martes, 29 de diciembre de 2020

Hex. 18, la integración total y la resurrección


 


Ser la montaña 


Solo quien ha integrado al fin su ánima y su ánimus, el que ha podido resolver a su padre y a su madre, aquél que ha limpiado el cuenco lleno de putrefacción y bichera y abrazado definitivamente el yin y el yang que danzan en sus sombras es capaz de vivir en verdadera quietud interior, como un gran cerro que siente a sus pies la suave brisa soplando.


Limpiar el cuenco


El hexagrama 18 del i Ching, "El trabajo en lo echado a perder" es la guía de toda la tarea que hemos de cumplir en nuestra evolución. Es además un fuerte símbolo de la liberación de la consciencia crística, la muerte y la resurrección.


Cuando hemos sanado lo que se echó a perder en nosotros, toda aquella tradición interior y familiar, sistema de creencias y cosmovisión, es como limpiar el  cuenco lleno de comida podrida y de gusanos, y acceder a la verdadera y profunda quietud interior.


Dice Richard Wilhelm en su comentario al hexagrama 18: "La indiferencia y la inercia que han conducido al estado de corrupción y podredumbre deben ser reemplazados por la decisión y la energía a fin de que un nuevo comienzo pueda suceder".


Los tres días de putrefacción y los tres días de resurrección


Dice el dictamen: "El trabajo en lo echado a perder tiene elevado éxito. Es  propicio atravesar las grandes aguas.

Antes del punto inicial tres días, después del punto inicial tres días".


Es la simbólica conciencia de cristo. El tiempo necesario para que todo se derrumbe y se corrompa, la cruz y la muerte, y la resurrección al tercer día de oscuridad.


Sólo cuando dios te ha abandonado somos libres y lo abandonamos a él. Así  somos capaces de morir a todo nuestro podrido sistema de creencias, a nuestras equivocadas ideas sobre nosotros mismos y sobre los demás, a nuestra ridícula cosmovisión personal.


Alguien que hace ese trabajo con lo echado a perder es un cristo, un "noble" que como dice la imagen: "sacude a las gentes y fortalece su espíritu".


Sólo quien ha realizado su integración, quien limpió su cuenco es capaz de ser verdadero guía, maestro de los demás y sacudir sus consciencias y así fortalecer sus espíritus y mostrarles la senda de la evolución. Un "maestro" que no ha hecho esa tarea, sólo proyecta sombras y dice palabras ajenas.


Todo lo que está putrefacto en nuestra tradición familiar, en nuestra propia tradición  íntima y personal, es decir, ese ridículo relato que nos hacemos permanentemente a nosotros mismos, debe ser limpiado o lo proyectaremos en cada idea, en cada relación, en cada convicción.


Nuestra Ánima familiar, personal, el yin interior, nuestra imagen femenina, materna, debe ser sanada.


Nuestro Ánimus familiar, personal, nuestro aspecto masculino el yang interior, debe ser inexorablemente sanado.


Dicen las líneas: "Rectificar lo echado a perder por la madre"


"Rectificar lo echado a perder por el padre".


"Tres días", el tiempo en que todo se pudre. La muerte, el abandono de dios. Sólo cuando supo quién era su verdadero padre, Jesús condescendió a morir en la cruz -el punto inicial-.

"Tres días" el tiempo de silencio y oscuridad necesario para la integración total y la resurrección.


Vivimos hasta el último día al servicio de "padres y madres" asumiendo perspectivas ajenas que un día ya tienen gusanos y muy mal olor. 


Sólo cuando realizamos la tarea de limpiar eso que se ha echado a perder podemos ponernos como dice la última línea mutante "al servicio de metas más elevadas" y dejar de servir a los intereses de esos figurones mundanos que son "reyes y príncipes".


Toda esa herida de servidumbre, de sumisión, de moverse en la sombra, arteramente, de silencio hiriente y asesino, debe ser cerrada al atravesar las grandes aguas del ánima.


Toda esa tontería del éxito, del reconocimiento, de la fuerza física, de la provisión, el palabrerío banal incesante, el nombre, la violencia, debe ser eliminada cruzando hasta las lejanas playas del ánimus.


Y un día tal vez habremos nosotros abandonado a ese dios. Los ojos se abrirán y uno será la montaña. Un gran cerro con la suave brisa soplando a nuestros pies.


Allí arriba el aire de altura es fuerte, vivificante, frío. Y permitiremos alegremente y en pura quietud interior que quien se anime, ascienda hasta esas elevadas cumbres a acompañarnos.


Jbv.

sábado, 26 de diciembre de 2020

Hex 27, la nutrición

 


¿De qué cosas nutrimos nuestro estómago y nuestro espíritu?


¿Somos nutritivos para los demás?


Dice el hexagrama 27 del I Ching "Las comisuras de la boca": "Presta atención a la nutrición, y a aquello con que trata de llenar su boca uno mismo." "Así el noble presta atención a sus palabras y es moderado en el comer y beber."


Muchos siglos mas tarde, el maestro de Nazareth enseñó: "No es lo que entra por la boca lo que hace impuro al hombre, sino lo que sale de ella."


La nutrición es una importantísima y útil clave para conocerse a uno mismo y a los demás.


¿De qué te nutres?

¿De qué cosas se nutre esa persona que quieres conocer? 


Ver el foco de su energía, a dónde está puesta, es una de las informaciones más reveladoras sobre una persona. 


Dice Richard Wilhelm en su comentario al hex. 27: "Cuando se quiere conocer a alguien, solo es menester prestar atención a qué y a quién dispensa sus cuidados y cuáles son los aspectos de su propio ser que cultiva y alimenta."


¿A quién o a qué intereses sirve?

¿Qué rasgos de su personalidad alimenta?

¿De qué cosas nutre su cuerpo, su mente y su espíritu?

¿Y nosotros mismos?


También decía el filósofo Mencio: "para reconocer si alguien es capaz o incapaz no hace falta observar ninguna otra cosa sino a qué parte de su naturaleza concede particular importancia. El que cultiva las partes nimias de su ser, es un ser nimio. El que cultiva las partes nobles de su ser, es un ser noble."


¿Sus palabras y pensamientos nutren o desnutren?

¿Y las nuestras?

¿Cultivamos palabra y acción nutricia o venenosa?


En las comisuras de la boca está la llave para mantenemos en el centro y la sabiduría. Si cultivamos el silencio abrimos la boca sólo para decir la palabra que nutre. Mi maestro Lao Tsé dice siempre: "el que mucho habla muchas veces se queda sin palabras".


Abrimos la boca para que ingrese el alimento que fortalece, y para que salgan palabras que nutren. Así forjamos un carácter y un cuerpo nobles. Con el mismo criterio que aplicamos para nosotros, tenemos el códice para conocer a los demás.


Jbv


viernes, 25 de diciembre de 2020

Al que vino de lejos a decir

 


Bodhisattvas son los que vuelven de lejos. De lejanos lugares y lejanas eras. Una y otra vez a decirnos la palabra y la acción correcta.


Al que vino de lejos a decir

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Vino de lejos,

Recogiendo en su bolsa

Las semillas e hilachas

De añeras tradiciones.


Coplas trenzadas 

Con el telar de seis cuerdas,

Tejiendo un colorido aguayo milenario de artes olvidadas.


Cantor de silencios

Minero de los socavones

Del alma paisana.


No tuviste al fin tu premio.

No lograste hundirte en la laguna del anonimato.

Como irónico castigo a tu rebeldía

Vives en las partículas cósmicas que vibran

En todo aquel argentino que arrime sus penas

A ese hondo jagüel de soledades de la guitarra.


Jbv


Apuntes de sachasofía: Hombre, canto y paisaje.

 





Nada hay más quieto que el cerro, y sin embargo, gracias a su quietud todo es movimiento y fluidez sobre él.


Todo crece y se vitaliza allí poderosamente: la yunga, las aves, los escurridizos animalejos, el ágil río montañés. Quietud y movimiento danzan a la par.


El hombre cerreño es igual. Movedizo, flexible ante el vivoreo de las sendas, de escaso hablar, saltador de piedras. El montañés ve límites por todas partes, por eso su espíritu y su pensamiento se orientan hacia el cosmos, hacia arriba, igual que su canto natural, la baguala.


Nada más amplio que las pampas y las llanuras, y debido a su amplitud todo puede expandirse.


El viento sin límite ni dirección, animales capaces de galopar, de andar y recorrer imposibles distancias. Aguas y lagunas amplias, hombres de pensar ancho y abarcativo, de silencios estirados como leguas por andar. Largo como como el decir de una milonga bien pampa, monótono y mántrico como un lonkomeo, galopeador como el malambo llanero.


Nada más callador de misterios que la selva. Y por ello todo allí canta y distrae del secreto.


Cualquier habitante de la espesura vegetal aparece y se oculta a su gusto. Todos saben de sorprender, esconder y ser sorprendidos. Todo parece que es, y es otra cosa. Todo tiene una cara en la oscuridad. La visión nocturnal del jaguar, el veneno mortal de la colorida ranita, la fuerza inaudita de la blanda serpiente apretadora, el mensaje cifrado de la planta de poder. El implacable y letal saber cazador del avá guaraní, o el tonocoté.


