martes, 9 de agosto de 2022

Todo empieza y termina en los otros

 Toda búsqueda superior de no-sé-qué-cosa empieza y termina en los otros.


Cuando despojas el Gran Camino de toda parafernalia solo quedan las personas. 


El viaje solo dura un instante, para toda la vida.

No importa cuántos rezos, mantras, meditaciones, cantos medicina, textos sagrados, sahumos y terapias conozcas y practiques. Solamente te llevas el equivalente al amor que diste.


Cosas bien concretas que evitan perderse en lo etéreo y que el oscuro lazo de niebla nos piale junto al barranco mientras buscamos las estrellas.


Acercarse al padre,

Perdonar y liberar a la madre,

Acompañar al hijo tal cual es y no sólo si es como yo quiero,

Venerar a la pareja o dejarla ir,

Ser incondicional con el amigo verdadero,

No enjuiciar,

Visitar al enfermo y al preso,

Dar al que te pide,

Poner un plato más de comida,

Ejercer la hospitalidad con el andariego.


Y así, aquí mismo, en el dojo y templo de los vínculos de la vida cotidiana, sin verse tan especial ni extravagante, se obtiene la llave de ese reino que no es de este mundo, pero que puede estar en el mundo si vive en nosotros.

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