sábado, 27 de agosto de 2022

Mis manos tus manos

 



Tenía un futuro promisorio entre los grandes doctores de ley y los sabios de su tiempo,

Pero apartó sus pasos hacia la costa de los pescadores y los humildes de las arenas.


Mis manos, tus manos.


No se olvidó del cuerpo cuando todos hablaban de cielos y almas, y entre los hijos de la luz aprendió el arte de curar y aliviar el vehículo carnal para este viaje del espíritu.


En un largo desierto de hambre y sed y soledad luchó contra sus demonios internos hasta encontrar su Camino.


Mis manos, tus manos.


Tras el agua del río entendió que su lugar era el de cargar un simple y olvidado mensaje.


Cayó en la cuenta del desgarro de jamás ser profeta en la casa, en la aldea o en la propia tierra.


Seguir sus pasos es alzar la espada contra todo aquello para lo cual nos educaron. División entre padres e hijos, hermanos y hermanas. Su Camino es simple, pero pocos pueden andar esos senderos.


Bebió vino, rió, comió carne asada y pan entre amigos, los perdidos y descarriados del mundo. 

Tal vez amó a una mujer.


Sus palabras sencillas de amor, igualdad y humildad fueron manipuladas para sostener un imperio de vergüenza, poder y verticalidad.


Enseñó pocas y tremendas cosas:

Que la ley es amar a la divinidad y al Gran Misterio por sobre toda cosa, al prójimo como a uno mismo, a no juzgar a nadie, a dar al que no tiene, a visitar al enfermo y al preso, a suspender la incredulidad, a correrse del medio y a entregarse al designio de lo Supremo.


Cometió el error de enojarse por confundir un edificio de piedra con la casa del Padre.


Demostró que es posible nacer de nuevo, y que el paraíso es estar en este mundo sin ser del mundo.

Aconsejó ser astutos como serpientes y mansos como palomas.

Afirmó que hay un reino divino dentro nuestro, que nuestros talentos ya no nos pertenecen sino que han de entregarse al servicio, y que no se enciende una lámpara para ocultarla en un cajón.


Que el corazón además de un órgano es un centro de poder, la habitación de una fuerza transformadora llamada amor.


Insistió en que no se puede tener dos amos, que no se puede vivir con el foco y la energía puesta en el éxito, la ganancia, la acumulación, la seguridad material, la prosperidad, y al mismo tiempo entregarse con hondura a las cosas del espíritu y la libertad.


Sus trances de iluminación fueron faro para sus hermanos aún dormidos. Aprendió la traición, la negación y el perdón al amigo débil.


Y un día se fue, quién sabe dónde, vagando más cielos, aguas bravas y montes descalzos. 


Y una vez estuviste atrás mío, mis manos eran tus manos.

¿Quien podrá seguir ese Camino, esa verdad, esa vida?


Mis manos, tus manos, pa lo que guste mandar.

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martes, 23 de agosto de 2022

Camino del Otorongo

 



El camino por el que el Otorongo dirige los pasos de sus escogidos son escabrosos, abismales, y sin embargo posibles de ser dados en el mundo de lo habitual a los ojos de todos.


En las plantas,

En los senderos,

En el paisano invisible

Cultor de la sachasofía sagrada,

Oculta sus infinitos ojos de los que no podemos escapar.


Aquí y allá, hoy o mañana,

Siempre encaminados hacia la fuente,

En su eterna cacería los persigue por montañas, selvas, pampas, desiertos o antiguos sitios de poder al otro lado del mundo. Estas son las aulas donde dicta sus lecciones más escondidas.


Si el hilo del conocimiento silencioso no se corta, cada paso que damos encuentra entonces su sentido. 


Así 

Nada es caos.

Todo es cosmos.


Mantener el vínculo en todo momento. Si frente a cada situación, en cada instante, recordáramos sostener esa conexión con el Poder del que todo emana, surgirían pues en nosotros las acciones correctas, las respuestas adecuadas a todo lo que llega.


Fuerza oculta que todo lo gobierna, 

¡Impiadosa puerta hacia el misterio!


El Otorongo se oculta entre la espesura, Ve. 

Nocturnal acecho en la hondura de tus socavones más profundos.


Teniendo algo de suerte,

¡Oh Sacrificador!

Sea digno de que me cortes al fin,

La cabeza.

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viernes, 19 de agosto de 2022

Vuele bajo, porque abajo está la verdad

 Me salí de los intrincados caminos de la búsqueda superior,

Y encontré que los sauces brotaban en agosto trayendo el germen de la primavera,

Que los pájaros se relacionan impiadosamente,

Que cuando alguien me habla y lo escucho, sus palabras dicen cosas, y otros no dicen nada por más ruido que hagan.