Sorpresivo y enrulado como un Escondido, vivoreante como el chamamé que canta el Alto Paraná.


"El mejor paisaje es el Hombre", sentenció el bodhisattva Yupanqui. Y quizás de esto hablara.


Tierra y Hombre.

Bestia y paisaje.

La comunión del movimiento y la quietud, del espíritu moldeado por la geografía, poder y flexibilidad.


Mágica y mística comunión entre la comarca y el alma, que brota en un canto típico y popular.


La tierra le dicta cosas al oído de quien preste atención, para que la traduzca.


El paisaje habla del hombre que lo habita. El hombre habla en sus modos del paisaje donde ha nacido.


"El Hombre es tierra que anda", dijo el bodhisattva Atahualpa.


El hombre es tierra que anda. Y la tierra es un hombre andando hacia el paisaje más profundo que pueda contemplarse: un corazón, un alma humana inmersa en el entorno que la ha moldeado.


Jbv "Apuntes de sachasofía: hombre, canto y paisaje".


Pintura: Jbv, "vistas de El Siambón", tinta china, café.


jueves, 24 de diciembre de 2020

La creación


 

La Tierra se abre en actitud de plena disposición Receptiva al poder de lo Creativo, y así nacen los diez mil seres. Todos son sostenidos, todos aniquilados a su tiempo.


El camino del Cielo es actuar y crear, el de la Tierra, la quietud, la mansedumbre, la apertura y confianza en la fuerza sembradora.


 Toda la creación surge así como un encuentro entre dos que no hacen nada más que ser fieles a su naturaleza. No hay nada que haya que hacer. Nada por lo que esforzarse para que las cosas funcionen. Si hay esfuerzo, no es por ahí.


Las dos fuerzas encarnan la unidad y así todo surge y desaparece a su debido tiempo.


Y así se muestra el Camino en su dos aspectos. Sin forzar, sin artificio, simple y tranquilo. 


Cuando dos fuerzas complementarias se encuentran en pleno dominio de su libertad, la danza cósmica es un rito de apareamiento creativo, sin exigencias, sin segundas intenciones. El universo es creado en ese instante.


Jbv


miércoles, 23 de diciembre de 2020

La fuerza y la afabilidad del desborde hex 43



A veces la fuerza nos posee, nos desborda como algo incontenible. Tras ese momento de euforia y revelación, toma el mando una alegre serenidad que lleva adentro la firme resolución de integrar definitivamente las sombras. 


Decidimos llevar al plano de la consciencia todas nuestras oscuridades, sin engañarnos, dándole aviso de esta lucha que comienza a todos los aspectos de nuestro ser. Todos los recursos del reino serán puestos al servicio de este propósito.


Pero no tomaremos armas vulgares. En una mano llevamos la fuerza y en la otra la afabilidad. El agua es nuestra maestra. Y sabemos que siempre vence cediendo, buscando siempre hacia adelante los caminos de menor resistencia.


"El lago ha subido al cielo: la imagen del desbordamiento. Así el noble dispensa sus riquezas hacia abajo y recela cobijarse en su virtud".


I-Ching, hex. 43. Kuai, el Desbordamiento, la resolución.


"Se hace absolutamente necesaria una lucha incondicional si uno está dispuesto a contribuir a que llegue a gobernar el bien. Empero, para una decidida lucha por el bien destinada a eliminar el mal, existen determinadas reglas precisas que no pueden dejarse se lado si se pretende obtener el triunfo:


1° La decisión debe fundarse en un enlace entre la fuerza y la afabilidad.


2° Un compromiso con el mal no es viable; este debe quedar desacreditado sean cuales fueren las circunstancias. Del mismo modo, no es tampoco lícito que uno emule o embellezca sus propias pasiones y defectos.


3°  La lucha no debe ser conducida por medio de la violencia directa. 


Allí donde el mal se ve descubierto y estigmatizado, lucubra las armas a que debe recurrir, y cuando uno le hace el juego de combatirlo golpe por golpe, sale perdiendo, puesto que en esta forma uno mismo queda enredado en odios y pasiones.


 Por tanto, es cuestión de comenzar mirando por casa: mantenerse personalmente alerta en cuanto a los defectos estigmatizados. Así las armas del mal perderán por sí solas su filo, al no toparse con ningún adversario. 


Del mismo modo, tampoco los defectos propios han de combatirse directamente. Mientras uno siga debatiéndose con ellos a golpes, permanecerán siempre victoriosos.


4° La mejor manera de combatir el mal es un enérgico progreso en sentido del bien."


Richard Wilhelm, comentario al Hex. 43 del I Ching, Kuai, el Desbordamiento, la Resolución.


Río de la Plata, mi gran maestro.




lunes, 21 de diciembre de 2020

El "Te" y los diez mandamientos

 


Con el solsticio entramos de lleno al elemento Fuego, el que lleva todas las  cosas a su consumación.


En las escuetas enseñanzas que Lao Tsé dejó en ese manojito de imágenes que es el Tao Te Ching es central el concepto de "Te". 


 El Te es nuestra virtud individual, nuestro poder personalísimo, lo que está en nuestra íntima naturaleza ser cuando vamos inmersos en el sentido de esa gran corriente que es Tao.


Tao es al Te lo que la tierra, la humedad y la luz adecuadas son para que una determinada semilla ofrezca el árbol y el fruto que lleva adentro, y no otra cosa desviada de su esencia.


Apartando los obstáculos, dejando de intervenir en el curso natural de las cosas, dejando de hacer tonterías y aplacando nuestra desmedida importancia personal, que permanentemente nos dice qué hacer y qué no hacer para engrandecerse aún más, permitimos que todo lo que está en nuestra íntima naturaleza ser, tanto desde lo mental y espiritual, como en lo físico se despliegue en plenitud y se lleve a la consumación.


Dice en su traducción William Scott Wilson: "Te es la potencia natural de todo fenómeno. Todo, desde el hombre hasta las plantas y la piedra tiene su propio Te o está lleno de él. El Te es su verdadero carácter natural. Es lo que queda después de haber tirado por la borda todo el equipaje."


El genio taoísta Chuang Tzu lo expresó así: "lo que yo llamo Bien no es el humanitarismo ni la rectitud. El Bien se encierra en tu propio Te. Significa cargar con el sentido de la naturaleza innata que se te ha impuesto."


Y nosotros, ¿estamos cargando con el sentido de la naturaleza innata que se nos ha impuesto? ¿Dejamos de obstaculizar con nuestro gigantesco Yo y con nuestro grado enfermizo de civilización lo que está en nuestra naturaleza innata ser? 


¿Permitimos que nuestro Te, tanto espiritual y psíquico como físico se despliegue en plenitud?


Estamos enfermos de civilización. Esta civilización y su modo de vida es un gigantesco obstáculo entre nuestro potencial genético y el pleno desarrollo de nuestro Te. Urge una resilvestración: redescubrir los comportamientos evolutivos más importantes que promuevan la expresión óptima de nuestros genes, los cuales prácticamente no han cambiado en los últimos sesenta mil años.


Descivilizarse: tirar por la borda todos los comportamientos que entorpecen la expresión óptima de nuestro diseño biológico, que es el resultado de casi dos millones de años de evolución y adaptación, dándole permanentemente cosas que ese diseño no espera, y no dándole nunca aquello que sí espera. 


Mark Sisson da sus 10 mandamientos del cavernícola que pueden orientarnos en el camino al despliegue de nuestro Te como especie: 


''Nada en la biología tiene sentido, excepto a la luz de la evolución''


PRIMER MANDAMIENTO: Come plantas y animales: Disfruta los alimentos naturales y saciantes que han servido de combustible a la evolución humana durante dos millones de años. 


SEGUNDO MANDAMIENTO: Evita cosas venenosas: Evita alimentos procesados (grasas trans y parcialmente hidrogenadas, azúcares, leguminosas y cereales, incluyendo cereales integrales) que son incompatibles con nuestros genes y nos engordan y enferman. 


TERCER MANDAMIENTO: Muévete con frecuencia, pero despacio: Mejora la metabolización de la grasa y evita el agotamiento manteniéndote activo, pero sin exagerar.


CUARTO MANDAMIENTO: Levanta cosas pesadas: Haz sesiones breves pero intensas de movimientos funcionales de todo el cuerpo para promover el desarrollo muscular y retrasar el envejecimiento. 


QUINTO MANDAMIENTO: Haz sprints de cuando en cuando: Los sprints intensos ocasionales optimizan la expresión de los genes y el flujo hormonal. 


SEXTO MANDAMIENTO: Duerme lo suficiente: Evita el exceso de luz artificial y estímulos digitales después del anochecer para alinear tu ritmo circadiano con el sol y disfrutar de excelentes funciones inmunológicas, cerebrales y endócrinas. 


SEPTIMO MANDAMIENTO: Juega: Equilibra el estrés de la vida moderna con algo de diversión física espontánea. Tanto los recesos breves como las salidas largas son esenciales para el bienestar físico y mental. 


