lunes, 25 de abril de 2022

Caminar

 



Abraham escuchó a su conciencia que le hablaba, dejó su tierra natal y la casa de su padre e inició su peregrinaje milenario.


Atahualpa sintió el llamado del camino y entonces tomó al canto del viento como baqueano que lo guiara rumbo a la tierra y sus hermanos. Y así abrazó la sachasofía como bandera.


El viejo maestro Orejas de Ciruelo obedeció un dictado y se encaminó a su extinción definitiva en el oeste.


El bigotudo germánico padre de Zaratustra redactó todos sus martillazos mientras caminaba por bosques, lagos y altas cumbres.


En el andar senderos externos hay un misterio alquímico inexpresable e intransmisible, paradójico, necesario e innecesario a la vez. Las arduas senditas interiores son finalmente las que conducen al centro.


“En lo mucho que he rodao

Por cerros, pampas y montes,

Me han conversao los caminos 

con sus profundas razones.


Consejos tienen las sendas,

Verdades los callejones,

Cuánto más largo el camino

Más hondas son sus lecciones.”


No confiar demasiado en ningún pensamiento que me asalte mientras estoy recostado en el confort es una regla que me obsequiaron estas almas errabundas.

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