Cuando traje mi mente aquí desde las altas esferas del conocimiento,

La comida tomó un nuevo sabor,

La lentitud se hizo norma y profundizó el vínculo con todas mis acciones.

Mis seres amados se volvieron reales y su vida tomó una nueva dimensión para mí.


Cuando vi que todos los caminos eran lejanías, 

El centro tomó su lugar y el vino compartido con personas queridas se volvió fuente de revelación,

El humilde mate guaraní ocupó su puesto como bebida ceremonial y el río de la plata recuperó su condición de oráculo.


Cuando regalé más de ochocientos libros las piedras de una perdida cueva me confesaron su enseñanza secreta,

El santito se volvió el guía silencioso en mi conducta sin necesidad de instrucciones,

Y la perfecta atención a lo que está ocurriendo ahora mismo y en este lugar el mandamiento más importante de todos.


Perdí los archivos del saber y encontré una bolsa llena de viento. Susurros, sugerencias, un camino entre mil caminos, que no es ninguno en particular.


Vagar libre y tranquilo por el universo interior, por los cielos y el cosmos, pero mantenerse aquí, eso es todo.

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lunes, 15 de agosto de 2022

Quien se aleja junta quejas

 El gran maestro no tiene mucho que decir .

Cuando el lenguaje llega a su callejón sin salida, y la mente queda como balbuceando,

Aparece el hilo del cual empezar a tirar para acceder al centro del laberinto.


Sobre la música viajan verdades que no pueden ser llevadas por los conceptos ni nuestras más brillantes ideas.


Volver al niño, a ese joven soñador y dejarlo renacer en este maduro adulto gastado no es cuestión de pensar mucho.


“Quien se aleja junta quejas, 

En vez de quedarse aquí” dijo don Atahualpa, siendo todo él camino.


Quedarse aquí, ¿adónde ir a buscar qué?

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domingo, 14 de agosto de 2022

Correrse a tiempo

 Correrse a tiempo de un asunto es un gran arte.

No darle de menos, 

No retardarlo de más.


Y guardarlo como un tesoro entre las cosas más preciadas del corazón.


Menoscabar la vida en pos de un ideal que no tiene raíces es perseguir el viento para atraparlo, dejando en el camino las cosas que importan verdaderamente.


Saber parar la búsqueda,

Conocer la línea en la que más allá es mucho.


No es verdad que romperse sea bueno. Que cualquier precio valga.

Porque el viaje terminará en el momento menos pensado. Y definitivamente no hay tiempo.

Solo la arrogancia del inmortal puede demorar el paso decisivo.


Está bien haber dado todo,

Y es mejor saber hasta dónde.

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jueves, 11 de agosto de 2022

Jugar para el orden general

 Hay un agente muy antiguo de orden y deberíamos jugar para él sin reservas.

A veces, solo a veces haciendo, casi nunca interviniendo. 


Saber leer cuando sí, cuando no, es el maravilloso arte a aprender.


Comprendí que cuando callo mi habla es más elocuente.

En mi quietud soy más eficaz.


Y tengo tiempo de ver al sol saliendo del gran río, de oír embelesado la guitarra de uno de mis hijos y gozar de la magia futbolera del otro.


Solo me meto a podar lo exuberante. Si alguna idea de cómo son las cosas me impulsa a hacer esto o aquello porque desconfío de que se ordenará todo a su modo, consulto al humito del silencio, al viejo libro de absurdos sortilegios o al santo salvaje que me marca el rumbo correcto.


Y casi siempre me dicen que no pierda el tiempo en tontos asuntos y me vaya al aire libre a ver qué pasa.


Las agujas hacen solas su trabajo, las estaciones llegan y se van en orden, los sauces ya empezaron a brotar trayendo de lejos la primavera que aún se guarda escondida en las plantas y animales.


Yo trato de tener tiempo para contemplarlo.

Las cosas se van acomodando a su ritmo, y está perfecto cuando suspendo la incredulidad y lo entrego.

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miércoles, 10 de agosto de 2022

Tocar un alma

 Las huellas, marcas, heridas y cicatrices que dejamos en los demás muchas veces las ignoramos por completo, otras nos hacemos los tontos hasta parecer olvidarlas.


Concurrimos muy al altar a agradar al dios con nuestra ofrenda, dejando un tendal de quejas por el camino.

¡Deja esa porquería en el piso y corré a ajustar las cuentas con tu hermano!


Vamos con nuestro autorrelato de bonachones recordando solamente los deliciosos aromas que dejamos a nuestro paso, y desconociendo por completo algunos desiertos que hemos provocado.


Hasta que el día menos pensado esa noticia nos llega y nos enfrentamos a nuestra horrible verdad. Que lastimamos personas. Buenas personas.


