitamos, nos vamos de aquí, y a las casas vacías las invaden la tierra, los bichos, la humedad y las alimañas, y volver a hacerla habitable lleva trabajo.

 Viviendo con profundidad el presente, lo que está ocurriendo ahora mismo y en este lugar, dejando de transitar en el pasado o en el futuro, mirando pasar los pensamientos de manera impasible, meditando, volvemos a hacer brillar el piso original, sacando relucir la belleza natural de nuestra madera. La meditación y la felicidad, no se tratan de una operación de agregar o de sumar, sino todo lo contrario: reducir, sacar, barrer, quitar obstáculos, para alcanzar algo que siempre estuvo ahí.”




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