lunes, 6 de abril de 2015

Tanka, Haiku, o meditar escribiendo

 
“Haiku es simplemente
lo que está sucediendo en éste lugar,
en éste momento”
(Matsuo Basho)



El Tanka es un estilo de poesía popular de origen japonés. Consta de 5 versos, los primeros tres de 5-7-5 sílabas, y son llamados Haiku. Le siguen dos versos más de 7 sílabas cada uno. El Tanka es la pieza poética de un ritual o juego que se llamaba “Renga”, que consistía en una larga cadena de poemas improvisados. Los entendidos aseguran que tiene grandes y curiosas similitudes con las coplas gauchescas, incluso en su sensibilidad y sobriedad estética. Se componían espontáneamente, de manera similar a la payada criolla, entre dos o más poetas. El primer poeta recitaba el haiku (los primeros tres versos) y un segundo poeta recitaba los dos siguientes. Luego otro "payador" volvía a recitar un haiku, y otro le agregaba dos versos más, y así se formaban interminables cadenas. Cuando la "payada" japonesa se ponía picante, solía terminar, como en nuestra pampa, con las katanas desenvainadas.

El haiku es un antiquísimo poema japonés. La regla clásica dice que tiene tres versos de 5-7-5 sílabas, aunque los grandes maestros de este género poético han roto ese esquema todas las veces que han querido. Lo importante es el espíritu de esta forma poética; en ella, los poetas buscaron la ínfima brevedad de lo presente, atrapar lo efímero que escapa a la percepción de hombre común, para inmortalizarlo en la esencia pura, sin ningún agregado que ensucie a la realidad cubriéndola de palabras.

   El haiku está embebido de taoísmo y budismo zen, de la sensibilidad de quien está Atento, Presente, del que “está en lo que hace”. Es además una forma de meditación, de aguzar los sentidos para percibir sin intermediarios la realidad que nos circunda.

 También lo es para quien lee haiku, ya que, para conectar profundamente con el poeta, el lector ha de leer en calma, Atento, casi desmenuzando los sonidos del lenguaje e intentando “ver” aquello que conmovió al poeta y lo llevó a escribir, y dándole su personal sentido al haiku, que por su propia esencia, es inacabado, abierto. De ahí el compromiso de quien lee este tipo de poesía popular, democrática, que permite al espectador ser parte del arte, y no mero admirador de una obra clausurada.

         Matsuo Basho, el principal exponente de este género, independizó al haiku –los tres primeros versos- llevándolos a una altura expresiva y poética sin igual.


Matsuo Basho, por el artista japonés Hokusai.


Fragmentos del libro "Verde Marrón y Cielo"

Volaron miles.
Oyeron al verano
llamar de lejos.

El río corre.
Sobre la estaca un biguá,
el alma quieta.

Inadvertida,
Madre Naturaleza,
así gobiernas.

Los machetazos
Desde el cañaveral.
Ella lo espera.

Fuma el isleño
Con su mano cuarteada.
Cigarro armado,
Con la mirada lejos
Acaricia un perro.



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