A veces no hay remedio, y hasta nos enojamos con ellas por su intransigencia en el perdón.

Hay que tragarse el amargor de esa infección que opaca nuestra pulida aureola de santidad.


La responsabilidad al tocar un alma humana es tan tremenda que si viéramos la real dimensión de ese hecho y la ferocidad de nuestra bestial inconciencia perderíamos la cordura para siempre.


¡Más cuidado! ¡Mucho cuidado!

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martes, 9 de agosto de 2022

Afuera y adentro

 Cuando la transformación es profunda, el aspecto exterior prácticamente no cambia. Y todo vuelve a ser lo mismo que alguna vez había dejado de ser: el río, río, el bosque, un bosque, la montaña, es la montaña.

Mas la vida de la persona se ve radicalmente modificada con decisiones y acciones claras.


Cuando la transformación es a medias, cambia la parafernalia exterior y la extravagancia se acentúa. Y ya nada es lo que era, el río ya no es río, el bosque no bosque, la montaña no es más montaña.

Mas la vida de la persona prosigue por los mismos carriles de inercias, huidas y estancamientos, ahora decorados.


Identifcar un defecto y no corregirlo porque no es demasiado grave,

No hacer un pequeño bien porque no es demasiado aporte, ¡Qué gran lástima!


Sentarme en el río a ejercer la divina inoperancia, dejando que el humito del silencio se lleve el ruido y me muestre si todo ha cambiado, o si todo vuelve a ser lo mismo.

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Susurros del I Ching, hex. 56, El Andariego

 Que ser siempre igual sea considerado una virtud es una verdadera tragedia. Estancarse en un modo de ver y de verse a sí mismo conduce indefectiblemente al callejón. La vida parece pelearse con vos, y un fino resentimiento comienza a madurar en tus adentros.


Moverse interiormente del lugar en el que estás fijo es un modo de viajar.

Las ideas viejas y podridas son como tristes hoteles de esos lugares que ya nadie visita.


Andar externamente, salir a menudo a recorrer rutas y caminos es un modo de moverse adentro también.


Salir de ahí duele, da miedo y es muy incómodo, hay muchas ilusiones que perder. 


Un andariego en tierras extrañas. Un hedónico y aburrido turista all inclusive.


Tener enormes concepciones sobre cómo son las cosas y permanecer siempre en ellas es como vivir en ese gran palacio en el que nada falta, pero también faltan libertad y aire fresco. 


Hay un gran éxito en lo pequeño. Que es entregarse a los caminos, donde todo son breves y nuevas llegadas: al árbol, a aquella piedra, al río, más allá de la loma.


En la experiencia total del instante presente está el punto de partida, ruta y arribo.


Con un techo de estrellas y una cama de senda, el calor del fuego y el andar como destino,

La quietud interior es el albergue del andariego, y la llama del fogón su impulso al movimiento.


¡Qué tragedia ser siempre igual! “Yo nunca cambié”, repite orgulloso inflando el pecho.


Arrojar las grandes certezas que hacen tan pesado el equipaje y moverse inmediatamente de ahí, que ya no da para más.

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Susurros del I Ching, hex. 56, El Andariego, Andar viajando, Hospedarse fuera del hogar.

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El camino no está lejos

 El Camino no está lejos de tu lugar de origen, pero es necesario dar la vuelta al mundo para percatarse de ello.


Aceptar los favores con amplitud. No saber recibir es triste. Es interrumpir el flujo del ayni y estancarse en el arrogante polo del que solo sabe dar.


Servir a los que amamos sin mirar mucho para atrás, en negro, sin facturación.


 Hay algo muy grande que es anterior a todas las cosas para el cual ponerse a disposición. Todo otro dar es una consecuencia de eso, algo que viene por añadidura. 


Y si solo recibís, si nunca das, estás obstruyendo horriblemente el circuito del ayni, como un miserable acaparador.


Quien puede dejar ir sin retener, recibir sin rechazar, está en casa en todas partes, como etéreo, líquido, y no está en ningún sitio incómodo.

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Todo empieza y termina en los otros

 Toda búsqueda superior de no-sé-qué-cosa empieza y termina en los otros.


Cuando despojas el Gran Camino de toda parafernalia solo quedan las personas. 


El viaje solo dura un instante, para toda la vida.

No importa cuántos rezos, mantras, meditaciones, cantos medicina, textos sagrados, sahumos y terapias conozcas y practiques. Solamente te llevas el equivalente al amor que diste.


Cosas bien concretas que evitan perderse en lo etéreo y que el oscuro lazo de niebla nos piale junto al barranco mientras buscamos las estrellas.


