lunes, 25 de abril de 2022

Sin mucho que decir

 



Despertarse con el sol, 

Tomar el mate ceremonial,

Realizar las tareas del día si las hay, recibir a los dolientes que acuden a mi puerta,

Y al caer la tarde retirarme a descansar.


Comer fresco y más crudo en verano,

Caliente y pulsudo en los inviernos.

Tomar las hierbas adecuadas estacionalmente. 

Beber el tecito santo que abre el corazón y señala el camino correcto.

Así se fortalece el cuerpo y se alinea la salud y el soplo vital con el discurrir de las épocas del año.


Practicar el ocio sagrado, andar mucho de la mano de la divina inoperancia, estudiar con hondura viejos textos, consultar como si fueran los padres a las ocho fuerzas primordiales de la mutación.


No es muy vistoso ni épico seguir el Camino, ni muy complicado tampoco.

Las cosas obvias son hoy consideradas como excentricidades, y pocos los que se interesan por los senderos ordinarios.


Mientras el mundo se pierde en novedades y los hombres siguen cursos confusos y embrollados,

El río me sigue dando lecciones,

El juncal silbando melodías,

Los cerros manifestando su quietud,

La selva conservando sus misterios,

Y la llanura aconsejando ser siempre anchuroso y abierto.


No tengo mucho que decir la verdad,

Pero creo en lo poco que se me  dicta para que diga.

.

.

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario