Cuando lo elevado y grande se abaja y sacrifica para que lo inferior aumente le otorga el poder necesario para emprender el cruce de las grandes aguas. No hay tiempo que perder.
Descender conscientemente a las profundidades nos da la virtud de hacer claro lo oscuro, de echar luz en la sombra.
El Cristo bajando a los infiernos para que esas almas perdidas puedan atravesar el portal.
Cuando este fenómeno del descenso del poder infinito hacia lo finito y débil ocurre hay que aprovechar la oportunidad.
El movimiento interior que se produce es de tal magnitud que todo lo que tenía estancada o atrapada la energía se deshace como si nunca hubiera existido y los obstáculos se apartan suavemente.
Como un trueno adentro y una suave brisa soplando afuera, penetrante y activa.
Si el poder se abaja a echarte esa mano, si hoy sentís la fuerza, es el momento. No hay que desperdiciarlo.
Es la ocasión de ver, de hacer, de clarificar, de accionar. Luego las condiciones cambiarán y el tiempo ya habrá viajado a otra parte que ya no podemos alcanzar.
Como la brisa, que nadie sabe nunca adónde irá, y no la podemos atrapar.
El aumento es el tiempo de las definiciones, de la acción clara, decidida y persistente, de Comprender e ir resueltamente hacia nuestro bien y de deshacerse de los defectos de una vez por todas.
Hoy el Poder se abaja y te toca con su gracia.
Ahí está el río, se abren sus aguas, es momento de cruzar antes de que vuelvan a cerrarse.
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Susurros del I Ching, hex 42, El Aumento, Añadir, Acrecentar, Progresar.
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