OCTAVO MANDAMIENTO: Toma suficiente sol: ¡No le temas al sol! Una exposición adecuada al sol ayuda a sintetizar vitamina D, la cual garantiza una función celular saludable. 


NOVENO MANDAMIENTO: Evita los errores estúpidos: Cultiva la vigilancia extrema y el manejo de riesgos para evitar el tipo de errores estúpidos que les provocan “dolor prevenible” a los humanos modernos. 


DECIMO MANDAMIENTO: Usa el cerebro: Involúcrate en actividades creativas y estimulantes para mejorar tu salud mental y tu bienestar general."


Nuestra misión y destino psíquico y espiritual se despliega si borramos los obstáculos de nuestra desmedida importancia personal. Nuestra máxima expresión física la obtenemos descivilizándonos un poco. 


Sacar el mayor provecho de nuestra receta genética para disfrutar de una larga vida de excelente salud y máximo desempeño. Resilvestrándonos, descivilizando nuestras decisiones y hábitos abrimos el campo para que nuestro Te se exprese en su plenitud y se lleve a su consumación.


Jbv


jueves, 10 de diciembre de 2020

Apuntes de sachasofía: "Entre el templo y el bodegón".

 




Fue lo que me dijo el sachaprofeta Arcángel Rosales una tarde en el espinudo monte seco de Tapia. Ya he hablado de él alguna vez y de su afinidad de abrir consciencias a martillazos.


Comíamos carne criolla traída por los Chavarría del fondo y hablábamos de lo sacro y lo profano, y tras echarle un chorro de soda  al vino áspero que tomábamos empezó un discurso que más o menos así recuerdo:


"¡Olvídese de la santidad!, tírela a la basura como meta. Abandone la idea de la herejía también y del pecado. Todo eso es pura mierda.


El punto es actuar sin inercias, desde el vacío total, espontáneamente, volviendo siempre al punto cero de su centro vital, y guiarse por la pura intuición ante lo que la vida propone.


Limpie el canal. Desde un estado de consciencia acrecentada olvidamos cualquier dogma, cualquier "debería" y vivimos desde lo que los taoístas  antiguos llamaban "Te". El Te es nuestra virtud individual, nuestro poder personalísimo, lo que está en nuestra íntima naturaleza ser cuando vamos inmersos en el sentido de esa gran corriente que es Tao.


La vida del hombre íntegro transcurre entre el templo y el bodegón. Viviendo lo que Tao propone. Sin inercias, sin condescendencias siempre desde el punto cero al que siempre vuelve para recuperar y vivir desde la plena atención y comprensión.


Vive lo sagrado y lo profano sin sentido de identificación con una u otra categoría, rompiendo así la dualidad.


Busque sólo vivir en "amor".  ¿Y qué es vivir en amor? Es ese estado de consciencia y vibracional tan elevado que destruye el dualismo. Ya no hay dos sino uno. Eso es vivir en amor, es un desborde en un sentido que se entrega y es un abismo en un sentido que recibe y contiene. No se puede explicar con palabras. Debe tener la potente experiencia vital de este amor para poder comprender.


Amor no es ese estúpido estado ñoño y namasteroso que abunda hoy en día.


Es la potencia desbordante, dionisíaca, y otras veces serena, femenina, receptiva que nace de vivir sin dogma, sin inercia de ningún tipo sino desde el  punto cero, la permanente vuelta al Tao para que su propio Te se despliegue en su máximo potencial. Tao es al Te lo que la tierra, la humedad y la luz adecuadas son para que una determinada semilla ofrezca el árbol y el fruto que lleva adentro. 


Por eso déjese de tonterías con lo sagrado y lo profano. El templo y el bodegón son el mismo sitio, y el santo y el borracho son el mismo espíritu. No hay dualidad si se limpia, acrecienta su consciencia y despliega su Te. Del dos se hace uno."


Estaba muy taoísta Rosales esa tarde, y  finalizó su discurso: "El movimiento del Tao es reversivo, siempre vuelve sobre sí mismo y desde allí actúa siempre. 


Así está internamente el espíritu del ser que ha integrado su mil partes y del dos ha hecho uno: sentado quieto sin hacer nada. Y entonces se transforma todo y la vida fluye desde lo que los chinos llaman Tzu Jan, la espontaneidad, naturalidad, autenticidad de quien ya no está ahí sino que es  como un arroyo fresco y limpio que corre, como un espejo sin suciedad que refleja todo, que es como un conducto de toda esa fuerza que lo atraviesa." 


Jbv


martes, 8 de diciembre de 2020

La tierra virgen

 


La docilidad de la Tierra se abre receptiva,

La fuerza creadora del Cielo siembra 

Su poder transformador

En la mansedumbre y la quietud dispuesta.


Toda concepción del porvenir nace de la inmaculada unión del poder y la entrega,

De la fuerza y la receptividad,

Del movimiento y el vacío,

De la potencia creadora y la disposición de ser canal, vehículo, instrumento.


El Poder, la Fuerza del Espíritu se manifiesta cuando ya no estás ahí, cuando el ego se ha disuelto, y como la joven galilea somos capaces de afirmar al ángel mensajero "he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra".


La cósmica sagrada unión

Rueda indetenible de creación 

Y destrucción.

Pura, virgen, divina gestación

Del poder y la blandura,

La luz y la sombra

Santa comunión.


Jbv

Pintura: Virgen de Guadalupe.

jueves, 3 de diciembre de 2020

Las lenguas de fuego

 


El gran maestro de Galilea no fue un adoctrinador. No fue un llenador, sino mas bien un vaciador.


La potente pedagogía del vacío fue su prédica. Un desdogmatizador.


Siempre instó a sus discípulos a soltar las amarras conceptuales de sus barcas pescadoras y confiar en el poder del espíritu. Sólo ligeros de equipaje esta fuerza actuaría a través de ellos. Limpiar el canal, vaciar y purificar el cáliz, el cuenco.


Sólo enseñó el amor y la vacuidad. La con-pasión con el resto de los seres que sólo puede experimentarse (no como idea mental sino como experiencia vital de no-dualidad) tras la eliminación del ego.


De muchas y variadas formas propuso descartar todo aquello que nos llena y obstruye. Toda esa basura mental y dogmática acumulada.


"Sigueme y deja que los muertos sepulten a los muertos". "El que no abandona a su padre y a su madre no puede seguir mi camino".


Todo aquel lastre heredado de culpas, mandatos, prejuicios, roles y deberes son el tapón que impiden que la fuerza del Gran Misterio se manifieste a través de nosotros. Es preciso limpiar el cáliz, encontrar odres nuevos para este vino nuevo. 


Fue el maestro  sin enseñanza. Sólo el amor y la absoluta confianza en el poder del Espíritu. Solo haciéndose a un lado éste puede manifestarse.


Habla pues, de un nuevo estado de consciencia llamado "el reino de los cielos". Ya los esenios hablaban de él y conocían el acceso a través de la purificación y la comunión con las fuerzas naturales. El reino es el resultado del ego disuelto, ese ego construido con los ladrillos de la historia personal, los inútiles conceptos dualistas sobre la vida, los prejuicios que arrastramos, nuestra desmesurada importancia personal. Nada bueno puede surgir de ese sueño, ni ninguna fuerza actuar a través de nosotros.


El estado de consciencia que mostró el carpintero fue Total, sin distinciones. Un reino donde el puro espíritu actúa en quien se ha vaciado de si mismo. Fue el reivindicador del principio femenino que seis siglos antes había enseñado Lao Tsé. El vacío receptivo, la flexibilidad del perdón, la humildad de abrirse para que la fuerza se manifieste. El Wu wei, la no intervención del ego humano en el curso natural de las cosas. Ser tierra, humus para que la semilla germine. El misterio del principio hembra.


"No se haga mi voluntad, sino la tuya". La confianza en el espíritu hasta las últimas consecuencias.


"No os angustiéis sobre cómo habéis de hablar o qué habéis de decir, porque se os dará en aquel momento lo que debéis decir. Porque no sois vosotros los que hablareis, sino el espíritu a través de vosotros. 


Es la Puerta de la Hembra Misteriosa.


Su prédica fue la antidoctrina. Lejos de enseñar qué hacer o decir, mostró que lo único que importa es tirar todo el lastre, y arrojar las redes con confianza. La pesca se dará sin buscarla. Solo es preciso confiar y abandonar todo lo que se sabe sobre pescar.


Es la confianza absoluta en el Poder del Gran Misterio. Es la vida sin juicios, vacíos de equipaje, que responde con absoluta naturalidad y espontaneidad a aquello que se presenta. 


Así el verdadero amor desinteresado se manifiesta como fuerza desbordante que no hace acepción de personas, que da a cada cual lo que necesita (no lo que desea) a través de quien vive en la conciencia del vacío total, en el "reino de los cielos".


Ese estado de conciencia acrecentada fue el que es representado en el pasaje  evangélico de pentecostés, cuando el Espíritu desciende en forma de lenguas de fuego sobre los discípulos que habían logrado la desdogmatización total y la purificación del corazón/cáliz. Habían arrojado todo su lastre, toda la basura y los temores que guardaban. Y abrieron la puerta de la hembra misteriosa de la que Lao Tsé habló.


Quienes los escuchaban se sorprendían estupefactos al oírlos hablar "cada uno en su propia lengua". Cuando hacemos silencio en el vacío el espíritu habla en nuestra lengua y lo comprendemos. Cuando hacemos vacío en el silencio, el espíritu habla a través nuestro en la lengua de los otros y así pueden comprendernos y se nutrirse.


El galileo fue el maestro de la antidoctrina. Quien la vive pasa a habitar el reino de los cielos aquí en la tierra. Todo se vuelve dar y recibir como el romance entre una mansa orilla y la marea. El que habita ese reino es siempre desconcertante, sorprendente y espontáneo porque él no está allí. No hay un ego limitado presente entorpeciendo. Es fuente inagotable de la que cada cual va a beber el agua viva pura y fresca que necesita.


Jbv.


martes, 1 de diciembre de 2020

Correte!!

 


"¡Qué portentosa acumulación, ahorro y liberación adecuada de energía cuando reduces tu importancia personal!


Cuando te dejas de tonteras. Si, no, lo que dijo, lo que no dijo, lo que dirán, lo que no dirán, bueno, malo, por acá, por allá. Bla bla bla bla. Qué fastidio!!!


Cuando ya no estás ahí. Cuando ya no hay nadie que tenga algo para decidir.

Si hay que decidir hay partición, estás aturdido.


La importancia personal es un bloque de granito en el medio obstaculizando, agita los brazotes de piedra gritando ¡¡mirenme!! ¡Qué importante que soy!!


¡Fuera de ahí! ¡Quien te crees que sos??


Da un paso al costado.


Aaaah que silencio se produce! 

Qué alivio!

Qué liberación!

Cuanta claridad!


Shhhhhh callate. Fuera de ahí.

Hazte el favor, haz el favor al flujo de energía que debe circular sin estúpidas obstrucciones.


Verás hacia adónde conduce..."


jueves, 12 de noviembre de 2020

Apuntes de sachasofía: "¿Es inútil lo útil, y útil lo inútil? O al revés?"

 



Andaban por la zona de la cumbre el flaco Almeida y Mamani. Conversaban desconcertados sobre algunas paradojas que presenta la existencia en este mundo.


Fíjese que el gallo del mocho Lezama, encontró su fin una madrugada por presumir ser útil. Una mañana, cantando bien juerte lo ha despertao al mocho, y éste se había acostao tarde y medio machao ha visto? Y quería dormir. Por ser útil, el gallo ha terminao con el pescuezo cortao y adentro e' la olla i' barro. 


Mire en cambio al zaino rengo ese de doña Carmen que ya tiene como 37 años. Al no servir pa' ni aca nunca es molestao y se da la buena vida, llena la panza y sin fatiga, mientras que el alazán y la tordilla, día a día sudan y trabajan, no llegan a los doce años y ya se ven toditos reventaos.


¿Útil, inútil, qué es mejor? Ser útil le costó la vida al gallo, ser inútil, al zaino le valió una larga y pacífica existencia. ¡Qué curioso! Exclamó Mamani alzándose de hombros.


A mi hijo Antonio, comentó Almeida, por ser inútil y medio haragán lo corrieron de la cosecha el año pasao. Y a doña María Rosa, por ser su parcela tan famosa por el buen maíz que da y por toda la verdura que saca, esos de la ciudá se la han arrebatao y se ha ido a lo de la hermana.


 En cambio a mí, como andoi en el monte de tierra todita salitrosa nadie me molesta. A Antonito, ser inútil le valió quedarse sin trabajo, a la fértil tierra de la María Rosa, ser objeto de codicia, injusticia y despojo. 


¿Útil, inútil, qué es mejor? ¿Quién entiende por qué son así estas cosas? ¡Más vale no averiguarlo que no! 


Y alzándose de hombros, los hombres continuaron el camino.


Jbv


viernes, 6 de noviembre de 2020

Rehumanízate!



 

"Mantente en permanente movimiento. Anda, pon las plantas de los pies en los caminos.

Muévete en la diversidad y la variada intensidad.


Camina a todas partes. Levanta y carga cosas. Corre. Trepa. Huye a toda velocidad de tus depredadores, defiéndete y pelea, salta.


Aliméntate de lo que hubieras podido cazar, pescar, encontrar en el monte y en los bosques. Y no estés todo el día comiendo. No eres un rumiante. Abraza también la escasez, la incomodidad y la simpleza.


Descansa. Duerme profundo.


Mantén tu mente alerta, curiosa, estudiosa de tu entorno, de sus fluctuaciones, de sus transformaciones. Sé capaz de anticiparte, de ver las cosas cuando aún no se han manifestado, y ten la habilidad de seguir el rastro de tus presas (La más escurridiza eres tú mismo y tus miserias).


Jamás te vuelvas un creyente. Mantente dudante. Cuando arribes a una convicción, descártala de inmediato. Cuando llegues a un muelle, toma un respiro, y suelta amarras. 


Nunca cedas a la domesticación.


Déjate abrazar por el sol, la lluvia, el viento y el frío.


Prende la hoguera, rodéate de tu tribu. Mira la luna y sus fases y dialoga con las estrellas. Oye sus mensajes y comprende sus señales.


Cuenta historias. Que te cuenten leyendas. Siente adentro en lo profundo el despertar de las claves de los mitos y los símbolos.


Grita. Ten sexo. Danza.


Cállate un poco. Una mente ágil es una mente silenciosa. 


Sigue los senderos más estrechos, piérdete en ellos. Te llevarán al corazón del bosque. Hasta las cuevas. Prende la antorcha, entra. ¡Entra ya!


Mátalo. ¡Mátalo! No lo dudes.

Y vuelve con tu cadáver a cuestas. Desmémbralo. Dátelo de comer y convida a los que te pidan. 


Afila las piedras. Fortalece tus piernas, tus brazos, tu espíritu. La lucha es grande y continúa."


José B. V.


Imagen: Escena pintada en un abrigo rocoso del Parque Nacional de Tassili n'Ajjer, en Argelia. Crédito: Patrick Gruban, Munich.


domingo, 1 de noviembre de 2020

El Tao y la Física

 





El Tao y la Física: No existen palabras cuando de expresar la esencia de las cosas se trata.
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"Con palabras no puede nombrarse ni señalarse el Camino verdadero. 
A lo que puede dársele un nombre jamás es lo esencial." Con esta idea comienza Lao Tsé su breve y lacónico Tratado del Camino (Tao Te Ching) escrito hace 2700 años. 

A la luz de los descubrimientos de las teorías cuánticas el siglo pasado, los más modernos físicos del pensamiento occidental, se toparon con el mismo problema que aquel viejo taoísta que se dio cuenta de que su conocimiento de la profunda realidad no podía ser expresado por medio del lenguaje conceptual. 

Al respecto de esta paradoja escribió el científico Fritjof Capra: "El estudio del mundo atómico obligó a los físicos a admitir que nuestro lenguaje común no sólo es impreciso, sino totalmente inadecuado para describir las realidades atómica y subatómica. La teoría cuántica y la teoría de la relatividad, bases ambas de la física moderna, ha puesto de manifiesto que ésta realidad trasciende la lógica clásica y que no se puede hablar en el idioma corriente.

Dice Heisenberg sobre la física cuántica: 'no tenemos ni una sola guía que nos permita correlacionar los símbolos matemáticos con conceptos del lenguaje ordinario, y lo único que sabemos desde un principio es el hecho de que nuestros conceptos comunes no pueden aplicarse a la estructura del átomo.'

Los primeros científicos naturales, que fueron sin duda los viejos taoístas, siempre han admitido el hecho de que la realidad trasciende el lenguaje ordinario y así los sabios nunca tuvieron miedo de ir más allá de la lógica y los conceptos comunes. 

Esta es la principal razón por la que sus modelos de la realidad constituyen la base filosófica más aproximada a la física moderna que los modelos de la filosofía occidental. 

Los problemas del lenguaje con que se encontraron los místicos orientales son los mismos con los que se enfrentan hoy los físicos modernos. 

Tanto el físico como el místico desean comunicar su conocimiento y cuando lo hacen con palabras sus afirmaciones resultan absurdas y están llenas de contradicciones lógicas. Estos absurdos son característicos de todo misticismo, desde Heráclito hasta Don Juan Matus, y ahora, desde principios del siglo XX, lo son también de la física."

Será por eso que el callar, el silencio, fue siempre tan apreciado no sólo como forma de conocer la realidad, sino también como método de transmisión y enseñanza. La potencia de la pedagogía del silencio, del enseñar callando, y más bien haciendo. 

"El que sabe no habla. El que habla, no sabe." (Tao Te Ching).

sábado, 31 de octubre de 2020

El misterio del delta del Paraná

 



¡Qué hondo misterio es el Delta del Paraná! Misterio tapado de bullicio, tontera y superficialidad de fin de semana.


Ese misterio, por pocos conocido, esconde uno de los modos de vida más originales, libres y silvestres de los que hoy puedan darse en nuestro país. 


Tierra de agua, flexible, blanda y movediza como un pez, cambiante, impiadosa, cruel, generosa, abundante y solitaria.


Tierra que enseña ritmo, tempo, sintonía con el flujo de la vida, independencia, solidaridad, rudeza. Territorio abierto que sabe de segundas oportunidades sin hacer preguntas imprudentes.


Una Babel de barro, que supo hablar lengua Chaná, criolla, gringa de todas las regiones del mundo.


Humedal y paja brava; templo y guarida del que se ha hecho cimarrón.


Algunos hombres de letras pudieron entrever ese misterio que guarda el islero: Domingo F. Sarmiento, Lobodón Garra, Ernesto Castro, Haroldo Conti, Roberto Arlt, Rodolfo Walsh, Alberto Muñoz.


Otros menos dotados, escriben o hicieron películas desde una tardecita soleada de verano, y contaron de amores, alegrías, flores, risas, muelles, picnics y lanchitas de madera.


A estos se les escapa el Misterio del delta, ese que casi que no puede ponerse en palabras.


El Delta, "la isla", fue y es un gran Misterio. Hoy ya casi que vive escondido en el corazón de quienes pudieron comprenderlo.


La idiotización generalizada, el ruido, la velocidad, la espantosa contaminación de las aguas, el despojo extractivista de los empresarios inmobiliarios y turísticos de la mano del político con su escritorio en la ciudad lejana, van haciendo que ese misterio se oculte más y más hacia el interior, corazón adentro del islero.


Sólo quien en lo profundo del espíritu, en los surcos de sus manos, en el frío de sus riñones helados en invierno y en el barro de sus botas se sabe islero, luchará por que ese misterio se mantenga intacto, por que la idiotez retroceda, el horrible ruido humano ceda paso al canto de las gallinetas, y que el sueño autonomista de Sandor Mikler llegue algún día para que el carapachayo mande al fin en su tierra unificada sin artificiales y coloniales divisiones.


Jbv, El Misterio de la Tierra de Agua.

jueves, 29 de octubre de 2020

Los que adentro callan


 

La verdad última no cabalga en las palabras.

Las palabras no pueden montarse en el viento.

El viento lleva mensajes secretos descifrables solo por quienes adentro callan.

Quien adentro calla es eje del Cielo y la Tierra, posee la llave del mandala, la clave del tiempo y la combinación secreta de los sueños.


Quien adentro carece de palabras se abraza al Gran Misterio como dos viejos amigos en una borrachera.


Quien adentro tiene silencio no anda haciendo ruido afuera.


Si el viento te confiesa cosas, guárdalas.

Si el río te da un consejo, síguelo.

Si el cerro te enseña algo, atesóralo.

Si las pampas, las islas, las selvas, te muestran sus secretos, has sido elegido.


Ama y restablece los desequilibrios con coraje.

Se frugal y da aquello que tienes en abundancia.

Se capaz de ceder, y nada se interpondrá en tu Camino.


Jbv.


lunes, 26 de octubre de 2020

La paradoja del andariego


 

El viaje es interior. 

Volverse es el movimiento del Tao.

Ceder es la acción del Tao.

Todos los seres se alejan y retornan a su raíz.


Es la paradoja del Andariego. Sin partir en lo exterior, nunca se comprende que el viaje es por los senderos de adentro. 


Dice Jean Luc Nancy en su delicioso librito "Qué significa partir": "Es partiendo de todo lo que ya está dado y de lo que es natural que podemos descubrir lo nuevo, que podemos cambiar. Una vida humana no se hace más que de nuevas partidas. Cuando alguien no parte nunca, no cambia, no deja nunca sus costumbres, se seca, se vuelve decrépito."


Don Atahualpa, gran recorredor de los caminos de la patria y del alma, entendió también la paradoja del andariego. Viajó, se alejó, y supo después que la vidala lo llamaba desde las tripas, golpeando pecho adentro:


"En lo mucho que he rodao

por cerros, pampas y montes

me han conversao los caminos

con sus profundas razones.


Consejos tienen las sendas

verdades los callejones,

Cuanto más largo el camino

más hondas son sus lecciones."


El mismo Lao Tsé, quien había vivido en una biblioteca viajando por su cosmos interno decidió al fin partir a su viaje. Tras un largo recorrido vislumbró al fin: 


"Sin salir por tu puerta sabes lo que es el mundo.

Sin mirar por la ventana se ven los caminos del cielo.

Cuanto más lejos te hayas ido, menos habrás aprendido.

Así, el santo se entera sin haber dado un paso; conoce sin haber visto, ejecuta sin hacer nada".


Salir para volver. Salir para comprender que adentro es el viaje. Pero que sin salir, el viaje interno a veces no puede comenzar. La paradoja de todo andariego.


Jbv.

Imagen: Senderos de Anfama, alta montaña de Tucumán.


El fruto y la flor


 

Lo sutil y constante yace oculto entre la infinitud del cambio permanente.


Nada está quieto, nada hay que no sea puro vibrar.


Detrás de la hojarasca crepitante, el fuego eterno de la mutación.


El humo y el viento. El silencio y la quietud.


Abraza la danza de las transformaciones, desata las amarras de los muelles de ilusión.


Hacer y pasar.

Darse y olvidar.


Quédate en eso sin nombre, abraza ese Gran Misterio. 


Los ruidos afuera, un estanque sereno en tu centro. 


En calma entre la agitación eres el eje del sol y la luna, la tierra y el cielo, la muerte y el hombre.


Sin intervenir las cosas pasan. Sin objetivo ni meta, todo sucede.


Ir silencioso. Tesoros adentro entre las burdas ropas.


Pasar. Pasar. 


Templos de cotidianeidad. 

Práctica atenta de lo ordinario. 

Palabras sencillas. 

Silencios hondos.


Simple comida

Simple tarea

Simple morada

Simple la mente.


Amar. Nutrir. Ceder.


Quien sabe andar no deja huellas.

El buen pescador se olvida de la red cuando ya tiene el pez en la mano.


El buen entendedor se olvida las palabras pescado el concepto.


El meollo del asunto y lo accesorio. ¿A qué le das tu atención?


Lo esencial y lo marginal. ¿Qué te roba la fuerza?


El fruto y la flor. ¿Con cuál te quedas?


Jbv

jueves, 22 de octubre de 2020

Despierto y dormido


 

Despierto y dormido


En Mateo 26.36.46 se relata la oración desesperada del maestro nazareno en Getsemaní.


"36 Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, y les dijo: «Siéntense aquí mientras voy más allá a orar». 37 Se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse triste y angustiado. 38 «Es tal la angustia que me invade, que me siento morir —les dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo».


39 Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo.[a] Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».


40 Luego volvió adonde estaban sus discípulos y los encontró dormidos. «¿No pudieron mantenerse despiertos conmigo ni una hora? —le dijo a Pedro—. 41 Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo[b] es débil».


42 Por segunda vez se retiró y oró: «Padre mío, si no es posible evitar que yo beba este trago amargo,[c] hágase tu voluntad».


43 Cuando volvió, otra vez los encontró dormidos, porque se les cerraban los ojos de sueño. 44 Así que los dejó y se retiró a orar por tercera vez, diciendo lo mismo.


45 Volvió de nuevo a los discípulos y les dijo: «¿Siguen durmiendo y descansando? Miren, se acerca la hora, y el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. 46 ¡Levántense! ¡Vámonos! ¡Ahí viene el que me traiciona!»"


Impacta en este pasaje la marcada oposición entre el hombre Despierto y el Dormido. El despierto, el iluminado, el Buda, es aquel quien ha entrado a un estado de conciencia suprema en la que ya no existe distinción entre el pequeño Yo y ese orden universal llámese Dios, el Padre, Tao, Pacha, el Todo o como más le guste mencionar a ese Gran Misterio innombrable. 


El despierto es aquel que descansa en la absoluta confianza en esa Fuerza y que sabe que todo es perfecto abandonándose a esa corriente. 

Eso, entre los estudiantes del I Ching se considera ser un verdadero "Chün Tzu", aquel que se corre de su ego y  utiliza el oráculo como herramienta que le indica su camino a seguir, fundido en la armonía general de las fluctuaciones del Tao.


La persona Dormida es quien ve la vida a través de los anteojos se su pequeño Yo, imponiéndolo en cada situación, decisión, opinión, sin otra variable que sus deseos, imágenes mentales de "bueno y malo", "correcto e incorrecto". Dormidos estamos quienes vivimos bajo la ilusión de que importamos algo para la existencia del universo, y que hay cosas que "debemos" hacer o todo se vendrá abajo. Los dormidos obedecemos a los dictados caprichosos de esa desesperada vocecita interna que grita Yo Yo Yo Yo. Estamos dormidos cuando jamás somos capaces de suspender la incredulidad, cuando nunca nos soltamos de la baranda para confirmar que efectivamente, los lirios del campo, sin esfuerzo, se visten como reyes y los pájaros comen. Ni siquiera sabemos ni intuimos los dormidos que hay por detrás un orden que es perfecto, y que lo mejor que podemos hacer, la mejor contribución que seríamos capaces de realizar es simplemente quitarnos del medio, no estorbar.


En este relato evangélico se contrapone dos veces a la persona Despierta y a la Dormida. En dos oportunidades Jesús se comporta como Chün Tzu y dice: "hágase tu voluntad y no la mía". Es decir, se despoja de su pequeño Yo en pos de su confianza en ese flujo cósmico, "los designios de Dios", Tao, Pacha.


Y dos veces encuentra a sus compañeros durmiendo, entregados a su pequeño Yo, a su incomprensión, a su agotamiento espiritual, a lo que querían y a lo que no están dispuestos a abandonar. Y él primero los increpa y luego los deja en su sueño, lleno de comprensión, sin querer forzarles su Despertar. Él sabe que a nadie se lo despierta contra su voluntad.


Este pasaje de Mateo ilustra como ningún otro tan claramente lo que en clave cristiana significa abandonarse a la providencia, realmente, a acostarse en las aguas del Tao y como dice Drexler: "duele menos soltar la baranda y dejarse llevar" sin nadar a contracorriente. El verdadero significado del Despertar. Sólo hay resurrección posible si hemos muerto a nuestro pequeño Yo. Y sólo se muere al pequeño Yo entregándolo a las disposiciones de ese Gran Misterio.


Los demás, bueno. Los demás nos tiramos a dormir, nos sacamos selfies, pretendemos ser muy inteligentes, agudos y ocurrentes,  nos convertimos en paladines de la moral o prendemos luces y hacemos cualquier clase de ruidos y monerías para que todos nos vean.


Jbv.


miércoles, 30 de septiembre de 2020

Instantáneas


 

"Andaba senderos adentro por esas serranías perdidas del Tucumán.


Todo ese Gran Misterio hablaba para mí. Ese silencio era la voz de Eso insondable. Toda luz alumbraba los pliegues más recónditos del alma, eliminando cualquier vestigio de sombras como en un descomunal mediodía.


Algo en la mañana era diferente. Había visto en la noche más estrellas que de costumbre. Ese alba las plantas susurraban, los pájaros se acercaban más de la cuenta. Los caballos se dejaban acariciar y refregaban su hocico en mi pecho. 


A 1300  metros del tiempo y del hombre entendí. Nada era para mí. Nada era por mí. Yo ya no estaba, solo esa chispa que no sabe de adentros y afueras, de ellos y yos, de ayeres y mañanas.


Eso incomprensible que no puede decirse ocurrió. Todo se detuvo y la puerta de todos los misterios se abrió. 


Tan sólo un instante, un breve despertar. Luego el sueño me arrastró de nuevo por las sendas que descienden al aturdimiento del diario trajinar.


Hasta que algún día distraído ocurre el milagro: lo cotidiano toma dimensión sagrada y se baña de hondura la existencia."


Jbv, libretas instantáneas, septiembre 2018.


viernes, 25 de septiembre de 2020

La escalera



 

"De tres transformaciones les hablo yo", decía Zaratustra. Y habló del camello, del león y el niño. 


Aquí los antiguos nos hablaron de Amaru, uturunku y kúntur para ilustrar la transformación del espíritu.


El Cóndor del alma puede volar más alto que cualquier ser vivo porque previamente fue el más fuerte y feroz jaguar. Dueño de la furia necesaria para ser capaz de liberar a ese oscuro humanito que era.


Para darle la fuerza de romper y atravesar las rejas de todos sus calabozos de miedos, prejuicios, atrevidísima ignorancia, permanente opinión sobre todo, apegos a la seguridad, y de esa mente ruidosa llena de palabras e inquietud por el futuro.


¿Qué mundo estamos predicando cambiar si no hemos transitado todavía estas tres transformaciones?


Como Amaru la serpiente, arrastramos nuestras vidas de aquí para allá, perdidos en una densa niebla de incertidumbre, miedo e insatisfacción. 


Sólo la fuerza y la bravura de un jaguar, de un puma, del feroz Uturunku es capaz de de lograr el sacudón que nuestras vidas necesitan para rebelarse a ese destino y ascender sin miedo por la escala de una conciencia mayor. Fuerza y Visión de lo oscuro, del lado nocturno, rebelión, paciencia y acecho nos van volviendo cada vez más libres si es que somos implacables con nosotros mismos. 


Pero hace falta el paso liberador. El desterrar de nosotros cualquier furia que enceguezca, tirar al fuego todo punto de vista terrestre y montaraz limitado, por más poderoso que éste pudiera ser. 


Y dar paso al nacimiento de las alas del espíritu, ascender a la cumbre y volar como el Kúntur Señor del Cielo y las cumbres, al que nada de la realidad se le escapa, el dueño de la Visión total desde las alturas. Inocencia sin rastros de odio, resentimiento, juicios, parcialidad. Cóndor-niño.  Su ascenso libre es el techo y mirador de la Tierra. Ojos de faro, alma de cosmos. 


Jbv


martes, 22 de septiembre de 2020

Lecciones médicas del Tao Te Ching: capítulo 5.

 



Puedes ver que en la Naturaleza no existe la condescendencia. Todas las criaturas son tratadas por ella como si fueran "perros de paja", nada más que objetos descartables hechos para otros fines que trascienden a los seres: la vida y la muerte, la rueda de la existencia.


Quien porta la sabiduría médica no es condescendiente con quienes acuden a su puerta pues conoce esta realidad. Si la persona está rompiendo reglas naturales en su vida cotidiana que le producen la enfermedad, el médico no debe dejarlo pasar. Debe decirlo con toda la honestidad de que es capaz, pues la naturaleza no es flexible en sus leyes. 


Amorosidad y empatía sin condescendencia.


El objetivo final del médico es que la persona se cure. Y si es necesario hablar con franqueza para que la persona cese en los hábitos que la enferman deberá encontrar la manera de hacerlo. 

No se le puede hacer trampas al Tao.


El espíritu del gran médico está vacío como un fuelle. Que sin apegos, puede producir sin condescendencia lo necesario para cada persona que llega a su casa.


Siempre en el centro y el vacío. La escucha activa. Sin tanto hablar, lo necesario para cada cual y con la palabra adecuada y compañera para cada uno. Si no paras se parlotear, pronto te quedas sin mucho que decir.


Jbv


Imagen: dice el Tao Te Ching: "Cielo y Tierra no son amorosos, no conocen benevolencia, tratan a todos los seres como a perros de paja". Los animales de paja, los "perros de paja" eran utilizados en festividades de la China antigua, en las que eran tratadas con reverencia y luego pisoteadas, quemadas y abandonadas, significando lo fugaz y perecedero de la vida, que somos meros eslabones de un fin mayor que nos trasciende completamente.

viernes, 11 de septiembre de 2020

Elecciones

 



"Mariposa azul, risa montaraz,

Sobre el Iguazú.... Azul..."


Elecciones


¿Quién sabe si el moro de Facundo fue capaz de Videncia, o era sólo una treta del general para impresionar a la montonera?


¿Quién puede afirmar que el poeta taoísta y célebre apólogo del vino Li Po murió de una miserable y larga enfermedad, y no ebrio, ahogado, al pretender besar a la luna que lo llamaba desde el río?


¿Quién es capaz de negar que el salvaje unitario Varela no vivió perdidamente enamorado de la cantante Angelita Tani, y que toda su tinta sangrienta desde Montevideo y la traición de Obligado no fueron más que el despecho del que sólo pudo librarlo el puñal artero del pescador Cabrera?


¿Qué astrónomo podrá decirnos qué estrella buscaba el alazán antes de haber sido pialado junto al barranco, o si simplemente perdió la senda en una cerrazón?


¿Vive en el I Ching la respuesta a todos los enigmas del universo o es tan sólo una absurda colección de sortilegios antiguos?


¿Qué coplero no está revelando en cuatro versos todos los duendes de su tierra, demostrando el alma de su pueblo, aunque su voz se pierda para siempre en el viento, sin que nadie jamás la haya escuchado?


¿Vivió Nietzsche a Zaratustra, o éste fue tan sólo las feroces migrañas que torturaron al profesor?


¿Qué parte del lapacho solito en el monte no contiene la verdad eterna de la vida?


Una larga serie de arbitrarias elecciones es la interpretación que hacemos de la vida que llevamos a cuestas a diario.


Belleza y náusea, ciencia y magia, pasión y reglamento, alas irreverentemente risueñas  y actas notariales caminan juntos por los mismos senderos. 


Cómo vemos eso que llaman Realidad...


El destino es nuestro, y el desatino también. Son meras opciones, construidas ambas a capricho y a dedo.


Jbv

miércoles, 9 de septiembre de 2020

Apuntes de sachasofía: ¿Hasta adónde es suficiente?

 




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Fernández fue gran pescador y cazador del carpincho y la nutria en las islas de Ibicuy, sabedor del tiempo del río, el sauce y el juncal.


Algo, un hondo llamado lo llevó al cerro, y se hizo de monte espinudo también.


Yendo a buscar dos yegüitas por los Planchones, hablaba con el raqueño Mamani:


"El exceso de ambición al biguá lo deja con hambre; buscando el bagre más grande, se olvida de los mil pececillos que podría cazar, y el atardecer lo encuentra con el buche vacío.


Si usté se desgasta detrás de mil objetivos, cae enfermo y agotado, nadie lo levanta del catre, y todo queda sin hacerse. Si llena la taza a hasta el tope, seguro se se le vuelca el mate cocido al levantarla."


Y sí, dijo Mamani, "mirelo al chancho: feliz de la vida come y come y engorda, siguiendo el camino que lo lleva a la muerte en navidad. 


Y si uno calcula mal, y no pega la vuelta a tiempo por querer llegar más lejos, la noche le caerá en el monte.


El atajacaminos se le para ahicito nomás enfrente, a unos cuatro o cinco metros. Si usté avanza, revolotea y se posa un poco más atrás, pero si sigue adelante, allá usté con los peligros que encuentre... Ahora, si vuelve, quién le va a quitar la curiosidad de lo que había más allá...


Ambos se preguntaban, 

¿cuándo volver?

¿Hasta adónde llegar?

¿Cuánto forzar las cosas?

¿Quién pudiera saberlo?


Mas vale andar por senderos, de día, sin tanto pensar. El ruido del monte de noche es mejor oírlo de lejos... Que no?

Pero sepa, terminó diciendo el islero Fernández, que ahí, en la espesura, traspasando el temor, está la respuesta a las cosas que tal vez jamás hemos preguntado".


Caía la tarde y el río los Planchones corría suave y tranquilo. 


Jbv

martes, 8 de septiembre de 2020

Lecciones médicas del Tao Te Ching: capítulo 28.


 


"Quien porta la sabiduría médica jamás se atiene a principios fijos. Nunca se polariza, sino que integra los opuestos. 


Abraza tanto el yin como el yang, según sea la necesidad de su paciente.  Tanto propone creativamente como acepta receptivamente. Y así los desequilibrios se atenúan, el balance se restablece en la persona que acude a su puerta.


Conoce la fuerza masculina pero no descarta la delicadeza femenina. El gran médico se vuelve como el río de un gran valle que recibe mansamente todos los afluentes y los conduce con fuerza y constancia hasta el océano.


Conoce el brillo pero se mantiene humildemente en la sombra. Escucha, observa de manera aguda y penetrante, recibe. No enceguece a su paciente. Se mantiene en la oscuridad, porque de la misma boca de la persona puede surgir la clave del tratamiento, que habría quedado oculta si él hubiera elegido deslumbrar. Así se vuelve como un niño de pecho, sin preconceptos ni recetas prefabricadas, nutriéndose de todo lo que aparece para beneficio del enfermo.


Sabe bien que todo lo que no conforma un Tai Chi -una totalidad con sus opuestos complementarios integrados- se desequilibra produciendo enfermedad y sufrimiento. 


Quien porta la sabiduría médica enseña esto a quienes acuden en su ayuda para que puedan lograr la plenitud de su "Te", lo que está en su naturaleza llegar a ser, y no vuelvan a perder el camino en direcciones lineales hacia uno de los polos.


Conciencia y acción.

Quietud y movimiento.

Luz y sombra.

Espíritu y materia.

Lo sagrado y lo profano.

Yo y los demás.


Todo lo sano y fuerte es un círculo completo.


Recuerda las oraciones de Hesiquio del Cerro:


"Tienes Poder

Y te quedas en la mansedumbre.

Has visto las cumbres,

Y vives en el valle.

Conoces varón

Y preservas mujer.

Guardas joyas preciosas

En los bolsillos de tu harapiento ropaje del desierto.

Sabes moverte

Y abrazas la calma.

No sales a atacar la enfermedad,

Haces maternal prevención.

No curas,

Te cuidas.

No gritas,

Te callas.

Tienes mil soles adentro

Y te haces tierra fértil.

Puedes matar 

Y elijes salvar.

Aplacas el macho,

Conservas la hembra."


Todo lo sano y fuerte es un círculo completo.


Jbv.


Conserva la hembra

 


"Tienes Poder

Y te quedas en la mansedumbre.

Has visto las cumbres,

Y vives en el valle.

Conoces varón

Y preservas mujer.

Guardas joyas preciosas

En los bolsillos de tu harapiento ropaje del desierto.

Sabes moverte

Y abrazas la calma.

No sales a atacar la enfermedad,

Haces maternal prevención.

No curas,

Te cuidas.

No gritas,

Te callas.

Tienes mil soles adentro

Y te haces tierra fértil.

Puedes matar 

Y elijes salvar.

Aplacas el macho,

Conservas la hembra."


(Apotegmas de Hesiquio del Cerro, 25.)


Jbv.


viernes, 4 de septiembre de 2020

Lo cotidiano se vuelve mágico

 "Cultiva el Tao como un ladrón: que ni siquiera tus amigos, tu pareja o tus hijos sepan nada de ello.


Hazlo con total discreción, como si se tratase de algo absolutamente prohibido.


Pasa desapercibido ante los ojos del mundo. Que las cosas cotidianas sean tu templo y tu dojo de práctica.


Que no haya vestido ni peinado ni adorno que te distinga. Invisible es el Tao. Mas nada queda sin hacer. 


Las plantas crecen y maduran, los animales nacen y mueren, la marea sube y baja, y uno no es necesario para nada.


Nadie verá nada extraño, pero quien esté atento observará un sutil brillo en tu mirada, una luz particular en tu modo de hacer las cosas.


No te quedes en ese halago silencioso, en ese callado aplauso. 


Sólo continúa. No hay nada especial, y todo está cargado de magia al mismo tiempo."

miércoles, 2 de septiembre de 2020

Lecciones médicas del Tao Te Ching: capítulo 4.


 


"Quien porta la sabiduría médica tiene el aspecto de un cuenco vacío, que por más que sea usado jamás se colma. Ha producido tal espacio interior que todas sus capacidades tienen lugar para aflorar naturalmente, espontáneamente, como el agua que es volcada por una jarra sin ser retenida por ella.


Su mente y su espíritu son profundos, enfocados plenamente desde esa sin-forma en ver los desequilibrios subyacentes al padecimiento que traen los dolientes que acuden a su puerta. Se ha vuelto al estado original de la mente, sin conceptos, pura conciencia sin definir ni limitar.


Con esta disposición en su espíritu atento y una mente sin pensamiento ni forma, es capaz de acoger sin discriminación de nombres todos los trastornos y devolverlos al equilibrio sano y dinámico del yin y el yang.


Todo lo que para otro médico ordinario es fragmentación, complejidad y rareza, para él es un simple devolver a la persona al Tao. Simplificar todo, mellar los filos, desanudar los nudos, opacar lo que deslumbra, asentar el polvo.


Quien porta la alta sabiduría médica sólo observa desde el vacío sin diversificar, la infinitud de los cambios del yin y del yang, y desde allí, como una fuente suave y siempre rebosante, brota todo su conocimiento, intuición, su palabra vivificante y esperanzadora. Toda su capacidad sanadora aflora espontáneamente, natural y automáticamente, como si la solución siempre hubiera estado allí."


Jbv


Piezas maravillosas de gres de mi querida maestra Carla Farias. Pertenece a un juego de cuatro cuencos y tetera. Toda la fuerza vital de esta gran creadora late en esta obra.  Este vaso es usado a diario especialmente para tomar mis tinturas o infusiones de plantas medicinales, y despertar la visión interior.


domingo, 30 de agosto de 2020

Carne


 

Carne. La lúcida calma del Nagüel, tigre pardo de las pampas. 


La fuerza, la agresividad, la portentosa capacidad de concentración, su profundidad, su eficacia.


Meditar, contemplar, comulgar, absorber y cultivar el Newén, conducirlo, orientarlo hacia el poder y la sanación.


Dar el salto, el golpe certero, la acción eficaz, justo a tiempo.


La carne. El monte, el río, las sierras, las islas, el sol, la lluvia y la selva.


La fuerza, el animal. El humanimal.


La agudeza, la atención poderosa. La tensión necesaria.


La quietud y la calma en medio de la agitación y la tempestad.


El silencio estremecedor.

La risa generosa. La mano firme, cerrada o tendida, siempre rebosante de dación.


El espíritu frugal. El músculo fuerte y flexible.


"Hualln Nagüel", el tigre pardo que rodea, que acecha, predador impiadoso que se caza a sí mismo, a sus debilidades, oscuridades y sombras.


La carne.

El fuego.

La tierra.

El Nagüel interior.


Jbv.


Eternidad



Seré eterno cuando mi energía ya no quede atrapada en la memoria de nadie.


Sólo cuando cada pensamiento, emoción y acto cotidiano, hasta el más insignificante, estén regidos y guiados por el Camino, habré desaparecido, me habré vuelto invisible y anónimo como el que no deja huellas al andar.


Sólo entonces estaré completo, integrado en mis mil partes, y habré disuelto el rastro y el recuerdo mío en los demás. Habré abierto las puertas de la eternidad.


Jbv

 

sábado, 29 de agosto de 2020

Tu mente aquí

 


No te quedes atrapado en la mente. Es una red que te saca de aquí.


El cuerpo es la raíz de la mente. Sin consciencia del cuerpo, esta "flota" sin arraigo, y vaga a merced del viento hacia los confines del pasado y del futuro, dejando como residuo de ese vaivén angustia, inquietud, ansiedad, preocupación, culpabilidad.


Pon en todo momento tu conciencia en el cuerpo. En sus sensaciones, incomodidades, comodidades. Si usas una herramienta, ¿como es al tacto? ¿Como suena?


 Si estás en el campo, ¿cómo son los olores, el viento que te acaricia la cara, la tensión en la cintura al agacharse?


Cuando cocinas, lavas los platos, caminas, te sientas. Siempre, la mente aquí. 


Tu respiración.


La postura. La mirada que llevas. 


Esa palabra que estás por pronunciar.


Me enseñó un gran ermitaño y maestro zen del Tucumán: "zen es la atenta práctica de la forma".


En todo momento se puede conectar con el cuerpo, la respiración, las sensaciones. Si descubres tensión, es porque no estabas allí, sino que viajabas arrastrado hacia otros lugares y tiempos.


Vuelve al cuerpo, diluye esa tensión con conciencia, con respiración, con centrarte en el ombligo. Vuelve una y otra vez, sin descanso.


No te quedes atrapado en la mente, no te retardes en el dualismo.


Vuelve una y otra vez al cuerpo y los sentidos. A la respiración y al ombligo. 


Esa es toda la práctica.


Jbv

domingo, 23 de agosto de 2020

El viaje

 




Se afirma que la práctica del zen carece de metas. Que se trata de un viaje sin objeto ni destino. "Mushotoku".


Todas las artes de "espíritu zen", como el haiku, la pintura, incluso disciplinas como la arquería, sostienen que "el camino es la meta". 


Por supuesto que esta disposición tan afín al zen y al primitivo taoísmo puede extenderse a cualquier ámbito de la vida, tal como se ve reflejado en los relatos de Chuang Tsé, en los que grandes maestros en diferentes oficios como la carpintería, el carnear reses, la pesca o la agricultura, lo hacen desde un espíritu de presencia total y abandono de los fines. 


Toda la filosofía de Chuang Tsé está imbuida del "vagar libre y tranquilo", y del "sentarse quieto sin hacer nada", como llamaba él a la práctica meditativa.  Espíritu que más tarde el budismo zen llevaría a la maestría en todos los ámbitos la vida cotidiana.


El mundo de hoy está lleno de destinos y de ningún viaje.


Plagado de metas sin procesos. De casas sin olor a comida y de calles llenas de repartidores.


El zen nos ubica de prepo acá mismo, en el paso a paso del sendero olvidando los objetivos, vagando tranquilamente en el sabor del ahora.


El bodhisattva de esta tierra Atahualpa Yupanqui expresó este sentimiento que llevó adentro de su corazón y de su guitarra: 


"Siempre he pensado que nada es mejor que viajar a caballo, pues el camino se compone de infinitas llegadas. Se llega a un árbol, a un cruce, a una flor, a la sombra de la nube sobre la arena del camino; se llega al arroyo, al tope de la sierra, a la piedra extraña.


Pareciera que el camino va inventando sorpresas para goce del alma del viajero".


Matsuo Basho fue un errante monje zen del Japón quien llevó hasta la cumbre el humilde Haiku.


En su diario de viaje a las Sendas de Oku escribió:


 "Los meses y los días son viajeros de la eternidad. El año que se va y el que viene también son viajeros.


Para aquellos que dejan flotar sus vidas a bordo de los barcos o envejecen conduciendo caballos, todos los días son viaje, y la casa misma es viaje.


Entre los antiguos, muchos murieron en plena ruta sin llegar a ninguna parte. A mí mismo, desde hace mucho, como jirón de nube arrastrado por el viento, me turbaron pensamientos de vagabundeo.


Todo lo que veía me invitaba al viaje; tan poseído estaba por los dioses que no podía dominar mis pensamientos. Los espíritus del camino me hacían señas, y no podía fijar mi mente ni ocuparme de nada."


Bienaventurados aquellos a quienes los espíritus del camino les hacen señas, y todo lo que ven les invita al viaje.


Felices quienes sus caminos se componen de infinitas llegadas, dichosos los que todos sus días y actividades son el viaje, y benditos sean quienes no tienen la más remota idea de hacia adónde se dirigen.


Jbv

viernes, 21 de agosto de 2020

Ver el estado germinal

 




Ver el germen de las cosas aún invisibles es lo que hace creer a la gente que la práctica y el cultivo del Tao es magia. 


Resolver los asuntos cuando se hallan en estado germinal, o incluso antes, parece ser el arte más eficaz, pero que no siempre redunda en fama, honores y "éxito". 


Por eso se dice que el sabio taoísta pasa inadvertido, "viste un vulgar ropaje pero lleva piedras preciosas en su regazo". Que prefiere arrancar un pequeñito brote verde delicadamente con los dedos a tener que hachar un gran árbol; que nunca enfrenta cosas grandes porque se ocupa de pequeñeces.


Según cuenta una vieja historia, un noble de la antigua China preguntó una vez a su médico, que pertenecía a una familia de sanadores, cuál de ellos era el mejor en el arte de curar.


El médico, cuya reputación era tal que su nombre llegó a convertirse en sinónimo de “ciencia médica” en China, respondió: 


“Mi hermano mayor puede ver el espíritu de la enfermedad y eliminarlo antes de que cobre forma, de manera que su reputación no alcanza más allá de la puerta de su casa.


“El segundo de mis hermanos cura la enfermedad cuando ya es extremadamente grave, así que su nombre es conocido más allá del vecindario.


“En cuanto a mí, perforo venas, receto pociones y hago masajes de piel, de manera que, de vez en cuando, mi nombre llega a los palacios y a los oídos de los nobles”.


miércoles, 19 de agosto de 2020

Lecciones médicas del Tao Te Ching. Capítulo 46



"Cuando miras con Tao a los dolientes que acuden a tu puerta, ves desequilibrios. Así, todo tu conocimiento e intuición se orientan a mostrar el camino de retorno hacia una vida simple, natural y auténtica. De este modo, los desequilibrios desaparecen y la armonía abraza a la persona devolviéndole su bienestar y su libertad.


Si miras a los pacientes sin Tao, ya no ves desequilibrio sino que este se te presenta como enfermedad, como algo ajeno y malvado que ataca a una persona pasiva. Entonces, todos tus dones, capacidad y virtud se ponen al servicio de complicados métodos y estrategias de combate, de conflicto y persecución de síntomas.


Si la persona no sabe detenerse, siempre ocurrirá el desequilibrio. Y desde su visión sin Tao será llamado "enfermedad".


No existe mayor mal que no saber cuándo es suficiente.


Si quien porta la sabiduría médica no le hace ver que no hay enfermedad que lo ataca, sino un desequilibrio que se produce en su medio interno, vivirá en permanente guerra defensiva contra agentes que no puede dominar. No hay sabiduría médica en él, vivirá  cazando síntomas como quien busca atrapar moscas, que están ahora aquí, ahora allá.


Mejor volver a la armonía de una vida simple y natural, sabiendo cuándo basta."


Jbv


sábado, 15 de agosto de 2020

Apuntes de sachasofía: "El llamado de los peces"

 




Un relato wichí ilustra el grado de fusión con las fuerzas naturales del río y el monte que tiene su gente. Dice así: 


"A la mañana, los dueños del agua sacaron sus varas y el agua volvió a correr. Caminaron un trecho largo, luego praron a descansar. Plantaron las varas y el agua se detuvo. Cada uno hizo un fuego y volvió al agua en busca de pescado. Como ellos eran los dueños del pescado, sólo tenían que meter las manos en el agua para que los pescados se acerquen a dejarse recojer."


Este breve relato que conocí estos días me hizo recordar algo que un tío me contó y que me dejó profundamente impresionado. Su historia muestra cómo la memoria ancestral aún galopa en la sangre de los hijos de la tierra.


En su momento había escrito esta anécdota como sigue a continuación. Hoy descubro que el mito wichí y el cuento de mi tío son una misma historia, y que aún no ha terminado.


Memoria ancestral

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Me cuentan ayer de un niño. Su raza era india, no sabemos de qué pueblo ni región. Tal vez el suelo de sus abuelos fue guaraní, q'om, mataco, wichí.


Había sido adoptado con mucho amor por una familia tigrense de origen gringo, un apellido alemán u holandés quizás.


A los seis o siete años, una salida de pesca con el padre a las orillas del río Luján. Otros niños pescaban también. Un día sin pique que frustró a todos los chicos menos al gurí que no paraba de sacar un bagrecito tras otro. Algún sabalito además.


Todos se sorprendían y se preguntaban cómo era posible. Padres y niños empezaron a preguntar cada vez con más insistencia y curiosidad.


El gurí estaba realmente aturdido por las preguntas. Visiblemente incómodo ante lo que era obvio, respondió: "pero cómo, ¿ustedes no los llaman a los peces?"


Jbv