martes, 9 de agosto de 2022

Hacerse niños

 “Si no os hacéis como niños…”


El Reino es vivir en unidad con lo que está ocurriendo aquí mismo y ahora mismo.


Para “entrar” en el presente es preciso un espíritu abierto, sin rigideces mentales previas, fresco, fluido, capaz de sorprenderse como la primera vez, en contacto total con el sentir, movedizo, que ríe a carcajadas, que llora a gritos, que es espontáneo, auténtico, sin juicio previo, sin valores arraigados, capaz de jugar, crear, absorber.


En fin, ser niños.


El nazareno tomó a uno de esos pequeños que rondaban corriendo y jugando y que eran regañados por los muy serios buceadores del espíritu que lo seguían y lo puso en el centro de la reunión. Aquello que todos hacen a un lado, que siempre es menospreciado y acallado frente a la solemne y gris adultez es precisamente la llave para entrar.


Sin un espíritu niño se vive en el pasado, sin un espíritu niño se vive en el futuro. Y las llaves del Reino jamás se abren.

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