Acercarse al padre,

Perdonar y liberar a la madre,

Acompañar al hijo tal cual es y no sólo si es como yo quiero,

Venerar a la pareja o dejarla ir,

Ser incondicional con el amigo verdadero,

No enjuiciar,

Visitar al enfermo y al preso,

Dar al que te pide,

Poner un plato más de comida,

Ejercer la hospitalidad con el andariego.


Y así, aquí mismo, en el dojo y templo de los vínculos de la vida cotidiana, sin verse tan especial ni extravagante, se obtiene la llave de ese reino que no es de este mundo, pero que puede estar en el mundo si vive en nosotros.

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El orden

 La naturaleza tiene su propia dinámica, y es devota a su vez del Gran Camino.

El Gran Camino sigue su propia Vía, y no es devoto de nadie anterior a él.


El Hombre se sigue a sí mismo y a su loca idea de cómo son las cosas, ignorante de que debería volver a tocar la puerta de la hembra misteriosa, esa naturaleza que ha abandonado hace tiempo. Lanzarse sin más a la corriente del enorme río plateado a dejarse llevar. Pero ahí va, andando sus propios pasos perdidos, volviendo todo un enorme descalabro.


Su propia naturaleza humana tiene una dinámica. Su salud depende de ello. Los antiguos seguidores del Camino lo comprendieron en su cabal tarea de nada hacer.


Si se ocupara en el invierno de cuidar sus riñones, su hígado estaría preparado para ser cuidado en primavera, su corazón en verano, el bazo en la canícula, sus pulmones durante el otoño. Su salud sería inquebrantable y las cien enfermedades no aparecerían.


Así, siguiendo el humano a la naturaleza, que a su vez sigue a la Gran Vía, hasta las más pequeñas partes constitutivas del hombre se alinean con el Ordenador.


Alrededor suyo hay plantas, y cada una es un aliado de los cinco elementos. Son cinco fases primordiales, cinco mutaciones básicas de las que nada ni nadie escapa bajo el cielo. Han de ser observadas y obedecidas.


Pero ¡Ay esos hombres y mujeres del mundo! Viven lejos, muy lejos de sí mismos y de su madre nutricia.

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Susurros del I Ching, hex 8, Pi, La Solidaridad

 El Agua da el paso y se lanza al abismo.

La tierra suspende la incredulidad y se abre dócil a recibir los designios de Lo creativo.


Hacerse la Gran Pregunta una vez más. Indagar en lo profundo de la cuestión. De pronto, como visita inesperada, la verdad se revela. Quien persevera en este sentido no tiene falta.


Una consciencia superior agrupa bajo un Yo verdadero a los pequeños y traviesos yoes en pos del psiquismo sano.


Entre dos, tener claridad auténtica de las motivaciones y carácter de su unión es venturoso.


En un grupo, objetivos transparentes y concretos.


La Solidaridad es cooperación, coordinación entre dos o más para un fin común. De igual a igual, no necesariamente intimidad.


Confundir los vínculos es un problema.


El agua se acomoda a la forma de la tierra y a su vez la moldea. Así juntos crean algo nuevo.

Su causa común es la Vida y el sustento de todo lo que juntos crean.


Más agua que tierra, inundación.

Menos agua que tierra, sequía.


Más temprano de lo necesario, las cosas están inmaduras.

Más tarde, se pudre la fruta en la planta.

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Susurros del I Ching, hex 8, Pi, La Solidaridad, Agrupar, próximo, vecino, coordinación, unión de fuerzas.

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Cicatrices doradas

 Cuando actúa es como el agua,

En quietud, un espejo que todo lo refleja.

En silencio es un abismo,

Al responder, un eco lejano.


Sus miedos son las puertas que abre para poder avanzar.


Sus alegrías, remansos que lo olvidan de sí mismo y lo acercan al mundo de los hombres.


Sus penas, cicatrices doradas, kintsugi del corazón.


El viento es su amigo,

La tierra y el campo como una madre buena y castellana,

El río su maestro,

Su asiento, antiguas enseñanzas olvidadas.


Nadie parece reparar en él ni darle demasiada importancia.

Inadvertido, pasa de largo.


Sueña sueños y claves,

Y garabatea dictados en sus cuadernos ocultos.


Luce despreocupado de métodos, sistemas y organización. Parece haber perdido algo importante que sin embargo lleva en la mano sin darse cuenta.


Todo es asombrosamente lo mismo,

Y de alguna extraña manera,

Importa y no importa nada de lo que hace y deshace.


Vanidad, correr tras el viento,

Eso es lo que es el soplo de lo que dura esta breve y fantástica excursión.

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La pieza suelta

 Todo es una Gran Obra majestuosa donde cada uno de los diez mil seres cumple una tarea en función de la armonía y coherencia general de la obra.


Hay una sola pieza suelta, una nota disonante en el concierto. El hombre. Sobre el escenario se pasea atónito, ora activo y entorpeciendo, ora pasivo y absorto, ausente, disfuncional y completamente desorientado de cual sea su papel.

Todo, animales, plantas, insectos, piedras, río, está haciendo ahora mismo aquello para lo cual fue convocado. Nada de más, nada de menos.


Excepto este alocado universo, este qi condensado en forma humana autoconciente incapaz de encontrar su sitio en el drama que se presenta en el teatro.

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No se

 Vislumbro una gran nobleza en quien se permite ser visto como un poco lerdo, simplón, en el que es capaz de revelar su no saber.


En quien puede salirse del adagio ricotero "Las minitas aman los payasos y la pasta de campeón".


En jugarse la reputación de listo haciendo honestamente una preguntonta.


No es necesario ser siempre agudo, brillante, inteligente, de respuesta veloz y argumento filoso.


Toda convicción es una cárcel.

Sólo la duda tiene alas.


Y para dudar es preciso una buena cuota de humildad. Y un gran olvido de sí.


No la arrogante duda del escéptico suspicaz que se cree más vivo que los pobres crédulos, sino la humilde interrogación del que reconoce que no sabe.


Qué hermoso poder decir “¡no sé!”, aún a riesgo de quedar como el tonto de la colina que absorto, con su sonrisa boba ve al mundo girar y girar.


El que se las sabe todas carece de sorpresa, hay algo de definitivo en él, de final, de proximidad a la muerte.


En quien cabalga sobre su no saber hay mucho de deslumbramiento, de ojos abiertos, de camino por andar, de vitalidad, de conmovedora niñez.


Cada certeza es un pequeño final.

Cada ignorancia es un breve renacer.

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La exageración es contraria al Camino.

 No hay camino más alto que habitar hasta el fondo la propia vida, penetrando con pleno compromiso y atención la experiencia.


Siendo hijos del instante, no hay esto o aquello, y así se responde a lo que el momento requiere sin demorarse en el dualismo. Hacerse cero a la derecha, al servicio del Uno. Y abandonar la hartante responsabilidad, como quien se tira al solcito otoñal de la isla a ver el río pasar sin sentir que tiene el peso de conducir nada.


No hay debes y no debes si el Yo superior está al mando. El camino es claro y sin necesidad de decidir. Del Templo de las vanidades a la Taberna de los ebrios de Dios, si hay bifurcaciones, el conocimiento silencioso guía los pasos.


La sencillez es verdad.


Y nada verdadero que tenga que ver con el espíritu es complejo, adornado, extravagante.


La exageración es contraria al Camino.


Centrarse y decir no a lo exótico, no volverse raro y especial es un sendero más directo a tu corazón cierto que la práctica de cien rituales extraños que no puedes llenar de significado.

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Puros y ruidosos

 Los seres más puros se aquietan para oír las respuestas calladas del río, de la piedra y el monte.

Las verdades que maduran en su corazón se comparten en una compañía silenciosa, confiada y entregada.


Los seres saturados son ruidosos,

Pedigüeños, insistentes, llenos de desconfianza. Alzan rezos plagados de órdenes y consejos a la divinidad,

De reclamos y exigencias a su entorno, miran torcido,

Arrasan con la creación, que es tan sólo el escenario inerte de su velocidad ciega.


Unos se sorprenden con la belleza de un guijarro en el río, y lo dejan ahí para no quebrar el equilibrio del mundo.

Otros lo toman para arrojar la primera piedra al pecador.

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Susurros del I Ching, hex 39, Chien, El impedimento

 Entre la montaña y las hondas aguas,

Ubicarse en el centro.


Frente a la obstrucción, zambullirse en lo concreto y alcanzar el punto cero desde el cual toda dirección y toda respuesta son correctas.


Saber cuándo es suficiente es la más alta maravilla.

Ver el peligro y saber detenerse es sabiduría.


La montaña muestra la portentosa quietud interior que ha de conservarse frente al abismo que nos impide avanzar.


No ir en los pensamientos más allá de la situación.


Cuando la renguera es tan grande que no se puede andar, orientarse a la propia persona y cultivar el carácter es el Camino.


Ver a Gran Hombre, si tienes maestro busca su cercanía, elevar la conciencia, buscar la asistencia de aquel que sólo el silencio nombra, de la suprema voz callada que habla en el corazón y ofrecer el asunto a la Totalidad.


El tiempo del impedimento pasa. Desde el centro, Acrecentar el poder personal para cuando las condiciones muten y sea el instante propicio de avanzar ya sin la cojera. 

Perseverar en esta actitud durante los ciclos de obstrucción trae ventura.

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Susurros del I Ching, hex 39, Chien, El impedimento, Cojear, Lento, Obstrucción.

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Antes es demasiado pronto, Después ya es muy tarde.

 Los compases de la música interior no puede acelerarse o ralentizarse.


Cada cual tiene un ritmo y un tempo del cual no puede distanciarse mucho sin que tarde o temprano sobrevenga la enfermedad, la rabia, la depresión o todo tipo de problemas en la convivencia.


Identificarlo es crucial. 

Estar presente activamente en el hacer y en el no -hacer.


Es tu tempo. Algo interno que gobierna toda tu acción, tu inacción, tu modo de sentir, de pensar, de vincularte.


Una melodía personalísima que sopla a través de cada cual, que como una antigua flauta de hueso emite las músicas de lo profundo.


Quien está lejos de su tempo, ya sea para más o para menos, está fuera del centro. Y no tardarán en producirse cien conflictos.


Antes es demasiado pronto,

Después ya es muy tarde.


Observarse y acecharse implacablemente a este respecto es una medida de higiene de lo más importante.

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Susurros del I Ching, hex. 19

 Por fuera la docilidad, la apertura y la receptividad.

Interiormente alegre, sereno, profundo, capaz de recibir a todos los alocados cauces que bajan de la montaña plenos de agitación y darles sosiego.


Es el verdadero acercamiento.


De lo exaltado hacia la calma,

De lo alegre a la tristeza,

De la banalidad a lo profundo,

De lo complejo a lo simple,

Del ruido al silencio,

Del débil al fuerte,

Del poderoso al olvidado,

Del inocente al pecador,

De la segunda intención a la pureza,

La palabra al oído,

Los que se aman entre sí,

El enfermo al sanador,

La medicina de poder a la ignorancia.


No hay unión sin apertura y receptividad. 

No hay encuentro sin ceder.

No hay cercanía sin moverse del propio sitio, exterior o interiormente.

No hay acercamiento dentro del propio cerco. 

Sin saltar la muralla no puede darse un solo paso hacia el otro.

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Susurros del I Ching, hex. 19, Lin, el Acercamiento, Dignarse venir, Aproximarse lo Fuerte.

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Susurros del I Ching, hex 42, El Aumento

 Cuando lo elevado y grande se abaja y sacrifica para que lo inferior aumente le otorga el poder necesario para emprender el cruce de las grandes aguas. No hay tiempo que perder.


Descender conscientemente a las profundidades nos da la virtud de hacer claro lo oscuro, de echar luz en la sombra.

El Cristo bajando a los infiernos para que esas almas perdidas puedan atravesar el portal.


Cuando este fenómeno del descenso del poder infinito hacia lo finito y débil ocurre hay que aprovechar la oportunidad.


El movimiento interior que se produce es de tal magnitud que todo lo que tenía estancada o atrapada la energía se deshace como si nunca hubiera existido y los obstáculos se apartan suavemente. 


Como un trueno adentro y una suave brisa soplando afuera, penetrante y activa.


Si el poder se abaja a echarte esa mano, si hoy sentís la fuerza, es el momento. No hay que desperdiciarlo.

Es la ocasión de ver, de hacer, de clarificar, de accionar. Luego las condiciones cambiarán y el tiempo ya habrá viajado a otra parte que ya no podemos alcanzar.


Como la brisa, que nadie sabe nunca adónde irá, y no la podemos atrapar.


El aumento es el tiempo de las definiciones, de la acción clara, decidida y persistente, de Comprender e ir resueltamente hacia nuestro bien y de deshacerse de los defectos de una vez por todas.


Hoy el Poder se abaja y te toca con su gracia.

Ahí está el río, se abren sus aguas, es momento de cruzar antes de que vuelvan a cerrarse.

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Susurros del I Ching, hex 42, El Aumento, Añadir, Acrecentar, Progresar.

Vida activa, vida contemplativa

 Una visión hiperactiva de la vida,

Una contemplativa.

Fundamentalmente dos modos de habitar el mundo.


La acción y la contemplación. No se descartan mutuamente, sino que dependiendo de cual de los dos sea el carácter basal de la persona, la acción estará enraizada en la contemplación, y en el otro caso, la contemplación enmarcada y orientada hacia una acción ya previamente decidida.


Esta es la elección entre el nazareno y el que lideró una rebelión contra Roma. 


El mundo en que vivimos elije siempre a Barrabás, el hombre de fuerza, de acción, que busca resultados, el arrojo irreflexivo, la arenga, la decisión, la búsqueda del éxito, extremadamente yang.

Y clama por la condenación del contemplativo, del manso, del que no se preocupa demasiado por las cosas ni por los frutos de sus acciones, del silencioso, del que se sienta quieto sin hacer nada productivo para este mundo, a hacerse uno con la Fuente y a correr su voluntad de lado para que aquel que es anterior a todas las cosas actúe sin interferencias.


Contemplar es recibir,

Observar es absorber.


El amor ciego a la humanidad entera y a todas las causas nobles del mundo como idea rectora, la lucha exterior y el combate frontal, o el amor concreto y práctico a los individuos reales y cercanos, viéndolos en su auténtica individualidad e identidad. La acción en lo pequeño e invisible, la transformación profunda del ser para que por añadidura se transforme el entorno.


Siempre esperamos al salvador heroico, que nos libere del opresor externo porque creemos que así se liberará algo adentro nuestro también.

Y pedimos la condenación de aquel que sabe que el conflicto es siempre interior, y que sin dar esa batalla, la más difícil quizás, no existe tampoco liberación exterior posible.

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Lo que no se puede nombrar

 Lo esencial de nuestras experiencias no puede transmitirse con palabras.


Las maravillosas enseñanzas que podemos leer o recibir de los grandes santos y sabios no son más que los residuos verbalizables de aquello que les fue dado experimentar.


Recordatorios, apenas mapas trazados en lápiz, esas palabras no pueden suplantar el compromiso de tu experiencia personal.


Y allí está la auténtica escuela. En la presencia total, en la experiencia total. El resto, como estas pobres líneas que garabateo, son pura verseada, literatura y un nebuloso recuerdo de algo no transmisible.


En el Reino de la palabra, la poesía quizás sea lo que más se acerque, y sin dudas, el Silencio como vehículo de lo esencial es insuperable.

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Susurros del I Ching, hex. 27, Las comisuras de la boca

 “No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre, sino todo aquello que sale de su corazón a través de sus labios”.


Es importante la alimentación del cuerpo, si.

Es de sumo valor aquello con lo cual nutrís tu mente y tu espíritu. Si.


Pero existen personas que se consideran a sí mismas superiores moralmente o más conscientes (sea lo que sea eso) por comer tal o cuáles alimentos, o por abstenerse de tales o cuales alimentos.


Se creen espiritualmente elevadas por sobre los demás ya que consumen determinados estudios, lecturas o prácticas.


Y el sólo hecho de sentirse íntimamente más que otros es el síntoma cabal de la impureza que cargan en su corazón.


Palabras llenas de juicio,

Dedos señaladores,

Necesidad rabiosa de convencer a otros.


Nada externo puede quitarte la podredumbre del espíritu, esa que milita su propia egomanía, que se erige como jueza de la conciencia y luz del mundo.


Internamente un movimiento profundo, externamente la quietud, la calma y el silencio de la montaña. Y la potente seguridad de ser quien se es sin necesidad de predicar ni convencer a nadie de nada.


¿De qué nutres tu espíritu y tu cuerpo?

¿Sos nutritivo para los demás?


Lo que entra por la boca es importante,

Lo que sale de la boca es fundamental para conocer un alma, ya que de la abundancia del corazón hablan los labios.

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Susurros del I Ching, hex. 27, Las comisuras de la boca, Aquello de lo que te nutres.

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La sabiduría es lenta como una tortuga

 El legendario Fuxi recibió el conocimiento del funcionamiento último del universo de la mano de una tortuga mientras holgazaneaba a la vera de un río.


Simbolizando con esta escena que al saber más elevado, a los secretos más hondos del Gran Misterio, a las claves de cómo se manifiesta el Camino en el mundo se accede lentamente, despacio, saliendo y entrando, en calma. Dejando que el tiempo pase y las cosas maduren internamente.


No puede apurarse la sabiduría. Todo el mundo de hoy, con su obsesión express por la inmediatez conspira contra cualquier búsqueda honesta de conocimiento profundo.


Aprender a no hacer, a dar tiempo y lugar a que las cosas sigan su curso natural, a no ansiar demasiado el fruto de la acción, es un arte que es difícil de ejercer entre los antivalores actuales del esfuerzo, la rapidez, la proactividad, el logro y la especialización.

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Susurros del I Ching, hex. 55, La Plenitud

 Hacer con claridad es el apogeo de la sabiduría, la plenitud de la conciencia.


Hacer ignorando es peligroso,

Saber y no actuar no sirve para nada.


Como el sol del mediodía que elimina toda sombra, quien es capaz de actuar con absoluta conciencia y claridad de sus motivaciones es alguien que puede ser considerado como barranco del mundo.


El sol asciende, llega a su plenitud y decae despreocupadamente hacia su ocaso. 


Aferrarse tozudamente a un instante de iluminación o a una experiencia de totalidad es una necedad proveniente del ego.

¡Qué sabio es quien acompaña dulce y pacíficamente su declive sin aferrarse a tiempos de mayor luz! 


Subir a la montaña y descender es lo habitual.

Entrar en la caverna y luego salir es el uso común.


La conciencia tiene momentos de luminosidad y plenitud, y también del oscurecimiento de la luz.


Es mejor en esos casos hacer silencio, guardar, como La Madre, estas cosas en el corazón, sin comentar demasiado ni buscar demasiada razón.


La acción en el mundo realizada desde una claridad interior es el modo en que camina quien anda por el Camino.


Sino descansar, esperar que pase la cerrazón, la bruma que ciega los senderos y los arroyos. Amarrar en el muelle, desensillar hasta que aclare.

No es necesaria una acción constante, una permanente presencia, una omnipresente huella. 


¡Poder decir “no sé”!

La luz se opaca, puede incluso hasta hundirse en los abismos más hondos de la tierra pero recordando, adhiriéndose a lo humilde y pasajero, ésta se vuelve a encender.


Así es el modo en que el Camino se manifiesta en el mundo, subir y bajar, andar y detenerse, brillar y oscurecerse. No pasa nada, así es la cosa y es bueno contar con ello y aprender a dirigir los asuntos sin interferir en esa inexorable ley.

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Susurros del I Ching, hex. 55, La Plenitud, Abundante, Grandioso, Apogeo.

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Hacerse niños

 “Si no os hacéis como niños…”


El Reino es vivir en unidad con lo que está ocurriendo aquí mismo y ahora mismo.


Para “entrar” en el presente es preciso un espíritu abierto, sin rigideces mentales previas, fresco, fluido, capaz de sorprenderse como la primera vez, en contacto total con el sentir, movedizo, que ríe a carcajadas, que llora a gritos, que es espontáneo, auténtico, sin juicio previo, sin valores arraigados, capaz de jugar, crear, absorber.


En fin, ser niños.


El nazareno tomó a uno de esos pequeños que rondaban corriendo y jugando y que eran regañados por los muy serios buceadores del espíritu que lo seguían y lo puso en el centro de la reunión. Aquello que todos hacen a un lado, que siempre es menospreciado y acallado frente a la solemne y gris adultez es precisamente la llave para entrar.


Sin un espíritu niño se vive en el pasado, sin un espíritu niño se vive en el futuro. Y las llaves del Reino jamás se abren.

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Orden sin libertad, caos con libertad

 Entre orden y obediencia,

Entre caos y libertad,

Entre lo reglado asfixiante y la espontaneidad que hiperventila,

Entre lo totalmente previsible y el vértigo de lo insperado

Se debaten dos modos fundamentales de estar en el mundo.


La chispa divina, el hilo de la existencia habita en todos oculto, tapado por mil capas de normas, deberes y cultura o a flor de piel.


Paisano es quien tiene país adentro, y estamos en casa entre los que nos aman y amamos.

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Por las orillas del mundo

 


Entre bosques, desiertos, tabernas, campiñas, playas y cavernas comprendió que su dojo de práctica, su templo y su meditación eran  todo momento y cualquier lugar.


Vio que los vínculos cercanos, la ruidosa feria del mundo y la ordinaria cotidianeidad eran las anheladas pruebas celestiales, el retiro y la práctica santa.


Por más que miró, jamás pudo hallar la línea que separa lo sagrado de lo profano.


Allí en los demás estaba el altar de las ofrendas: "Porque tuve hambre y sed y ustedes no me dieron de beber, estaba de paso y no me alojaron, desnudo y no me vistieron, enfermo y preso, y no me visitaron. Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con alguno de estos pequeños no lo hicieron conmigo".


Es ahí, si hay un Dios, tiene cara de otro.


Ya sabía que el que se distancia impolutamente de las simples alegrías del pueblo vive solo en su isla de pureza emocional y jamás logra la transformación en niño que es la llave para entrar al reino. 


Que quien se vuelve solemne y se percibe a sí mismo iluminado o despierto es un ciego dentro de un pozo de brillantez. 


Que quien construye su ermita lejos del corazón de los hombres muere de una beatitud desequilibrada sin haberse conocido a sí mismo, porque en el vínculo está la verdad de quienes somos, y los otros son la mayor enseñanza sobre nuestra verdadera humana condición.


Entendió que no hay más meditación que un eterno estar activo en la presencia, y no solo media hora sobre un safu peleándose con los pensamientos.


Andando las orillas del mundo pasa invisible por el discurrir del tiempo y su influjo es una fogata sobre la montaña, cuya luz es llevada por el viento hasta bien lejas comarcas.

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